Ocho con Ocho – Don Carlos Orozco

12 de enero de 2021/Luis Ramón Carazo

La amistad es una de las relaciones más agradables en la vida.

El término proviene del latín amicus que probablemente se derivó de amore (amor). Un verdadero amigo es aquel que se adhiere a veces más estrechamente que un hermano, es constante en su lealtad y amistad, acude en ayuda de su compañero angustiado y lo aconseja con fidelidad.

La amistad significa entendimiento, afecto, comprensión, empatía. Los amigos disfrutan de la compañía mutua y se muestran leales (los verdaderos) unos con otros. Se dice que un amigo es aquel que no está solo cuando las cosas van bien, sino también en momentos de dificultad.

Los Tres Mosqueteros y D’Artagñan pudieron ser un ejemplo de amistades entrañables.

Con frecuencia en la amistad aparecen signos como el agrado de compartir una o más actividades, ideas, gustos o experiencias, lo que implica el interés por pasar tiempos juntos.

Uno de los más entrañables colaboradores del licenciado Alberto Baillères lo fue Don Carlos Orozco Ibarra, varias veces se lo dijo públicamente en la nomenclatura de sus encierros. Por ejemplo, el domingo 8 de julio de 2007 en Ciudad Juárez, Chihuahua se lidió un encierro de Begoña propiedad de él.

Como homenaje a Don Carlos, Don Alberto bautizó a sus toros: Corazón Grande, Compañero, Mil Batallas, Siempre Leal, Fiel Amigo y Charlie Boy, alusivos a 50 años de amistad, triunfos y momentos complejos.

De esa manera, en la que fue una corrida triunfal de los toros y de los toreros, Fernando Ochoa, Arturo Macías y José Antonio Adame, el licenciado Baillères, le comunicó, a través de los nombres de los toros lidiados esa tarde, a su amigo el sentimiento que los unió por muchos años.

Tiempo después, en la plaza de toros de León el 12 de diciembre de 2014, se celebró la corrida de toros tradicional en honor a la Guadalupana, el encierro que se lidió fue de San Martín, una de las ganaderías de la Casa Baillères como lo son también San Miguel de Mimiahuápam, Begoña, Santa Teresa y en España, Zalduendo.

El día de la corrida referida de León asistió en su representación Juan Pablo Baillères, quién desde niño ha encontrado en los toros una actividad que le apasiona.

Don Alberto en la corrida lidiada en fecha tan especial, decidió hacer un reconocimiento más a su colaborador y amigo de tantas batallas y lo hizo bautizando a los toros con nombres alusivos a la añeja relación que pasó por varias décadas de compañía y de lealtad en actividades profesionales y personales.

Con los nombres de los siete astados lidiados (por uno que sustituyó al tercero) construyó un pensamiento sobre la amistad, una de las relaciones más entrañables en la vida: Charlie Boy; Mister Orozco; Colega Non; Fiel Mosquetero; Entrañable Amigo; Por todos querido; Baleño Admirable y Gran Compañero (que se quedó sin lidiar).

Muchas veces Don Alberto le comunicó públicamente a Don Carlos su sentimiento de muchos años de trato continuado, de enfrascarse en resolver los galimatías del corto, mediano y largo plazos en todos los rubros en los que invierte Don Alberto, incluyendo por supuesto el taurino.

Los actuantes del cartel fueron El Fandi, El Payo y Juan Pablo Sánchez.

En los cartelillos que anunciaron la nomenclatura con dedicatoria, se resumieron más de 50 años de trabajo en armonía, en el que la nostalgia y la alegría se reunieron en unas cuantas (pero muy simbólicas) palabras de reconocimiento.

Confianza y sinceridad, al hablar como naturalmente se piensa y se es, tratando de convencer al otro y aceptarlo tal como es, interesarse por el bienestar del otro, en sus problemas y éxitos, a eso sonó el conjunto de los nombres asignados a los toros de San Martín.

En estos días en que Don Carlos fue requerido en la Gloria, lo recordamos con nostalgia y cariño; se adelantó en el paseíllo eterno un hombre leal, generoso quién seguramente llegó en hombros de los ángeles al infinito. A su familia y muchos amigos, un abrazo entrañable, nos deja un recuerdo imborrable.

 

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