Tristán Barroso corta la única oreja de la tarde en Madrid

7 de abril de 2024/Texto y foto: Patricia Prudencio Muñoz

Las Ventas acogía la primera novillada de la temporada en la plaza. Daniel Medina, Fabio Jiménez y Tristán Barroso, en una tarde de presentaciones, se midieron a los de Toros de Brazuelas y María Cascón (5°Bis). Los animales marcaron la tarde, no les sobraba la fuerza, condicionando las faenas de los novilleros, facilitándoles un juego variado. Tuvieron que dosificar y mimar las embestidas para conseguir faenas de contenido, pero con muchas limitaciones, pues rápidamente perdían las manos. A pesar de ello, los de Brazuelas, el 2°, 3° y 4° fueron aplaudidos en el arrastre. Hubo pinceladas, pero un mal uso de las espadas, empañando así el esfuerzo y las faenas realizadas. Gustaron Medina y Barroso, mientras que Jiménez no encontró el acople con su primero y no tuvo opciones con su segundo, un sobrero que más que novillo parecía un toro, pero sin condiciones. Tristán cortó la única oreja de la tarde tras una faena rotunda en el sexto.

El primer toro de la tarde no llegó a salir al ruedo cuando se volvió a meter a corrales. Tras aquellos momentos de incertidumbre salió y entró en el capote de Daniel Medina, que lo lanceó llevándolo muy metido en la tela, ganándole terreno y sacándolo. Inició la tarde con un ligero trasteo, intentando que no se acentuaran aquellas condiciones que le impidieron al animal en los tercios anteriores. Ya en los medios le llevó a media altura, con pases airosos en los que el de Brazuelas iba como podía más que como quisiera. Lo llevó por el izquierdo, levantando la mano sin poder hacer faena. No tuvo más opción que hacer una faena liviana y matarlo, de más hizo con lo poco que tenía.

Fabio Jiménez frenó, bregó y llevó con lucimiento y ritmo al primero de su lote. En la muleta, genuflexo, lo fue probando por ambos pitones, pero sin terminar de templarlo. El animal soltaba la cara arriba en sus salidas, tenía movilidad y buen ritmo, pero había que sosegarlo. Por el derecho se asentó con el animal, bajándole la mano, dejándole la tela puesta y tirando de el. Al natural fue algo más irregular, abriéndolo quizá en exceso. No tardó en recuperar el pitón derecho, toreándolo más asentado, en tandas más pulcras, pero sin terminar de convencer. Apuró un poco más las distancias y volvió al natural, dándole mayor longitud al muletazo, pero sin encontrar el acople.

Salió al ruedo «Marquesa» un toro de Brazuelas al que Tristán trató de meter en el capote, pues salió suelto y no le interesaba demasiado la tela, pero pudo vestir el saludo a base de verónicas. Inició la faena anclado en los medios, con un pase cambiado por la espalda, para después frenarlo en seco, manteniendo fijo y volver a pasárselo por la espada. Continuó con un toreo asentado, lento y puro con el que cautivó en los tendidos. El novillo, que estaba más que justo de fuerza y que en más de una ocasión cayó al albero, obligó a Tristán a cambiar la dinámica y buscar otros terrenos. Lo buscó, citó y llevó siempre en el sitio, midiendo y dosificando con mucha certeza la faena. Se lo envolvió alrededor de su cintura, con un toreo en redondo y cadencioso que pudo ligar hasta que el de Brazuelas se lo permitió, con despaciosidad. Sin alargar, fue a por la espada y lo pasaportó entre las diferencias del público.

Daniel Medina metió en su capote por verónicas al segundo de su lote. Brindó desde los medios para después recibirlo cerca de las tablas en la franela. Lo pasó por ambos pitones, tocándolo con firmeza al tiempo que le iba ganando terreno para sacarlo. Sin embargo, el novillo siguió con la misma dinámica de los anteriores, le faltaba fuerza y había que mimarlo para que no perdiera las manos. Siguió por el derecho, en los medios, citando y deslizando con suavidad y cadencia, muy sentado con el. La siguiente tanda se vio marcada por la larga distancia, con la que después aprovechó la inercia para ligarlo. Tuvo que llevarlo paralelo a las tablas, siempre hacia el. La faena se convirtió en un tira y afloja por sacarlo de tablas.

Fabio Jiménez se encontró con un quinto suelto al que le costó saludar, no logró ligar el recibo. Tras las protestas el presidente sacó el pañuelo verde. En su lugar salió el primer sobrero, un novillo, que era prácticamente un toro, de María Cascón. Jiménez lo pudo bregar, pero le costó encelarlo. Acusado de poca fuerza el de Cascón, Jiménez trató de iniciar una faena en la que el animal se caía. Mientras tanto, en los tendidos se extendían las protestas. El novillero lo pasó como pudo, levantándole la mano para que le aguantara, llevándole entre algodones. Lo mostró por ambos pitones, intentando sacar lo imposible. Falló con los aceros.

Se fue decidido Tristán Barroso a la puerta de chiqueros para recibir con una chicuelina al segundo de su lote. Con misma rotundidad que recibió al animal en el capote, lo hizo en la muleta, a pies juntos en el tercio, pasándolo por ambos pitones. Se fue, prácticamente, a los medios para citarlo en la larga distancia y aprovechar la inercia para envolvérselo, bajándole la mano y ligando en una tanda que parecía no tener fin. Arrebatado repitió la tanda, poniendo de acuerdo a los tendidos, pues le dio emoción y ritmo, aprovechando la movilidad del sexto. Gustando y gustándose desarrolló su faena, repleta de cadencia y despaciosidad. Poco a poco le fue acortando las distancias, pero acabó prendiéndolo, incluso parecía que le había herido en el gemelo. Le mostraba la tela, adelantándosela al hocico y tirar de la embestida, tratando de llevarlo, tirando de el hacia dentro. Al natural le perdió pasos y le robó los pases con torería. Sin el estoque, le mostró la muleta por la espalda y lo fue pasando por manoletinas para cerrar. Le colocó en suerte tras oír un aviso y hundió el estoque con acierto.

Madrid. Toros de Brazuelas y María Cascón (5°Bis). Los animales marcaron la tarde, no les sobraba la fuerza, condicionando las faenas de los novilleros, facilitándoles un juego variado. Tuvieron que dosificar y mimar las embestidas para conseguir faenas de contenido, pero con muchas limitaciones, pues rápidamente perdían las manos. A pesar de ello, los de Brazuelas, el 2°, 3° y 4° fueron aplaudidos en el arrastre. Daniel Medina, silencio y silencio tras aviso; Fabio Jiménez, silencio tras aviso y silencio; Tristán Barroso, vuelta al ruedo y oreja tras aviso.

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