Salvador Vega paseó una oreja del primero, dos del segundo se llevó Roca Rey y Pablo Aguado dejó interesantes detalles con la corrida de Torrealta.
22 de junio de 2023/Pablo López Rioboo/Foto: Eva Morales
Salvador Vega, Roca Rey y Pablo Aguado hacían el paseíllo, este 22 de junio, en la primera corrida de toros de la Feria Real de Algeciras, lidiando un encierro con el hierro de Torrealta.
Salvador Vega dibuja su personal toreo ante el noble pero sosito primero
Le cortó una oreja Salvador Vega al primero de la tarde, un animal de gran nobleza de Torrealta, pero al que le faltó humillar. Lo templó con el capote para dejar posteriormente una faena tan breve como bella. Se gustó a derechas en tres tandas donde imantó la embestida del burel en su pañosa. Todo lo hizo con ritmo y suavidad, pulseó cada embestida de un astado que tuvo franqueza y cierto ritmo. A zurdas también dejó muletazos cadenciosos pero a media altura ante un animal que pecó de sosería. Tras una buena estocada paseó la primera oreja de la tarde.
El mando de Roca Rey desoreja al noble y repetidor segundo bis
Le cortó las dos orejas Roca Rey al segundo de Torrealta, un astado que salió en sustitución de un titular que se dañó la mano derecha durante su lidia. Andrés aprovechó la nobleza del toro para dejar un templado toreo a la verónica, siempre perdiéndole un pasito y buscando que no hiciera hilo. El animal acometió con celo al caballo en un puyazo donde el astado empujó con clase. Uno de los momentos álgidos vino con los pares de un Antonio Chacón que volvió a dar una lección de como banderillear sin forzar la figura. Roca se puso rodilla en tierra para aprovechar las galoponas arrancadas de un toro con franqueza. Andrés sabía que no podía apretarle en exceso, de lo contrario perdía las manos. El de Torrealta sacó ese fondo que llevan dentro las ganaderías bravas para empujar tras la pañosa con buen ritmo. Bien es cierto que le faltó un punto de humillación, pero, sin embargo, todo lo hizo con entrega y nobleza. Roca le buscó las vueltas en un trasteo donde se le vio su versión más asentada. Acertó en alturas y distancias para canalizar en sus muñecas las embestidas del noble animal. Con la zurda también se gustó en naturales marcados por la templanza. Se le vio a gusto al peruano en un trasteo donde le fue puliendo los defectos a un animal que siempre quiso más que pudo. Cerró su labor en los terrenos del toro con un arrimón que caló enormemente en los tendidos. Tras una estocada algo tendida, paseó las dos orejas de un animal ovacionado en el arrastre.
La calidad de Aguado no es premiada tras una obra de puro pulso
Y Aguado sacó a pasear en Algeciras su primorosa mano izquierda, esa con la que acarició las embestidas de un noble pero flojo tercero de Torrealta. Un astado al que fue haciendo poco a poco un torero que no se dejó llevar por la embestida bronca que tuvo en sus inicios. Aguado le buscó poco a poco las vueltas a un ejemplar que siempre mostró mejor condición a zurdas. Aguantó miraditas y embestidas por dentro, lo fue haciendo, dándole siempre confianza a un ejemplar al que había que ir sobando para que rompiera. Y llegaron tres tandas al natural de cintura quebrada y muñecas rotas. Toreó siempre con las yemas, llevando al animal tras los vuelos. Se gustó y gustó en una faena para aficionados, de esas que se le escapa a una gran masa que incomprensiblemente no pidió la oreja con fuerza hasta que estaba arrastrado el toro. El final de faena tuvo esas gotitas de toreo en sepia que tanto gustan a aquellos amantes del buen toreo. Pero el palco no concedió la oreja tras una faena donde tapó siempre los defectos de un toro que pecó de cierta sosería. Labor seria, torera y muy decidida de un Aguado que siempre apostó por el animal.
La porfía de Vega, por encima del descastado y anodino cuarto
Cariñosa ovación le tributó la afición de Algeciras a Vega tras pasaportar el flojo y descastado cuarto, un castaño de anovillada presencia que embistió siempre con las manos. El de Torrealta se movió sin entrega en los primeros tercios hasta llegar a la faena de muleta, donde sus embestidas siempre fueron a la defensiva. Porfió Vega en una labor donde todo tuvo que ponerlo él. Disposición y entrega en un trasteo de gran inteligente donde jugó siempre con las alturas y las distancias. Buscó torear al animal con la muletita adelantada para así aprovechar el medio viaje del de Torrealta. Tras dos pinchazos y una estocada baja y desprendida sonó un aviso, saludando finalmente desde el tercio.
Roca Rey queda inédito con el complicado quinto
Ni una opción le dio el quinto de la tarde, un animal que salió como sobrero al correrse turno en el segundo de la tarde. Un animal que ya hizo cosas feas de salida, quedándose muy corto y embistiendo muy por dentro por ambos pitones. El toro hacía cosas raras, las cuales podían tener que ver con un problema de visión en la distancia corta. Lo dejó crudo en el caballo para ver si así el toro se desplazaba, pero llegó a la muleta sabiendo aquello que se dejaba atrás, no dejando ni siquiera ponerse a una Roca Rey que se jugó la voltereta en más de una ocasión. Se puso en el sitio para torearlo como si fuera bueno, pero el toro al llegar a la jurisdicción del torero perdía el objeto. Roca viendo la imposibilidad de poder hacer faena se fue a por la espada, cayéndole esta muy baja por las complicaciones que tuvo el Torrealta para entrar a matar. Se atascó con el descabello, escuchando una ovación tras sonar un aviso.
Aguado templa la cadenciosa embestida del sexto
El sexto de la tarde fue otro animal medido de fuerzas, un astado que siempre tuvo la intención de tomarla por abajo, pero su fortaleza no le dejaba. Aun así, Aguado quiso pulsearlo toreándolo de capote, siempre buscando pulsearlo con la capa. Se dejó pegar en el peto para llegar a la muleta evidenciando su buena condición. Pablo sabía que era otro toro para ir haciendo poco a poco, para acariciar cada embestida. Y así lo hizo. Sin apretarle lo templó en muletazos suaves y con el sello de la naturalidad. Pablo toreó siempre con las yemas, buscando seguir ese consejo del maestro Pepe Luis: “Cintura y muñecas”. Por el lado izquierdo también dejó brotar su personal toreo, ese en el que la armonía prevalece por encima de todo. Se gustó y volvió a gustar a una afición que esta vez sí entró rápidamente en su faena. Aguado quería que la oreja no se le fue del esportón, de ahí que acortara distancias en una parte final de gran inteligencia. Se volvió a estancar con los aceros, cambiando premio por una calurosa ovación tras sonar dos avisos.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Algeciras, Cádiz. Segunda de Feria. Corrida de toros. Menos de dos tercios de entrada
Toros de Torrealta, el segundo como bis.
Salvador Vega, oreja y silencio tras aviso.
Roca Rey, dos orejas y ovación tras aviso.
Pablo Aguado, ovación y ovación tras dos avisos.
INCIDENCIAS: Saludó en el segundo Antonio Chacón tras parearlo y Viruta en el quinto.