Fallece el maestro Ángel Teruel, torero de toreros

Ángel Teruel fue un maestro en toda regla. En Madrid se vistió de luces en treinta y tres ocasiones, para cortar un total de dieciocho orejas y salir cuatro veces a hombros por la Puerta Grande. Ha fallecido tras un fallo cardíaco a los 71 años de edad.

17 de diciembre de 2021/Javier Fernández-Caballero

El maestro Ángel Teruel ha fallecido en Madrid a los 71 años de edad este viernes, 17 de diciembre, según ha confirmado su propio hijo, el torero Ángel Teruel, a nuestra redacción. El toreo pierde así a uno de sus referentes por concepto y por las enseñanzas que dejó. Un figurón de la Fiesta en toda regla que, de 1967 a 1984, dejó su esencia impregnada no sólo en la plaza de Madrid, que fue su pilar, sino en las grandes Ferias.

Ingresó hace unos días en el Hospital de Cáceres por una anemia que se le complicó con una insuficiencia respiratoria: aguantó con el corazón muy débil, pero finalmente, a las 8:30 de la mañana de este viernes, éste ha dejado de latir. Y con él, ha dejado huérfana a una generación de aficionados que nació y creció en los años 70 y 80 con su incomparable forma de ejecutar el arte de la tauromaquia.

Los adjetivos que definen a la personalidad de Ángel Teruel eran, sobre todo, la elegancia, el porte y la esencia castiza de Madrid. Destacaba en banderillas, un tercio que ejecutaba con mucha verticalidad, con mucha soltura, marcando muy bien los tiempos y cuidando siempre la escena. Y así era su toreo de capote y sobre todo de muleta. Ejecutaba un toreo vertical, en el que no forzaba la figura y todo lo que realizaba era muy aséptico, con la muleta siempre adelante y soltando el engaño siempre detrás de la cadera. Un toreo seco, elegante, con su punto chulesco, pero siempre torero.

Ángel Teruel, 71 años de una vida dedicada al toro

Placa en Las Ventas en homenaje a Ángel Teruel.

Ángel Teruel vio la luz en este mundo en Madrid el 20 de febrero de 1950. Torero pulcro y atildado donde los haya habido, poseedor de una fría naturalidad delante de los toros que le permitió exhibir su elegancia y empaque con el capote y su temple, seguridad y hondura con la muleta, no desdeñó nunca el enfrentamiento con los toros procedentes de las ganaderías más ásperas y encastadas y llegó a convertirse -a pesar de su irregular trayectoria profesional- en una de las figuras del toreo más relevantes de su época.

Nacido en la popular barriada castiza de Embajadores, desde su temprana niñez sintió una acusada vocación taurina que le impulsó, en plena adolescencia, a tomar parte en esas «Corridas de la Oportunidad» que, en la década de los años sesenta, se celebraban periódicamente en el pequeño coso madrileño de Vista Alegre, con la intención de favorecer el despegue de los jóvenes aspirantes a matadores de toros. Ángel Teruel, junto a otros nombres señeros del toreo español de finales del siglo XX.

Cuatro Puertas Grandes de Ángel Teruel en Madrid y 18 orejas en esta plaza

Alternativa de Ángel Teruel.

Tras una brillante trayectoria, y a pesar de que sólo contaba treinta y cuatro años de edad, llevaba ya diecisiete (es decir, la mitad de su vida) como matador de toros y había comenzado a evidenciar cierta peligrosa apatía que, unas veces, era consecuencia de los duros castigos del toro recibidos durante su etapa de plenitud, y en otras ocasiones era, por contra, la causa de estos percances.

Supo, en cualquier caso, retirarse a tiempo, por lo que dejó un grato recuerdo en la afición más ortodoxa y, de forma muy señalada, en Madrid, donde a lo largo de su carrera profesional se vistió de luces en treinta y tres ocasiones, para cortar un total de dieciocho orejas y salir cuatro veces a hombros por la Puerta Grande.

Desde nuestra redacción mandamos nuestro más sincero pésame a familiares y amigos del maestro.

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