La formación de la ganadería potosina empezó a finales del siglo XIX con puro ganado sevillano de la afamada dehesa de Miura
8 de mayo de 2020/Adiel Armando Bolio
Santo Domingo es otra de las ganaderías nacionales que se puede considerar como base en la crianza del ganado gravo en nuestro país y por ello, a través de la narrativa del escritor don Agustín Linares García, en su obra sesentera, “Los Toros en España y México”, nos daremos cuenta de ello.
“En el año de 1885, los hermanos don Manuel y doña María Ygueravide, introdujeron ganado bravo en la finca de su propiedad llamada Espíritu Santo.
Se formó entonces la ganadería con vacas criollas y un semental español de Miura, de nombre ‘Chicorro’, berrendo en castaño y capirote, que trajo a México en aquella época el famoso matador de toros guipuzcoano don Luis Mazzantini.
En 1895, adquiere don Manuel cuatro vacas de la misma procedencia, alcanzando la ganadería un sólido prestigio en toda la República Mexicana por la bravura de los toros, que justificaron su buen pie de simiente.
Don Francisco del Hoyo, esposo de doña María, en 1916 importó seis vacas y otro semental del hierro miureño.
Los azares de la Revolución Mexicana de 1910 a 1919, motivaron en mayor o menor grado la decadencia de todas las fincas ganaderas. Renació entonces la tranquilidad y en 1926 don Manuel Labastida y Peña adquirió la totalidad del ganado de lidia de Espíritu Santo, pasándolo a la finca de Santo Domingo, propiedad de la familia desde tres generaciones atrás, y tomando a partir de entonces este nombre.
Se trajeron pues, en 1927, 50 vacas de la antigua ganadería de Cruces, formada con ganado criollo y un toro navarro de Otaolaurruchi.
Hubo una nueva cruza de 1929 a 1935, con cinco sementales de don Antonio Llaguno González, propietario de San Mateo. En 1940, con otro toro de Carlos Cuevas. Y en 1945, se agregaron 10 de Torrecilla, de don Julián Llaguno González. Todo el pie de simiente que posteriormente poseyó esta famosa ganadería procedió de lo de Torrecilla, pura sangre del Marqués de Saltillo, contando con más de 300 vacas de vientre.
Se encuentra enclavada la dehesa en el municipio de Santa María del Río, San Luis Potosí, estando a 1, 700 metros de altura sobre el nivel del mar.
Al llegar al casco de la casa se halla, en una gran planicie, la iglesia con su fachada de cantera blanca y líneas esbeltas, decorada en oro en el interior. Al suroeste queda el jardín lleno de árboles. En el lado sur hay una arquería de 80 metros de largo. Por la mitad del jardín se comunica a un patio privado frontero a la casa. En la parte sur de este patio está la puerta de entrada.
Había una escuela en la Hacienda, a la que asistían empleados, mozos y sus familias.
El tentadero tiene 31 metros de diámetro, cuatro burladeros, un palco a la derecha de toriles y, dos corrales, uno para el ganado que se va a tentar y, el otro, para el ya tentado. El palco, de cuatro gradas, tiene capacidad para 60 personas. Está situada la placitas en la cañada de un río a 100 metros de una gran presa.
Los 11 potreros destinados al ganado bravo, llevan los siguientes nombres: ‘Rancho Viejo’, ‘El Bayo’, ‘Peñas Altas’, ‘El Romeral’, ‘San José’, ‘La Visnaguilla’, ‘El Capulín’, ‘El Granizo’, ‘Milpillas’, ‘La Boquilla’ y ‘El Coyote’. Hay un potrero de reserva para los machos de un año y medio para arriba. La tienta se efectúa en los meses de noviembre y diciembre, en plaza, tentando las vacas a los dos años y medio, y los becerros al año y medio. La alimentación es a base de los pastos de la región”.
Recordamos que Santo Domingo lidió por vez primera vez en San Luis Potosí el 3 de marzo de 1927, con seis toros para Juan Silveti y el sevillano Manuel Blanco “Blanquito”. Luego se presentó en El Toreo de la Condesa el 25 de junio de 1944, con seis novillos para Francisco Rodríguez, Gabriel Soto y Pepe Luis Vázquez. Y su primera corrida de toros la envió el 19 de marzo de 1961 a la Monumental Plaza México para el rejoneador Gastón Santos y, a pie, los diestros Juan Silveti, el sudamericano José Zúñiga “Joselillo de Colombia”, Alfredo Leal, Jorge “Ranchero” Aguilar, quien cortó un rabo para llevarse el trofeo “Oreja de Oro”, y Jaime Rangel.
En 1963, el 31 de marzo, en la famosa tarde de los berrendos de Santo Domingo, en El Toreo de Cuatro Caminos, el sevillano Paco Camino le cortó dos orejas a “Gladiador” y las orejas y rabo al extraordinario “Traguito”.
La tarde del 31 de enero de 1965, en la Monumental Plaza México se lidiaron seis toros castaños, pinta preferida del ganadero y a Raúl García le correspondió “Comanche” que fue indultado.
Y continúa don Agustín: “En el cuadro de honor de la vacada figuran muchos toros que fueron inmortalizados como ‘Campasolo’, ‘Faisán’, ‘Marquesito’, ‘Africano’ y ‘Gladiador’, estos tres últimos lidiados en San Luis Potosí y a los que se les dio la vuelta al ruedo.
El 17 de mayo de 1953 se lidió una gran novillada en la Monumental Plaza México, sobresaliendo ‘Faisán’, que fue de bandera y al que le cortó una oreja el debutante en este ruedo Antonio del Olivar.
El extinto ganadero don Manuel Labastida y Peña llegó a ser un gran aficionado práctico, habiendo matado toros en su finca para deleite personal”.
Con motivo de su fallecimiento el 26 de enero de 1961, heredó la ganadería a sus tres hijos Manuel, Javier y Emma Labastida Ygueravide, quienes formaron tres lotes en 1969 y se separaron, siendo don Javier quien conservó el nombre de Santo Domingo. Agregó en 1971 un semental de Garfias, en 1972 uno de San Miguel de Mimiahuápam y en 1976 otro de Garfias.
Don Javier falleció el 21 de enero de 1999 en San Luis Potosí y dejó la ganadería en manos de sus sucesores, de los cuales don Javier Labastida Salcedo fue quien se hizo cargo de la vacada.
DATO
En 1926 don Manuel Labastida y Peña adquirió la totalidad del ganado bravo de Espíritu Santo, pasando la dehesa a la finca de Santo Domingo