4 de octubre de 2024/Patricia Prudencio Muñoz/Fotos Emilio Méndez
Las Ventas ha celebrado una corrida de toros en la que José María Manzanares, Román y Tomás Rufo se midieron a los ejemplares de la ganadería de El Puerto de Santa Lorenzo (1°,2°,3° y 6°) , La Ventana del Puerto (4° y 5°) y Juan Pedro Domecq (3°Bis). Los animales fueron llevaderos, dejándose pasar, pero sin decir nada. No hubo expresión ni lucimiento en una tarde marcada por los animales y el mal uso de los aceros. Fue el sexto el toro más destacado de la tarde, con movilidad, celo y fijeza. Manzanares tuvo una faena deslucida con el abreplaza, un toro soso, sin celo ni entrega. Insistió y pasó alternando pitones, sin que aquella faena con el cuarto fuera a más. Román logró que su faena fuera a más con el segundo de la tarde, un toro suelto al que sujetó y metió en la tela, pero se acabó rajando. Desarrolló una alternancia de pitones ante una embestida vacía en una faena que no hubo contenido alguno. Tomás Rufo se entregó con el 3°Bis, un toro de Juan Pedro Domecq con el que no logró redondear su faena. Firmó lo más destacado en el sexto, una faena de transmisión y expresión con la que logró una importante vuelta al ruedo tras petición.
Faena deslucida de Manzanares ante un abreplaza soso y manso
Manzanares frenó al abreplaza, con verónicas muy templadas que provocó la ovación en los tendidos. Se alcanzó la faena de muleta y el diestro tanteó por ambos pitones a un toro suelto y ajeno. Lo fue llevando, sacando al paso, sin terminar de sujetarlo en la tela. Se decidió por el pitón derecho, en un trazo largo y profundo ante una embestida que enganchó con el pico y la arrastró haciéndola seguir el engaño. No se entregaba, a pesar de su nobleza, al natural soltaba la cara, abriéndolo en exceso. El primero de la tarde resultó manso y soso, pasando por las directrices de Manzanares. Pinchó en varias ocasiones, sin acierto con el acero.
Román se excede en tiempo tras haber logrado una faena de menos a más
El segundo pasó por el capote de Román, sin opciones para el lucimiento. Se fue a los medios y desde aquellos terrenos lo citó para recibirlo en la tela. El toro salió suelto y a pesar de los intentos de Román por ligarlo, se fue directo a tablas. Espero y volvió a repetir el inicio, ahora sí atándolo en corto, logrando los «olé» del respetable. Siguió por el derecho, bajándole la mano con poder, llevándolo totalmente metido, encontrando la ligazón. A base de voz y firmeza logró hacerle seguir el engaño. Había que dejársela puesta, tratando de evitar que se rajara en aquella tanda al natural. Culminó por manoletinas, media estocada y descabello.
Rufo alarga una faena sin calado con el sobrero
Tomás Rufo trató de saludar al primero de su lote, un toro suelto al que logró pasar un par de ocasiones. Ante su condición en las manos, el presidente sacó el pañuelo verde. En su lugar salidó el primer sobrero, un toro de Juan Pedro Domecq al que bregó y llevó Rufo, ganándole terreno, llevándoselo más allá del tercio. Brindó desde los medios y después inició su faena de rodillas, pasándolo por ambos pitones, aprovechando la inercia. No tenía una embestida clara, teniendo que levantarse y teniendo que lidiar con aquellas medias arrancadas. Continuó por el derecho, en una serie de tira y afloja sin acople. Cambió al natural, cruzándose ante un toro sin prontitud al que citó y llevó, logrando pases meritorios pero que no llegaban a los tendidos. Volvió al pitón derecho, bajándole la mano, envolviéndoselo, pero sin calado. Falló con el acero.
La insistencia de Manzanares en una faena vacía
Manzanares saludó al segundo de su lote, sin lucimiento, sin poder estirarse con el. Lo tanteó y pasó por ambos pitones en el inicio de faena. Trató de tirar de el para llevárselo más allá del tercio. Sin alejarse en exceso, logró llevarlo con suavidad, muy despacio, evitando que desluciera. Le dio tiempo y sitio para seguir por el pitón derecho, llevándoselo a la cadera, sin calar en los tendidos, pasándolo. Cambió al natural sin encontrar expresión con el cuarto. Se perfiló y lo mató sin acierto.
Román, faena breve y de escaso contenido con un toro vacío
Román saludó al quinto, con el que tampoco pudo expresarse. Román le brindó a Luis Alvarez, ganadero de Barralva e inició la faena a pies juntos, pasándo por ambos pitones a un toro flojo y sin transmisión. Siguió por el derecho, en una series que seguían sin tomar vuelo. Cambió al natural, uno a uno, sin decir nada. Siguió alternando pitones, pasándolo en largo, a media altura. No tenía nada dentro el animal.
Firmeza y expresión de Rufo en el sexto
Rufo saludó al sexto, un toro suelto que salió con motor, pero le costó encelar en el capote, logrando atarlo en corto y sacarlo del tercio. Inició la faena genuflexo para después pasarlo por alto, dándole tiempo y sitio, moviéndolo, cambiándole los terrenos hasta llevarlo a los medios. Se decidió por el derecho, primero en largo, pero sin poder aprovechar la inercia, no la hubo. Poco a poco logró atarlo en corto, envolviéndoselo en una tanda que conectó con los tendidos. Cambió al toreo al natural, girando la muñeca, llevándolo metido, ligando, manteniéndolo fijo, cuajando aquella serie. Recuperó el pitón derecho, tocándolo abajo, encontrando ligazón y transmisión en su embestida. Siguió mostrándolo por ambos pitones, pero el toro ya se había venido a menos, pero Rufo se la dejó puesta y siguió pasándolo.
Madrid. Toros de El Puerto de Santa Lorenzo (1°,2°,3° y 6°) , La Ventana del Puerto (4° y 5°) y Juan Pedro Domecq (3°Bis). Los animales fueron llevaderos, dejándose pasar, pero sin decir nada. No hubo expresión ni lucimiento en una tarde marcada por los animales y el mal uso de los aceros. Fue el sexto el toro más destacado de la tarde, con movilidad, celo y fijeza. José María Manzanares, silencio y silencio; Román, saludos tras aviso y silencio; Tomás Rufo, silencio y vuelta al ruedo.