Gran actuación de Ventura con los «adolfos» y pese al palco en Ávila

El rejoneador Diego Ventura protagonizó este sábado en Ávila una actuación antológica con los toros de Adolfo Martín. Cortó una oreja al igual que Fernandes y Leonardo.

5 de junio de 2021/Suertematador.com

Ventura volvió a demostrar por enésima vez en Ávila porqué es el actual número uno del rejoneo. Es indiscutible porque no hay plaza ni encaste que se le resiste, incluso uno tan peculiar como son los «albaserradas» que, pese a la vitola de «torista» que tanto les caracteriza, no es tipo de toro más adecuado para el toreo a caballo.

Sin embargo, hoy en Ávila puso a todo el mundo de acuerdo con un sexteto que, sobre todo, tuvo emoción, casta y duración. Y sin los «adolfos» convencieron, qué decir de la actuación del hispanoluso, que bien pudo haber paseado cuatro orejas de no ser por su fallo con el rejón de muerte en su primero y por la cicatería presidencial en el quinto, que dejó en singular el premio de una faena colosal.

El inicio sobre «Joselito» y «Velázquez» a ese quinto toro fue de altura, dejándoselo venir de lejos primero y cosiendo la embestida del bravo «adolfo» después para meterse ya de primeras en el bolsillo a unos tendidos que acabaron totalmente rendidos con la actuación del jinete sobre «Bronce».

Qué manera de torear sobre ese caballo, valiente, sincero, clavando de poder a poder y quebrando en otras ocasiones en un palmo de terreno. El acabose fue cuando le quitó la cabezada y colocó un palo de manera sublime. La plaza era un polvorín. Con «Guadiana» llegaron los adornos un par de cortas a dos manos sensacional.

Pinchó en el primer encuentro, y eso debió ser a lo que se agarró el presidente para no concederle la segunda oreja. Incomprensible. Las dos vueltas al ruedo que tuvo que dar Ventura fueron proporcionales a la bronca que se llevó el usía, que quiso copar un protagonismo inmerecido.

Si esta faena fue de antología, lo que había hecho Ventura al segundo no le fue a la zaga ante otro toro de tremenda emoción de Adolfo, al que recibió en la puerta de chiqueros sobre Guadalquivir.

Con Nazarí llegaron los mejores pasajes, y es que menudo es este caballo, qué temple y qué torería para torear de costado, y qué valor para quebrar y llegar al astado en banderillas. No bajó el diapasón con «Lío», con el que citó de lejos en unos momentos también vibrantes, como el final sobre «Guadiana», con el que clavó cortas al violín. Aquí perdió las orejas en la suerte suprema.

Rui Fernandes estuvo correcto con los dos de su lote, teniendo que esforzarse más con su primero, que salió barbeando tablas y con el que tuvo que emplearse en una faena premiada con una oreja tras un certero rejón de muerte.

Con el cuarto, sin embargo, hubo más altibajos, recurriendo el portugués a los efectos especiales para calentar una labor en la que no estuvo a la altura del buen toro que tuvo enfrente. Fue ovacionado tras faltarle mayor contundencia con los aceros definitivos.

Leonardo rayó a un gran nivel frente al manso tercero, con el que tuvo que hacerlo todo él para armar una faena muy meritoria y en la que hubo momentos de nota alta sobre «Enamorado» y «Xarope». El mal uso del rejón de muerte le privó del premio, que sí logró del sexto por otra labor en la que demostró ser también uno de los grandes del rejoneo actual.

Los mejores pasajes los firmó sobre «Calimocho» y, especialmente, con «Xarope», con el que protagonizó un final de faena de alto voltaje, «violines» incluidos.

FICHA DEL FESTEJO

Ávila, sábado 5 de junio de 2021. Lleno de ‘No hay billetes’ sobre el aforo permitido.

Toros de Adolfo Martín, que lidiaba por primera vez en su historia una corrida de rejones, de desiguales cuajos, hechuras y arboladuras, y de interesante comportamiento. Aunque algunos les costara seguir las cabalgaduras, sin embargo, tuvieron celo y raza para interesar al aficionado. Los que más desentonaron fueron primero y, sobre todo, tercero.

Rui Fernandes, oreja y ovación.

Diego Ventura, gran ovación y oreja con fuerte petición de la segunda, dos vueltas al ruedo y bronca al palco.

Leonardo Hernández, ovación y oreja.

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