14 de mayo de 2022/David Jaramillo/Fotos: Emilio Méndez
Las buenas actuaciones de Sergio Galán y Leonardo se quedaron sin premio por culpa del rejón de muerte, más allá de que ambos jinetes supieron volver a su favor las pocas prestaciones de una corrida escasa de emoción. Juan Manuel Munera, errático en su primer ejemplar, no pudo enderezar la tarde con el manso sexto.
Seis toros de Fermín Bohórquez se lidiaban este sábado en Las Ventas para la primera cita de rejones del ciclo isidril. A las 19:00 horas hacían el paseíllo Sergio Galán, Leonardo Hernández y Juan Manuel Munera.
Silenciado Sergio Galán entre el chaparrón del primer toro
Se fue Sergio Galán a la puerta de chiqueros con Alcotán para recibir al primero, un toro que salió con muchos pies y protagonizó un vibrante inicio persiguiendo la templada cabalgadura del conquense, que se dejó llegar los pitones muy cerca de la grupa, para luego dejar un rejón en todo lo alto. Más aplomado el toro, pero siempre fijo, esperó las batidas de Sergio con Capote, con el que jugó con las querencias para clavar siempre arriba. Siempre supo templar en galopes de costado con mucha transmisión, y las cortas las clavó en los medios a la primera. Mató de rejón de muerte tras pinchazo hondo. Requirió de un descabello y fue silenciado tras un chaparrón que cayó durante el toro.
El palco niega el premio a la buena faena de Leonardo al segundo
Manseó de salida el achatado segundo, que se dolió ante el castigo que Leonardo impuso sobre Giraldillo. Supo ver al toro pronto el jinete, que con Calimocho lo enceló en un larguísimo galope de costado, rematado con una hermosina justo en la puerta de chiqueros. Siempre a favor de la tablas, Leonardo atacó de frente para bato en el último instante y clavar dos palos con precisión arriba. Con el toro ya metido en faena, llegó el momento de Sol, caballo con el que se metió en los terrenos del toro, con esa expresión desafiante, citando de tercio a tercio, siempre de frente, tanto en los palos individuales, como en un gran par a dos manos. Dos cortas al violín con el espectacular Xarope pusieron la plaza a su favor. Sin embargo, el toro llegó muy aplomado al rejón definitivo y no le ayudó nada al jinete, que pinchó antes de dejar un acero contrario. Quizá por eso el presidente no accedió a la fuerte petición de oreja y el premio se quedó en una ovación.
Opaca actuación de Juan Manuel Munera ante el distraído tercero
Se distrajo pronto el tercero, por mucho que Juan Manuel Munera se fuera a esperarlo a portagayola sobre Ginebra. Ni siquiera el rejón de castigo despertó el escaso celo del toro y pronto se fue a por Panamá, un precioso caballo morcillo con el que Munera no se encontró cómodo y falló en los tres intentos de clavar que ejecutó. Fue con Arrebato con el que finalmente lo consiguió, al tercer intento. A partir de ahí, más centrado el jinete, quiso levantar su actuación alegrando las entradas con balanceos, ante un toro que, sin mucho recorrido, esperaba las batidas y metía la cara con nobleza en el embroque, para perder el interés inmediatamente después. Subió la temperatura con las cortas a lomos de Misterio, pero volvió a fallar con el acero en repetidas ocasiones, firmando una actuación opaca que fue valorada con silencio tras el aviso.
Brillante faena de Galán al cuarto que emborrona con el rejón de muerte
Apenas 4 años cumplidos tenía el potro Noche de Sergio Galán, con el que recibió al cuarto, un toro largo que mostró movilidad en su salida, pero que remataba arriba y tuvo tendencia a los tableros en cuanto perdía el objeto. Sin embargo, le sentó bien el rejón de castigo, porque el toro se centró en el conquense y en un brillante Bribón, el llamado a ocupar el vacío que han dejado en su cuadra Ojeda y Embroque, por el valor con el que se dejó llegar al toro, la vibrante expresión a la hora de entrar en las suertes y el lugar en que que deja al jinete para clavar. La faena ganó enteros por los cercanos terrenos en los que se jugó, que luego supo adornar Sergio con Bambino. Clavó las cortas en un palmo de terreno dejando todo servido para los máximos trofeos, pero el rejón de muerte entró al tercer intento y se quedó todo en una ovación tras petición.
Leonardo pierde el premio del quinto y Xarope sale herido
A por todas salió Leonardo ante el quinto, un toro que tuvo más emoción en sus embestidas, la que supo aprovechar el jinete con Enamorado, un caballo tan espectacular en su expresión como clásico en sus ejecuciones, con el que llegó muy cerca para clavar siempre arriba y luego coser templadas carreras de costado con los pitones a la barriga del caballo. Pero fue con Eco con el que llegó el cenit de su faena, atacando de fentre, con el toro en los medios y clavar haciendo la tira con precisión, y adornando las salidas con estrechas piruetas, las mismas con las que preparó la entrada a un brillante par a dos manos muy en corto. La pena fue que, cuando había clavado con maestría una corta al violín, el toro se quedó debajo del vientre y hundió el pitón derecho en los hijares del buen tordo, llevándose una cornada. El percance y un pinchazo con Despacito enfriaron la faena que llevaba camino de premio seguro.
Munera no consiguió girar la tarde a su favor con el manso sexto
Munera brindó la faena del sexto al público, seguramente queriendo borrar el amargo sabor de si primera labor, pero se quedó sin rejón al primer intento de clavar en los lomos de un toro manso que buscó las tablas desde que pisó la arena. De hecho, al segundo rejón ya se quiso refugiar en la puerta de chiqueros. Usó esa querencia a tablas a su favor para clavar con acierto, aunque el toro no siguiera sus monturas, por eso tiro de Arrebato, el caballo que más valentía demostró para meterse en los terrenos del toro, llegando a arriesgar demasiado y jugarse la cornada. La cortas, con Misterio, las clavó prácticamente a toro parado, que tampoco ayudó para el rejón de muerte. Silencio.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas. Séptima de la Feria de San Isidro. Corrida de rejones. Tres cuartos de entrada.
Toros de Fermín Bohórquez, fijo y con clase un primero a menos; manso pero obediente el noble segundo; distraído y sin celo el tercero; de menos a más el cuarto, que agradeció la buena lidia de Galán; más emoción tuvieron las decididas embestidas del buen quinto; manso y aquerenciado el sexto.
Sergio Galán, silencio y ovación.
Leonardo Hernández, ovación y ovación.
Juan Manuel Munera, silencio tras aviso y silencio.