21 de junio de 2020/Luis Ramón Carazo
Al mediodía del 21 de junio de 1970, ante un lleno rotundo se celebró en el Estadio Azteca la final de la novena edición de la Copa Mundial que inició el 31 de mayo, un total de 16 selecciones contendieron para llegar a esa cita. Al final, Brasil venció a Italia 4 a 1 con un público mexicano volcado a favor de los sudamericanos encabezados por un genio del fútbol, Pelé.
Hace 50 años del partido y como si fuera ayer, recordé que el mismo día por la tarde en La México se presentó una corrida de toros con un mano a mano entre dos grandes toreros, Manolo Martínez y Curro Rivera con toros de Torrecilla y Garfias.
Los nombres de los astados entre otros fueron (como se acostumbra en México) fueron dedicados al suceso por los ganaderos; entre otros Brasileño, Italiano, Campeón y Goleador.
Manolo Martínez acabó por lidiar 4 astados porque el cuarto, de nombre Italiano le pegó una cornada al torero capitalino y en el quinto, Brasileño Manolo como reconocimiento a la faena, dio la vuelta al ruedo.
Comento que como se acostumbra en México porqué aclaro que en España la nomenclatura es con relación a la madre del toro esto es, si la madre se llama Pardita, su hijo se le llamaría Pardito.
En nuestro país es distinto, el ganadero el ganadero define cual será el nombre del astado y por ejemplo es muy sabido que Don Alberto Baillères construye una frase con los nombres, cuando se lidia una corrida de sus distintas ganaderías en México.
Ya en la Gloria, en La México por muchos años fue Don Luis Corona quién fuera autoridad en diferentes posiciones a quiénes le encargaban les asignará el nombre y su habilidad era grande, para fijarse en detalles que permitirían denominarlos.
Regresando a la efeméride, es patente que, hace cincuenta años los toros y el fútbol iban de la mano, de ahí la costumbre de los partidos a mediodía que permitían el traslado de los aficionados del estadio a la plaza y además como en los Juegos Olímpicos de 1968, el toreo no dejo de hermanarse con un gran acontecimiento deportivo.
Desde luego por la tarde en la plaza, abundaron los gritos oportunos celebrando que Brasil, al ser campeón por tercera vez, se había convertido en propietario del trofeo Jules Rimet, como se había estipulado por la FIFA.
Tiempos idos que extrañamos con nostalgia al estar a punto de arrancar la Liga MX sin asistencia del público y tener la interrogante de cuando se pudiera y bajo cuales condiciones pudieran celebrarse los festejos taurinos y algunas localidades como Tijuana ya se apuntan para alzar la mano para con cumpliendo con las reglas sanitarias, ponerlo en marcha.
Por lo que ha implicado por ejemplo la cancelación de La Feria de San Marcos que se estima representa alrededor de 8 millones de asistentes en sus tres y pico de semanas que se celebra y con un impacto económico para el estado de alrededor de 500 millones de dólares y de los cuales 50 pudieran ser efecto de las corridas de toros.
Nos percatamos de la importancia que tienen no solamente desde el punto de vista cultural y lo que están padeciendo los profesionales sin poder ejercerlo, sino lo que significan para miles de personas que participando de diferentes maneras y que ahora no pueden hacerlo.
El recuerdo pues lo lleva a uno irremediablemente al presente, en el que deseamos pronto se encuentre el camino que permita -conviviendo con la pandemia- que se ejercite y celebrarlo como parte del vivir como sucedía en 1970 y los años posteriores. Que así sea.