Se recuerda con cariño a Mariano Ramos a 10 años de su fallecimiento 

No ha surgido otro diestro que se le acerque a la recia personalidad y presencia de que gozó en todos los ruedos del Orbe Taurino 

5 de octubre de 2022/Adiel Armando Bolio 

Fue un 5 de octubre de 2012 cuando la Fiesta de los Toros se cimbró con la noticia de que, en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” de la Ciudad de México, había fallecido uno de los toreros con mayor oficio, técnica, poder, arte, valor y variedad para hacer el toreo a la mexicana, además de ser reconocido charro, dominador de todas las suertes, nos referimos al maestro Mariano Ramos. 

Son ya 10 años sin el torero de la Magdalena Mixhuca y, hasta ahora, no ha surgido otro que se le acerque a la recia personalidad y presencia de que gozó en todos los ruedos del Orbe Taurino. Se extraña de verdad toda la maestría que desplegaba tanto en las plazas de toros como en los tentaderos. 

Mariano Ramos Narváez nació en la Ciudad de México el 26 de octubre de 1953. Toreó por primera vez en público en el lienzo charro de La Viga de la Ciudad de México, aunque la primera ocasión que vistió de luces fue el 21 de febrero de 1970 en el coso “La Florecita” de Ciudad Satélite, en el Estado de México. 

Debutó en la Monumental Plaza México, como novillero, el 18 de julio de 1971, durante la sexta novillada del serial, logrando cortar una oreja a un ejemplar de la Viuda de Fernández. 

Esa Temporada de Verano, Mariano llegó a torear nueve tardes, obteniendo también en el trascurso de ellas, las dos orejas que ganó el 12 de septiembre, en la décima cuarta, una de “Leonés” y otra de “Chicuelo”, ambos de la divisa de Atenco. Luego, el 26 de septiembre, en la décima sexta, dos apéndices de “Flamenquillo” de El Romeral y, el 31 de octubre, en la vigésima primera novillada de la temporada, otras dos del novillo “Agricultor” de la dehesa de La Laguna, por lo que ganó el trofeo “Estoque de Plata”. 

Esa fenomenal campaña novilleril lo llevó a la alternativa el siguiente 20 de noviembre del mismo 1971, en el coso Monumental “Revolución” de Irapuato, Guanajuato, de manos de Manolo Martínez y ante la presencia del gaditano Francisco Rivera “Paquirri”, con el toro “Campanero” de Santacilia. 

El mismo año, pero el posterior 5 de diciembre, en la segunda corrida de la Temporada Grande 1971-1972, la confirmó en la Monumental Plaza México, llevando como padrino a Manolo Martínez y de testigo a Antonio Lomelín, con el toro “Antequerano” de Tequisquiapan. 

En 1974 se fue a España para torear 27 corridas, incluida su confirmación en el coso Monumental de Las Ventas de Madrid, el 18 de mayo, siendo apadrinado por el sevillano Curro Romero y atestiguando el andaluz Francisco Rivera “Paquirri”, con el toro llamado “Fusilillo”, de la dehesa de Baltasar Ibán. 

Tres fueron los rabos que se ganó Mariano en su paso por la Monumental Plaza México, uno de ellos simbólico por el indulto de un toro. Estos son sus máximos trofeos: 

El 6 de enero de 1974 indultó al toro “Abarrotero”, de José Julián Llaguno y, por ello, le otorgaron el rabo simbólico. 

El siguiente 9 de febrero de 1975 le “tumbó” el rabo a “Azucarero” de Tequisquiapan. 

Y el 20 de febrero de 1977 hizo lo propio con el ejemplar de nombre “Mil Amores”, de la divisa de Mariano Ramírez. 

Pero el triunfo que lo catapultó en la Monumental Plaza México, al estatus de figura del toreo fue aquella faena a “toma y daca” que le hizo, el 21 de marzo de 1982, al bravo y peligroso “Timbalero”, de Piedras Negras, por la que, inexplicablemente, sólo le otorgaron una oreja, cuando había petición de rabo, en tarde en que le dio la alternativa a Felipe González, con el toro “Tercia de Ases”, de la misma procedencia, ante la presencia del galo Christian Montcouquiol “Nimeño II”. 

Esa maestría y ese poderle a los toros, hizo que el afamado torero charro cuajara grandes faenas en todas las plazas del país, pero lo más importante es que nos enseñó como un hombre se superó a sí mismo para ser la figura que fue, gracias a su extensa sapiencia para formar su tauromaquia, misma en la que llegó a acumular más de mil corridas, siendo la fecha milenaria el 23 de julio de 1988 cuando en el antiguo coso de Torreón, Coahuila, lo lograra encerrándose con seis toros de varias ganaderías, como las de Castorena, La Guadalupana, La Concha, Valparaíso, Sergio Rojas y Javier Garfias. 

Cabe señalar que, durante su carrera profesional taurina, Mariano no sufrió ninguna cornada, sólo una fractura, un pisotón en un pie y cuatro puntazos sin importancia. 

Aunque oficialmente nunca se retiró de los ruedos, Mariano toreó con poca frecuencia durante los últimos años de su vida, siendo ingresado días antes de su deceso a un hospital privado de donde fue trasladado en estado de gravedad al Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” para fallecer el viernes 5 de octubre de 2012, a las 17:10 horas, por complicaciones renales y hepáticas derivadas de una hemorragia en el tubo digestivo alto. 

Vaya entonces este respetuoso recuerdo al cumplirse el X aniversario luctuoso de un gran torero, Mariano Ramos. 

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