Fue en la segunda corrida de los sanfermines, al primer toro de su lote y la histórica imagen la capturó el artista de la lente Aurelio Rodero Reca
8 de julio de 2022/Adiel Armando Bolio
El 8 de julio de 1915, durante la segunda corrida de la afamada Feria de San Fermín, en Pamplona (Navarra), España, se dio un acontecimiento que marcó un momento relevante en la historia del toreo mundial y cuyo protagonista fue el célebre diestro mexicano, el “Califa de León” Rodolfo Gaona, cuando al toro llamado “Cigarrito”, primero de su lote, de la dehesa de Concha y Sierra, le clavó un segundo gran par de banderillas, por el que dio hasta tres vueltas al ruedo y, que, perpetuó, gracias a su oportuna destreza con la lente de su cámara fotográfica, el artista Aurelio Rodero Reca.
Ahora se están cumpliendo 107 años de aquella emocionante y plástica imagen en tarde en la que Gaona alternó con el vizcaíno Serafín Vigiola del Torco “Torquito” y el sevillano José Gómez “Joselito”, pero reza la historia, a través de la narración que hace de ello, don Lauro Treviño, en su obra “Rodolfo Gaona, Gloria Nacional”, que, ese año de 1915, fue en la carrera del llamado “Indio Grande” muy duro y de mucha pelea pues a pesar de sus indiscutibles actuaciones en cosos españoles, el público empezaba a hostilizarlo, pero, a pesar de ello, don Rodolfo nunca se amilanó gracias a su férreo carácter, dando “pelea” a sus alternantes y se las ganaba todas en una clara competencia desigual, según se cuenta.
Es por ello que, las empresas en muchas de sus plazas integraban sus carteles sin la comparecencia de Gaona y, por ello, en ese 1915, sólo llegó a torear 35 corridas, minimizándolo, en tanto que el andaluz José Gómez “Gallito” llegaba a 102 en su haber.
Pero vino el mes de julio de dicha temporada, concretamente el día 8, en plena Feria de Pamplona, cuando don Rodolfo Gaona hizo acto de presencia en ese ruedo y de ello dieron cuenta, en su momento, de manera coincidente, el 9 de julio de 1915, el “Eco de Pamplona”, el Heraldo de Madrid y “El Imparcial” de Madrid:
“Era un toro de tamaño mediano y de pinta cárdeno oscuro, con la cabeza pequeña, igual que la encornadura. No era uno de los toros calificados de ‘respeto’, pero tenía todas las características del toro de casta, por lo que se presumía fuese de bravura y boyantía notables. Hizo el toro una pelea bravía en la suerte de varas, aceptando hasta cinco puyazos, algunos muy mal colocados por el llamado picador ‘Chanito’.
En los quites, Gaona tuvo lucimiento y predominancia sobre sus alternantes, ejecutando verónicas y gaoneras, adornándose en los remates y en uno de ellos poniendo la montera sobre el testuz del astado, llevándola pausadamente a la frente y deslizándola hasta el hocico. Entonces, los clarines y los timbales cambiaron el tercio para pasar a las banderillas.
El toro, a pesar del castigo en varas, conservaba sus condiciones propicias. Gaona, excelso con los garapullos, no quiso desaprovecharlos y pidió los rehiletes. El público entró en expectación como presintiendo que algo extraordinario presenciaría. No fue así en el primer par, pero lo esperado sucedió en el segundo. El toro estaba en el tercio, sitio apropiado para banderillear, especialmente para hacer el cambio. Gaona hizo el cite, pero el astado acudió de modo que el diestro no juzgó conveniente y se frustró el par al cambio. Después, hubo aquel modo especial en que el artista leonés tenía para andarle a los toros. Así llegó hasta la jurisdicción de ‘Cigarrito’ y allí fue la reunión, muy ceñida, aprovechando Rodolfo el lado izquierdo del toro, más dificultoso que el derecho.
La postura erguida, pisando sobre las puntas de los pies, esbelta, de correctísima línea al levantar los brazos y clavar los arponcillos en los rubios, formando un conjunto de inconmensurable belleza. Los palitroques quedaron enhiestos, juntos los arpones en el área de una sortija. Fue un par irreprochablemente igualado. Surgió la ovación, inmensa por lo unánime y prolongada. Gaona tuvo que hacer tres veces el recorrido a la circunferencia del redondel pamplonés. La ovación entusiasta se repitió luego de ser arrastrado ‘Cigarrito” y, no fue por la faena y la estocada, sino por el extraordinario par que, desde aquella memorable tarde fue llamado como el ‘Par de Pamplona’.
Es así como la ciudad lo tomaba como un galardón de su propiedad, lo quitaba a Gaona, por haber sido grandioso y único”.
De esta manera, quisimos traer a la palestra el CVII aniversario de ese gran par de banderillas ejecutado por don Rodolfo Gaona en los afamados sanfermines de Pamplona.
DATO
Gaona dio tres vueltas al ruedo y la ovación se repitió luego de ser arrastrado “Cigarrito” y, no fue por la faena y la estocada, sino por el extraordinario par.