Miguel Reta, ganadero y pastor de toros, echará de menos los festejos este año pero asegura que el sector tratará de resurgir para los próximos Sanfermines
11 de julio de 2020/Delia Echávarri / Javier Bergasa
«Es un gran palo pero resurgiremos», dice Miguel Reta, que en su doble faceta taurina trabaja como ganadero de reses bravas desde hace 26 años y como pastor de toros durante las fiestas de San Fermín. Ha vivido desde muy pequeño esta gran afición: «Mi abuelo era tratante de ganado y mi madre es muy taurina –asegura–. Es un sentimiento que llevo dentro desde muy crío». Este año no ha podido guiar a los bureles hasta el coso y no oculta su preocupación por la suspensión de los Sanfermines. «Es una situación muy rara para todos y sobre todo para nosotros los taurinos», resalta.
Este año los pastores no han podido salir a las calles de Pamplona durante el encierro, han faltado la emoción, los sustos, las buenas carreras y todo lo que un gran aficionado puede vivir en las mañanas de julio. «Otros años estaría con unos nervios y una alegría inmensa», admite Miguel. Reconoce también las sensaciones que le recorren el cuerpo estos días. «Para mí, como ganadero y pastor, que mi ciudad sea el centro de la fiesta en España durante los Sanfermines, y que además pueda participar en ello, es lo más importante de todo el año», subraya. Reta sostiene que San Fermín tiene algo especial, «no solo es fiesta y multitud, detrás hay un sentimiento y una labor social para muchos».
Este año la fiesta no ha estallado, pero la emoción y el sentimiento tampoco han decaído. «Algún día haremos una comida para reunirnos todos nosotros», subraya Reta. Reconoce que, cuando esta crisis pase, espera un buen recibimiento por parte de los aficionados a la fiesta, «el año que viene volveremos con más ganas y más fuerzas».
Asegura que el gremio de los pastores siente una gran añoranza y un vacío en el cuerpo. «Algo tan sencillo, y que ahora es tan inalcanzable», reitera. Además, apunta que el mundo taurino es un espectáculo popular, libre, anárquico y tradicional y, «como con todo, es algo que tienes que vivirlo a flor de piel».
Valor Económico
El mundo del toro está asociado a la multitud y a la fiesta, y estar tan unido a ello en esta época acarrea graves consecuencias económicas. «Los toros en Pamplona tienen mucho arraigo, no solo sentimental sino también económico», reconoce Reta. Los pastores de reses bravas advierten que se trata de un mal presagio para el futuro pero también para presente. Para Reta no es que haya perdido el trabajo de la temporada sino que también, en el sector de las reses bravas, no volverán a tener beneficios hasta el próximo mes de marzo. «En nuestro caso dejamos de tener ingresos en el mes de octubre de 2019. Hay que aguantar, nuestra actividad es estacional, y venimos desde el verano pasado sin ejercer como pastores», señala.
En la temporada del 2019 en Navarra se celebraron un total de 1.591 espectáculos taurinos populares, que al no celebrarse generan una pérdida directa en los ganaderos de entre 4 y 6 millones de euros. «No tenemos ingresos pero sí tenemos los gastos de siempre», subraya. Con las cancelaciones de los Sanfermines y otros festejos en los pueblos, las previsiones dejan un panorama de desolación e incertidumbre.
Sin embargo Reta asegura sentirse con más fuerzas y energías para continuar el año que viene. «El toro tiene mucha fuerza en Pamplona y los pamploneses lo viven con gran emoción», admite. «Para nosotros el toro es el animal que más queremos y esperamos continuar muy pronto con nuestra actividad», añade.