Así ha sido a vida del espada desde septiembre pasado. Estuvo cerca de retirarse, pero se dio cuenta de que puede seguir adelante en su carrera
6 de marzo de 2020/Partiendo Plaza – Adiel Armando Bolio
Tuvimos la fortuna de platicar con el ejemplar matador de toros aquicalidense Arturo Macías, sinónimo de pundonor, actitud y vocación torera.
Antes que nada ¿cómo estás? y respondió: “Estoy bien anímicamente, tranquilo y feliz de volver a ejercer mi profesión. Ha sido un invierno duro que me marcó, ha hecho un antes y después en mi persona, en mi toreo, ha habido crudeza, dolores y sigo acusando las consecuencias de la cornada de Madrid. No tengo movilidad en el pie derecho, pero si he logrado estirar más los dedos. Me he ido acostumbrando a ello y estoy agradecido con Dios por encontrarme con el aparato ortopédico pues con él puedo torear”.
Cómo lidiaste la incertidumbre de no saber cuándo reaparecer y que cuando lo hiciste no hubo suerte y en una corrida de carnaval sales en hombros.
“Así es la vida. Uno tratar de fluir en la vida, de hacer lo que a uno le gusta y para mí es el toreo. Todo viene de Madrid en septiembre. Traía una campaña en 2019 buenísima, con salidas en hombros en todas mis corridas. Fui a Madrid a ‘pecho abierto’ y un toro me arrancó los nervios de la pierna y me dejó cojo. De ahí todo se ha tornado en incertidumbre. Es una lesión no común en los toreros, me partió el peroné y me arrancó el nervio peroneo, que es la ramificación del nervio ciático. Se tomó la decisión de reaparecer en diciembre, cancelé una docena de corridas, pero fue imposible torear, acoplarme al aparato, empezar a entrenar, con los toros en el campo fue duro. Fue difícil desde aprender a caminar, pero ha sido bonito volver a agarrar el capote, empezar desde cero. Luego se llega a la México, mi lote no funciona, tuve una reaparición digna, fue una apuesta de hombre, pero por mí no podía hacer más y estoy orgulloso de haber pasado por ese peaje que no era sencillo, aunque haya sido sin triunfo, con mucha dignidad”.
Macías se queda un mes parado, enfocado en su rehabilitación y viene lo de Autlán: “Fue una corrida que no olvidaré por la forma y el momento en el que se da, me dejó libertad, liberé mi corazón, mis sentimientos, pues en el invierno ya había decidido quitarme de los toros y antes de dar la noticia no podía dormir, llevaba varios días andando por la casa y no paraba de llorar, no sabía que iba a ser de mi vida y cuando tuve la opción del aparato ortopédico fue una luz en el camino y no podía perder más tiempo, me probé con un toro con 500 kilos para saber si era capaz o no. Fue un camino lleno de espinas, pero que podía hacer vereda”.
DATO
El triunfo en Autlán de la Grana nunca lo olvidará por la forma y el momento en el que se dio, pues le dejó libertad, liberó su corazón y sus sentimientos.