Francisco de Manuel corta una oreja en una tarde áspera en la que Álvaro Lorenzo encontró la armonía en la corrida de la Virgen de la Paloma en Madrid

15 de agosto de 2023/Patricia Prudencio Muñoz//Foto: Luis Sánchez Olmedo

La Plaza de toros de Las Ventas acogió una corrida de toros con motivo de la festividad de la Virgen de la Paloma. En el cartel se anunciaban los diestros Álvaro Lorenzo, Amor Rodríguez y Francisco de Manuel, que se midieron a los de Fuente Ymbro. Los astados dejaron pocas y nulas opciones, con un juego mínimo que no permitió la expresión de los diestros. Destacó el segundo por encima del resto, siendo el lote de Álvaro Lorenzo, a pesar de la escasez del cuarto, el mejor del festejo. Ambos se desplazaron, aunque muy por encima estuvo el primero de su lote, noble, embistiendo hasta el final, fijo, humillando y con obediencia. En la tarde confirmaba alternativa Amor Rodríguez, sin embargo, aquel toro sería devuelto y saldría otro de Alcurrucén, con el que tampoco pudo hacer gran cosa. Algo parecido ocurrió con el quinto, carente de contenido. Álvaro Lorenzo pudo haber alcanzado el triunfo de una buena faena ante un gran segundo y una buena estocada, pero el presidente no dejó ver el pañuelo blanco. Cerraba la tarde Francisco de Manuel que no tuvo opciones con el tercero y aunque el sexto se planteaba tremendamente complicado, planteó una faena de poder a poder, con el que se mostró firme y determinante, arrancándole una oreja en una faena que rubricó con una buena estocada.

Abría la tarde Amor Rodríguez con un toro al que tardó, pero acabó metiendo en el percal, llevándolo con suavidad, recetándole un saludo de verónicas con el que lo enceló. El animal entró obediente, metiendo bien la cara, pero ajustando la fuerza. Finalmente, tras alcanzar el tercio de banderillas, el toro fue devuelto a corrales. En su lugar salió «Navajerito» de la ganadería de Alcurrucén, al que Amor saludó, aunque no sin que antes se emplazara en los medios. El animal no quiso saber nada del capote, por lo que se pasó el tercio sin que Amor pudiera hacer algo con el. Transcurrieron los tercios de varas y banderillas, alcanzando la ceremonia de confirmación, de manos de Álvaro Lorenzo y Francisco de Manuel. Inició la faena con un tanteo por ambos pitones bajo los terrenos del siete, obligándolo por abajo, por lo que el animal perdió las manos. Continuó sobre el pitón derecho, pero no respondía en la larga distancia, por lo que tuvo que aproximarse para citarlo y meterlo en el trazo. Abrió el compás y, colocando después de cada pase, logró aquella continuidad intermitente en el tercio. Cambió al natural, pero sin que terminará de bajar la cara ni se entregará, lo pasaba con el paso atrás y la franela en el sitio. Uno a uno despertó algún que otro «olé» entre el respetable, pero eran más las ganas de Amor que lo que tuviera para rascar el de Alcurrucén. Le metió la mano al segundo intento, pasaportándolo en el golpe de cruceta.

Álvaro Lorenzo saludó al segundo de la tarde, muy despacio, sujetándolo, intentándolo para poder completar el recibo de capote. Se completó la ceremonia de confirmación y Álvaro, tras brindar en los medios. En aquellos terrenos decidió iniciar el último tercio, donde lo citó en la larga distancia, pasándolo sin probaturas, tocándolo abajo y ligando. Tuvo sabor y una buena respuesta del animal, con movilidad y condiciones. Siguió con la mano derecha, echando el paso adelante, mostrándole la muleta delantera, acortando las distancias, evitando que se parase. Asentándose con la muleta adelante, cosiendo las embestidas ante la nobleza y ritmo del de Fuente Ymbro, que parecía un carretón. Lo pasó a cámara lenta, con suavidad, con un toro que seguía los engaños, humillando, sin un extraño, dejándose llevar por ambos pitones. Al natural, en la distancia corta, sólo tuvo que mostrársela y ligar. Retomó el pitón derecho, cruzándose hasta dejarle la franela a la altura del pitón, sacando a relucir la cadencia con un toreo depurado y lento, que paró el tiempo en los tendido de Madrid. Culminó  su faena, la cual rubricó con una estocada con la que el animal dobló.

Al primero del lote de Francisco de Manuel le faltó continuidad, viniéndose abajo muy rápido en el saludo capotero. Lo ligó brevemente, ganándole terreno en una brega que intentó seguir estirándose por verónicas. Sonó el cambio de tercio y el diestro lo pasó en largo, levantándole la mano, dándole sitio, midiendo para que no acusara su escasa fuerza. Decidió continuar sobre el pitón derecho, dejándosela puesta, echándosela abajo, pero sin lograr evitar que se quedara a medias y le soltara la cara en mitad del recorrido, buscando el cuerpo. No pudo adelantarle la mano en exceso. Cambió al natural, pero el astado no completaba un pase, en todos se quedaba a medias. Lo aguantó en el sitio, tratando de encontrar la continuidad, pero el de Fuente Ymbro no puso de su parte. Desde el tendido se le pedía que abreviara y cambiara la ayuda por la espada. Dejó una muy buena estocada.

Álvaro Lorenzo y «Pijotero» marcaban el ecuador del festejo con un saludo bregado en el que lo desplazó y llevó. En la faena de muleta lo tanteó por abajo, pegado a tablas, genuflexo, pasándolo por ambos pitones 31mientras le ganaba terreno y lo sacaba del tercio. Lo siguió moviendo, hasta llevárselo a los terrenos de «sombra», allí con el toreo al natural empezó el toreo. Muy despacio lo citó delantero fijándolo con poder y dominio, llevándolo de uno en uno siempre atacando. Continuó con la mano derecha, encontrando a un toro que se desplazaba y llegaba hasta el final, que metía la cara y que obedecía al diestro. Le dio tiempo y sitio antes de retomar las series, en las cuales pudo asentarse, adelantando la mano y alargar la embestida hasta el final, echándoselo a la cadera. Había que estar muy en el sitio y tocarlo en el morrillo, cruzándose para que pasara. Volvió a cambiar de mano, al natural, con un toque firme y fijador en el que lo pasó natural a natural, cruzándose y reestructurarando, para después dejar pases largos y de calidad. Se le fue parando, era el momento de ejecutar la suerte suprema, pero alargó un poco más.

Amor Rodríguez dejó un saludo breve ante el quinto de la tarde, con el que no se pudo estirar. En el tercio de banderillas, Raúl Mateos se trastabilló y fue prendido, siendo herido por asta de toro y trasladado a la enfermería. Amor dejó la montera en la enfermería e inició la faena. Después, fue directo a por el animal, para pasarlo por ambos pitones, despacio, por abajo, templando y exigiendo hacia adelante. Después continuó sobre el pitón derecho, pero no terminaba de encontrar la armonía. El animal se defendía en cada embestida, arremetiendo con violencia. Siguió por derecho, pero tocaba contra la tela, sin entrega. Trató de abrir algo más el compás y mostrarle los extremos de la franela, robándole las embestidas y limpiando el muletazo. Aguantó y pasó, sabiendo que se le venía directo al pecho, defendiéndose a su paso. Mató con algún que otro intento de por medio.

Cerraban la tarde Francisco de Manuel y «Heráldico», con el que tampoco pudo llegar a estirarse y el que se llegó a meter por dentro con el pitón izquierdo. Se alcanzó el último tercio y Francisco, sin probaturas, empezó a llevarlo con la mano derecha, envolviéndolo a su alrededor, muy despacio. Sin embargo, volvía a faltar la armonía en las embestidas, soltando la cara, áspero a su paso. Al natural, lo mostró el diestro, que se cruzó y ofreció el engaño delantero, para arrastrarlo detrás de la tela y ligar. Exigió, en una faena de poder a poder, en la que el diestro encontró la ligazón sobre el pitón izquierdo, dejándosela puesta y tirando. Más suavidad empleó al recuperar el piton derecho, pitón por el que fue bastante más incierto e irregular, pero que acabó llevando. No tardaría en volver al toreo al natural, sin evitar que lo sorprendiera en alguna que otra ocasión, teniendo que tocarlo y marcar la embestida. Había sacado faena a aquel sexto, con el que se asentó y dejó un derroche de calidad y torería. Dejó una muy

Ficha del festejo:

Madrid. Con un cuarto de entrada. Toros de Fuente Ymbro, astado de más a menos entre los que destacó el segundo de la tarde, noble y de gran condición.  Álvaro Lorenzo, vuelta al ruedo y ovación; Amor Rodríguez, ovación y silencio tras aviso; Francisco de Manuel, silencio  y oreja.

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