23 de junio de 2022/Pablo López Rioboo
Morante de la Puebla paseó una oreja del cuarto, otro apéndice del quinto se llevó Alejandro Talavante y David Galván se llevó uno del sexto y perdió otros dos en el tercero.
Morante de la Puebla, Alejandro Talavante y David Galván trenzaban el paseíllo, este jueves 23 de junio, con una corrida de El Torero en la primera de la Feria Real de Algeciras. A las siete y media arrancaba el paseíllo.
La templada porfía de Morante dejan en palmas su faena al primero
Le faltó clase y raza al primero de la tarde para irse tras los vuelos de la muleta del sevillano. Un toro que pese a tener nobleza acusó las querencias. El cigarrero apostó por torearlo con las palmas, sin exigirle, todo a media altura, pero el toro tendía a soltar la cara. Muy torero fue su inicio, siempre toreando a favor del animal pese a que este se sentía más cómodo en la media distancia. No le exigió Morante al de El Torero, fruto de ello vinieron muletazos de fino trazo cuando consiguió que no tocara la muleta. Compuso bien la figura a media altura en un trasteo de detalles. A zurdas dibujó naturales sueltos en los que se encajó con el animal. Volvió a derechas, más en el tercio le robaría media docena de muletazos jugando con las alturas y las distancias. Toreo con la cintuta y las yemas pese a que el animal nunca rompió hacia adelante. Tras pasaportar al astado escuchó palmas del respetable, una afición que arropó en todo Momento a un torero que trenzaba el paseíllo tras la pérdida de su padre.
Talavante saluda una ovación con el manso pero humillador a zurdas segundo
De más a menos fue la condición del mansito segundo, un aninal de Lola Domecq que tuvo nobleza y cierta profundidad a zurdas pero al que le faltó mayor transmisión. Un animal al que Talavante toreó pagado al tendido 3 para así que el viento no le molestase. A zurdas se sintió más en un trasteo desigual. Toreó con las muñecas ante un toro que se abría por el izquierdo. A derechas tendía a sosear e ir con la carita a media altura. Al igual que en el lidiado en primer lugar este tendió a desentenderse cuando salía del muletazo. Faena intermitente que no pudo lucir más por la condición del astado. Tras pasaportar al toro se le pidió la oreja, saludando finalmente desde el tercio.
Galván pierde con los aceros un triunfo incontestable ante el bravo tercero
Con temple y compás fue el saludo a la verónica de Galván al tercero, un toro de El Torero que quiso colocar la cara en los templados lances de recibo. Un toro que pese a salirse suelto de los capotes lo hacía con buen aire cuando se le pulseaba. Tuvo mayor codicia y trasmisión este tercero al que Galván supo torear con ritmo y templanza tras comezar por alto su labor. Derechazos largos y profundos en los que animal siempre la quiso tomar por abajo. Un toro al que cuanto más le apretabas más se ralentizaba. A zurdas con el astado ya más atemperado realizó un toreo en el que la caricia fue la base de su labor. Siempre citando de frente y buscando llevarse al bravo animal tras la cadera. Galván estaba disfrutando ante un toro de gran nobleza, prontitud y entrega, astado que pese a todas esas virtudes acabó rajadito, pinchando Galván -tras una inoportuna petición de indulto- una faena de triunfo grande. La espada fue nuevamente su talón de Aquiles. Justa ovación para ‘Adulzado’ en el arrastre. La ovación con la que valoraron su labor fue premio menor para un torero que había entregado el alma toreando.
Oreja a la porfía y la capacidad de Morante ante el cambiante cuarto
Morante consiguió meter en la muleta al cambiante y mansurrón cuarto, un astado con el que dejó destellos sueltos a la verónica y al que a base de colocación, temple y cabeza consiguió cuajar por momentos. Un toro que tendía a no ir metido en la muleta si no se le sometía por abajo, fruto de ello vino una colada que por escasos centímetros no se llevó al sevillano por delante. Optó Morante por dejársela siempre puesta y que fuera el toro el que deciera. Se la jugó en varias ocasiones ante un animal que por condición siempre tendió a querer rajarse. Muy dispuesto José Antonio, el cual dibujó muletazos a cámara lenta por ambos pitones. Acertó en apretarle cuando iba ya enganchado, saliendo el animal humillado de los belfos de la muleta. Tuvo virtudes el toro, pero muchas de ellas fueron sacadas por un Morante que apostó por un animal que para nada era fácil de entender. Zapatillas asentadas, mentón en el pecho y vuelos, muchos vuelos para aprovechar esa embestida muchas veces por fuera del de El Torero. El Animal se sentía más cómodo en la media distancia aunque muchas veces hizo cosas de – poder- estar reparado de la vista. Un toro complejo al que Morante consiguió extraerle esa clase que tenía cuando lo llevabas enganchado y lo desenmuñecadas al final del muletazo. Pese a algún que otro enganchón la faena no bajó enteros. Tras pinchazo y estocada paseó una oreja de gran peso.
Talavante pasea la oreja del noble y templado quinto
Tuvo nobleza y cierto temple el castaño que hizo quinto, un animal al que Talavante toreó de forma aseada pero a la que le faltó fibra. Le está costando al extremeño conectar con los tendidos en su vuelta a los ruedos. Esta fue una faena bien estructurada, acertada a la hora de elegir terrenos y alturas, técnicamente anduvo perfecto, pero a su labor le faltó principalmente alma y mayor ajuste. El de El Torero tuvo nobleza y bondad, pero pecó de sosería. Toro y torero parecieron calentarse en un finalnde faena que llegó con mayor rapidez arriba. Aún así Talavante dejó patente que poco a poco se va sintiendo más cómodo delante de la cara del toro, es cuestión de tiempo que recupere esa chispa que tuvo en ese recordado 2018. Tras dejar una buena estocada cortó una oreja. Palmas al toro en el arrastre.
La espada deja en una oreja una intensa faena de Galván al sexto
Anduvo fresco de mente Galván en su faena al sexto, un manso animal de El Torero que tuvo emoción en las telas. Lo saludó por verónicas en un recibo capotero muy jaleado por la parroquia. El animal iba y venía sin celo en una lidia en la que no mostró entrega alguna. Acertó el torero de los Barrios en dejársela siempre en la cara y no dejarlo pensar. Hubo muletazos largos y templados, otros más atropellados y con menor temple, pero sin duda a todos les puso el alma, no quería irse de vacío. A base de porfía y buena colocación consiguió que el animal se quedara en los medios. Tiene gran valor y sentido del temple este torero, el cual no se movió ni un ápice del sitio pese a que el animal no siempre fue metido en las telas. El final de faena con el toro ya muy apagado tuvo calado en el tendido, Galván anduvo en torero en medios muletazos con sabor. Pese a no tener la rotundidad de su primera labor; tampoco la condición del toro era la misma, dejó patente que pasa un momento de gran madurez. Pero de nuevo la espada volvió a ser su talón de Aquiles, un bajonazo y varios pinchazos cambiaron la puerta grande por una oreja.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Palomas, Algeciras, Cádiz. Primera de la Feria Real. Corrida de toros. Más de media entrada.
Toros de El Torero. Correctos de presentación y desigual juego. De escasa codicia el noble pero desrazado primero; de humilladora embestida a zurdas el mansito que hizo segundo; de gran movilidad humilladora , fijeza y prontitud el bravo y enclasado tercero; con aristas y embestidas desiguales el complejo y humillador cuarto;
Morante de la Puebla, palmas y oreja.
Alejandro Talavante, ovación con saludos y oreja.
David Galván, ovación con saludos tras aviso y oreja.