Destaca Bruno Aloi siendo ovacionado en su lote, en una novillada de Guadamilla sin opciones en Madrid (Fotos y Video)

27 de junio de 2024/Patricia Prudencio Muñoz/Fotos Emilio Méndez

Las Ventas acogía la primera novillada de Cénate Las Ventas. Los novilleros Pedro Gallego, Manuel Caballero y Bruno Aloi se midieron a los ejemplares de la ganadería de Guadamilla y Chamaco (5°). Los animales fueron escasos, sin fuerza, sosos y de pocas opciones, hubo poco que destacar. Pedro Gallego estuvo voluntarioso con el primero de su lote, pero sin terminar de acoplarse con el animal. Tampoco encontró el acople con el cuarto, al que estuvo a punto de llevarse por delante en la portagayola y que le destrozó la chaquetilla. Caballero lo intentó con un animal escaso, con el que estuvo por encima. Se le rajó el primer sobrero en los primeros compases de la faena, tuvo que torearlo metido en tablas, desarrollando su faena por el izquierdo. Bruno Aloi se impuso en una faena breve pero intensa ante un novillo poco colaborador. Desarrolló una faena larga con el segundo sobrero y cierra plaza, tratando de buscar unas opciones que el animal no le brindaba, no tenía materia prima.

Se fue Pedro Gallego a la puerta de chiqueros para recibir a portagayola al abreplaza con una larga cambiada de rodillas. El animal salió suelto y pasaba por su capote pero sin mantenerse en el. Se cambió el tercio y se alcanzó la faena de muleta, el novillero se fue directo a los medios para brindar al público. Seguidamente, sin alejarse demasiado de aquellos terrenos lo citó y se lo pasó por la espalda en varias ocasiones, teniendo que rectificar para que no se lo llevara por delante. Continuó por el pitón derecho, muy en línea, llevándolo largo. Al primero le daba salida, al segundo trataba de recoger la embestida y llevarla metida, dejándosela puesta. Paró las tandas y uno a uno, buscando el sitio, lo iba pasando, sin terminar de acoplarse con un toro que se le venía por dentro y con el que no lograba limpiar los muletazos. Cambió al izquierdo, pasándolo, dándole salida, bajándole la mano al inicio y levantándola en la salida. Retomó el pitón derecho sin transmisión, poniéndole muchas ganas Pedro Gallego. Culminó por manoletinas, pero falló con la espada, pasaportándolo con el golpe de cruceta.

Manuel Caballero saludó al segundo de la noche, un novillo al que bregó y al que costó retener en el capote. Poco a poco lo fue metiendo y ganando terreno. El toro, que perdía las manos y andaba escaso de fuerza fue devuelto y en su lugar salió el que debería haber sido el quinto. El novillo también fue protestado en su salida. Un animal que apenas pasó por el capote y se cambió el tercio. El toro se arrancó con viveza y el novillero lo recibió en la muleta, probándolo por ambos pitones, así comenzó su faena. Continuó por el derecho, tratando de templar las embestidas y limpiar los muletazos. El toro soltaba la cara, muy agarrado al piso, sin entregarse en la tela. Caballero desarrolló tandas cortas con un animal al que había que arrancarle los muletazos. No pasaba y cada vez se quedaba más corto. Lo intentó al natural, pero no había de donde sacar. Alargó su faena a base de suavidad y mucho empeño, volviendo a intentarlo por el derecho, estando por encima de un novillo sin opciones. Lo pasaportó.

Bruno Aloi bregó a un novillo incierto, que se le ajustaba mucho más por el izquierdo que por el derecho, pero al que pudo sacar del tercio. El animal logró derribar al picador del caballo, cayendo bruscamente, pudo volver a subirse y culminar con el tercio. El de Guadamilla no puso las cosas fáciles, dificultó las banderillas e incluso alcanzó a Pascual Mellinas contra las tablas. Bruno Aloi brindó al público e inició su faena, haciéndolo junto a las tablas, tanteándolo hasta conseguir ponerse de rodillas y despertar a los tendidos de Las Ventas. Cambió los terrenos, tirando del animal, sacándolo del tercio para seguirle por el derecho, tocándolo en la larga distancia con la muleta por delante. Sin embargo, tuvo que acortar las distancias para que este entrara, una vez dentro logró ligar los muletazos, dándole continuidad a la tanda. Había poco margen de error con aquel novillo buscón y agarrado al piso que se volvía rápido. Cambió al izquierdo, echándole los vuelos a la cara, tirandon con suavidad, dejándoselos muy puestos, de uno en uno, teniendo que insistirle en exceso para que pasara. Abrevió la faena, estaba todo hecho, y hundió el acero sin acierto.

Pedro Gallego decidió recibir a portagayola al segundo de su lote en un intento de larga cambiada. Se lo llevó por delante, arrancándole parte de la chaquetilla. Después de aquel milagro, Gallego continuó y se alcanzó la faena de muleta, la cual inició de rodillas en los medios, sin probaturas, pasándolo en largo hasta envolvérselo.  Se levantó entre ovaciones y tras dejar respirar al animal siguió pasándolo en aquellos terrenos. Sobre el derecho le bajó la mano a un novillo con cierta uniformidad y fijeza. Cambió al izquierdo, sin acople en los naturales. Le mostró el picó, dejándosela en la cara y tirando. La faena no tomaba vuelo, aunque siguió alternando pitones, dejando detalles, pero sin definirse. Mató con determinación.

Salió el primer sobrero, un novillo de «Chamaco» al que saludó Manuel Caballero. Brindó en los medios y después se fue a su encuentro, pasando a un toro protestón que no humillaba y al que le costó sacar de tablas. Logró llevárselo al tercio y allí empezar a llevarlo por el derecho, pero sin evitar que se le fuera. Se había rajado, había pocas opciones. Caballero se fue a las tablas, toreando en los terrenos que el animal le había marcado, logrando llevarlo en redondo y ligado en una tanda bien rematada. Siguió por el derecho, tocándole con firmeza en la cara, de dos en dos, protestando algo más por ese pitón. Retomó el toreo al natural, asentándose, pasándolo muy despacio, respetando sus tiempos. No tuvo acierto con la espada.

Salió el cierraplaza y Bruno Aloi lo saludó como pudo, ya que salió suelto, sin interés en el capote. El animal escaso de fuerza y ante las protestas de los tendidos, el presidente sacó el pañuelo verde. En su lugar salió el segundo sobrero, un novillo de Los Chospes. Bruno lo frenó en su capote, con un saludo en el que se lució, al tiempo que le fue ganando terreno. Brindó e inició la faena, pasándolo por abajo, tirando de el para cambiar los terrenos. Una vez fuera del tercio, le dio distancia y tomó la franela con la mano izquierda, tocándole con voz y firmeza, pero tuvo que acortar las distancias para que este pasara. Se le frenó en mitad de la tanda, le soltaba la cara, no tenía prontitud ni obediencia. Cambió al derecho uno a uno, pasándolo muy despacio, tratando de limpiar el muletazo, pero cada vez le costaba más pasar. Mostró firmeza, solvencia y mucha dignidad ante un novillo que no le daba ninguna opción. Todo lo puso Aloi, jugando con los pasos para que no se le quedara encima y lo prendiera. Insisitió tras aquel desplante de rodillas que llegó a los tendidos. Apuró las distancias, se metió entre pitones, citándole con la muleta en la cara. Falló con la espada.

Madrid. Novillos de Guadamilla, Chamaco (5°) y Los Chospes (6°Bis). Los animales fueron escasos, sin fuerza, sosos y de pocas opciones, hubo poco que destacar. Pedro Gallego, silencio tras dos avisos y palmas; Manuel Caballero, silencio y palmas; Bruno Aloi, saludos tras aviso y saludos tras aviso.

 

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