Ni la autoridad de Perera, el valor de Leal y el temple de Lorenzo consiguen levantar la tarde en Las Ventas de Madrid

La tarde, a partir del esfuerzo de los toreros, nunca terminó de remontar, pues el juego de los toros, aunque tuvieron algunas cualidades, terminó por condicionar el lucimiento de la terna.

9 de octubre de 2022/David Jaramillo/Fotos: Emilio Méndez

Miguel Ángel Perera, Juan Leal y Álvaro Lorenzo hacían este domingo el paseíllo en la sexta de la Feria de Otoño de Madrid con más de tres cuartos de entrada en los tendidos. Se lidiaba un encierro de Fuente Ymbro yuno, el sexto de Puerto de San Lorenzo.

La autoridad de Perera somete al bravucón primero

Las reservas del bien hecho primero se hicieron evidentes durante los primeros tercios, tendiendo que meterlo, incluso, debajo del peto para poder picarlo y llegarle a la cara para banderillearlo, cosa que hizo de forma espectacular Javier Ambel en el tercer par, del que tuvo que desmonterarse para saludar una ovación. Sin embargo, la poderosa muleta baja de Miguel Ángel Perera obligó la toro a repetir en las dos primeras series, las que tuvieron ritmo y chispa por la bravuconería del toro, que se molestaba cuando le exigían y respondía con la cara suelta y algún hachazo por adentro en el embroque. Perera ni se inmutó y continuó sometiendo al toro que, una vez podido, volvió a su tendencia rerservona y no tuvo más remedio que embestir a regañadientes, gobernado por el mando del extremeño, que le robó muletazos de mérito por ambos pitones y sacó la muleta con temple a pesar de la poca clase del toro, que terminó entregando la cuchara buscando tablas tras una serie de apabullante poder. La espada cayó trasera y la ovación (tras aviso) con petición no se hizo esperar.

Ovacionado arrimón de Juan Leal con el segundo

El segundo, aunque tampoco rebosó en clase, es verdad que no soltó tanto la cara como el primero y tuvo mayor recorrido, permitiendo series ligadas. Las primeras de Juan Leal tuvieron ritmo, pero poco a poco se fueron diluyendo, cuando el toro precisó de una muleta con más autoridad, que tirara de él hasta el final. Fue entonces cuando el francés tiró de valor para arrimarse hasta meterse, prácticamente, ente los pitones del toro. Sin embargo, los muletazos finales, cerrando al toro por bajo, tuvieron torería e importancia. Mató al segundo intento y escuchó ovación tras aviso.

La templada elegancia de Lorenzo la natural, ovacionada en el tercero

La gran calidad en la embestida del tercero, sobre todo por el izquierdo, contrastó con ese constante deseo de abandonar la pelea para irse a las tablas. Condición que enseñó desde que salió de chiqueros y que Álvaro Lorenzo supo tapar bien, ya desde un encajado y torerísimo inicio por doblones ganando terreno hacia los medios. Allí, el toledano consiguió sujetar al toro con la elegancia y el temple de su muleta, que gobernó siempre las embestidas sin quebrantar ni obligar demasiado, prestó siempre a volver a enganchar la próxima arrancada con perfecta colocación y manejo de los terrenos. Varios naturales tuvieron profundidad y temple exquisitos, alguno de ellos ya cerca de los tableros. Lo cierto es que Lorenzo exprimió todo lo lo bueno que tuvo el de Fuente Ymbro, y fue la falta de transmisión del toro la que impidió que aquello tomará mayor vuelo. La espada defectuosa, tras el pinchazo, dejó el premio en una ovación.

Perera se estrella con la invalidez del cuarto, que debió ser devuelto

Tuvo que ser devuelto el descoordinado cuarto, al que Perera no pudo atacar nunca porque si le bajaba la mano, se caía irremediablemente. Por eso las constantes protestas del tendido cobraron más sentido a medida que se alargaba la faena, pues por mucho que Miguel Ángel intentaba aliviar al toro y llevarlo a su aire para intentar rascar alguna embestida de valor, cuando la conseguía aquello no trascendía al tendido. Lo despachó pronto y acabó con el despropósito del error presidencial.

Un estoico Leal esquiva las balas del quinto

Una ovación cerrada se llevó el picador Vicente González tras un soberbio tercio de varas al quinto, un toro que se empleó bien bajo el peto, pero que llegó a la muleta con la cara por las nubes y soltando tornillazos a diestra y siniestra. Leal volvió a demostrar su valor, planteándose con firmeza y esquivando las balas incólume, ante la imposibilidad de pegar un muletazo en condiciones.

Lorenzo se estrelló con la imposibilidad del descompuesto sexto

Ni el natural temple de Álvaro Lorenzo pudo reconducir las descompuestas embestidas del sexto, del Puerto de San Lorenzo, que siempre pasó rebrincado, a media altura y revolviéndose pronto. Además, llegó a echarse antes de la estocada. Con él sólo pudo brillar en banderillas Iván García, que puso la plaza en pie con un soberbio tercer par de banderillas.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de Toros de Las Ventas. Sexta de la Feria de Otoño. Corrida de toros. Más de tres cuartos de entrada en tarde soleada.

Toros de Fuente Ymbro y uno, el sexto de Puerto de San Lorenzo. Reservón y bravucón fue el bien hecho primero; Con recorrido, humillación y nobleza el segundo; la falta de celo del tercero condicionó la gran clase de su pitón izquierdo; inválido el cuarto; peleó bien en el caballo pero embistió con la cara alta y tirando cornadas el quinto; descompuesto el imposible sexto.

Miguel Ángel Perera (marfil y oro), ovación tras aviso y silencio.

Juan Leal (verde bandera y oro), ovación tras aviso y silencio.

Álvaro Lorenzo (gris plomo y oro), ovación y silencio.

 

 

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