27 de junio de 2023/Texto y Fotos: Emilio Méndez
Burgos acogía la tercera de su Feria de San Pedro y San Pablo. Una tarde en la que Diego Urdiales, Alejandro Talavante y Juan Ortega se midieron a los de la ganadería de Antonio Bañuelos. El encierro resultó variado, de juego limitado y de escasa fuerza, teniendo que dosificar las faenas recurriendo al oficio y la torería para encontrar el lucimiento en faenas artesanales y muy laboriosas. El riojano Diego Urdiales no tuvo la tarde, los de su lote se lastimaron, viendo así como se esfumanban sus opciones de triunfo. Dejó pinceladas sin premio. Talavante trabajó en sus faenas, siendo muy inteligente con los de su lote, sobre todo con el quinto, un toro mermado al que su estocada bien le valió la oreja. Juan Ortega sacó a relucir la clase sevillana con la seda, para después dejar que el empaque y la torería cuajara su primera faena, puesto que con el sexto, el toro fue a menos y no puedo culminarla.
Abría la tarde Diego Urdiales con un toro de nombre «Zángano», un toro de Antonio Bañuelos al que saludó con algunas verónicas para después rematarlo con una media un tanto descompuesta. El animal entró en el tercio de varas muy mermado, había hundido uno de sus pitones en la arena y no logró recuperarse en los tercios posteriores. Se alcanzó la faena de muleta y las opciones para el riojano eran limitadas. Buscó las teclas, pero solo le quedó abreviar, así que lo pasaportó hundiéndose el acero con acierto.
Al segundo de la tarde, «Galope», entró en los vuelos de recibo de Alejandro Talavante, quien se estiró por verónicas con el astado, para después rematarlo con gusto y torería. El animal que iba dejando algunos matices, alcanzó el último tercio, no sin antes adentrarse en el quite por chicuelinas del extreneño. Además, quiso conectar con el público y brindó, para después continuar por estaturios, pasándolo por ambos pitones, manteniéndose anclado en la arena. El de Bañuelos era flojo pero muy noble, le costaba seguir al ritmo que se le imponía, pero Talavante a base de oficio lo acabó cuajando, dejando muletazos de mucho mérito. Culminó por manoletinas muy ceñidas y una estocada entera y en buen sitio.
Seguía el tercero de la tarde, «Avefrío», un astado al que saludó al ralentí Juan Ortega, con la clase sevillana que lo caracteriza. Dejó un ramillete de verónicas para después rematarlo muy toreramente, cerrando así su saludo capotero. En el tercio de varas, recibió un buen puyazo de manos de José Palomares, entregándose en el peto, empujando con fuerza. El diestro, en la faena de muleta, tiró del animal hasta sacarlo a los medios, alejándonos de las tablas, para seguir cuajándolo con una faena en la que hubo muletazos de empaque y torería por ambos pitones. Llegaron los últimos compases y terminó doblándose con su oponente, a base de temple y clase. La espada entró al segundo intento, dejando un estoconazo que bien le valió la oreja.
Marcaba el ecuador del festejo «Londinese» en las manos del riojano Diego Urdiales. El toro salió con clase y calidad, permitiendo la expresión y dejando que el diestro dibujará hasta ocho verónicas templadas y muy toreras que culminó con su correspondiente remate. El de Bañuelos se entregó empujando con fuerza en los petos. Sin embargo, una vez que Urdiales se dobló con el astado, que acabó perdiendo las manos, lastimándose. Ya no volvió a ser el mismo toro, arrastró su falta de fuerza, permitiendo que el riojano dejara pinceladas de su entrega y disposición. No pudo redondear la faena ni culminarna en la suerte suprema, ya que falló con los aceros.
Talavante saludó por verónicas al segundo de su lote, un toro de Bañuelos que dejó ver buenas condiciones y maneras, a lo que el extremeño respondió llevándolo con gusto. Sin embargo, una desafortunada vuelta de campana marcó las condiciones del animal. Aún así, Talavante resolvió las circunstancias con inteligencia, mimando las embestidas, tirando del animal con suavidad hasta cuajar una faena de muletazos aislados con profundidad. Cerró su actuación en Burgos con una estocada en buen sitio y muy efectiva.
Cerraba la tarde un toro de nombre «Precioso» al que Juan Ortega saludó por verónicas de gusto. El animal dejó buenas maneras en su salida, pero después de ser picado, en la faena de muleta se fue viniendo a menos. Hubo muletazos de mucha torería y temple, mientras poco a poco el sevillano se iba haciendo con el de Bañuelos, que cada vez afeaba más su embestida, entrando a base de arreones, derrotando. Al final, Ortega le acabó perdiendo las distancias, sin poder redondear una faena que el toro le puso cuesta arriba. En la suerte suprema falló con la espada, logrando hundirla al segundo intento. A pesar de la petición, esta no caló y todo quedó en una ovación.
Ficha: Burgos. Con más de tres cuartos de entrada. Toros de Antonio Bañuelos para Diego Urdiales, silencio y palmas; Alejandro Talavante, oreja y oreja; Juan Ortega, oreja y ovación. Incidencias: Al concluir el paseíllo, el ganadero Antonio Bañuelos recibió, de manos de la Alcaldesa de Burgos, un reconocimiento por su trayectoria y todo lo que significa para Burgos.