Un mano a mano de triunfadores sin triunfos en Madrid

5 de octubre de 2024/Patricia Prudencio Muñoz/Foto: Luis Sánchez Olmedo

Las Ventas ha celebrado un interesante y esperado mano a mano de triunfadores en el que Fernando Adrián y Borja Jiménez se midieron a los ejemplares de Victoriano del Río. Los animales llevaderos, aunque en ocasiones resultaron broncos y escasos, sin demasiadas opciones para el triunfo. Fernando Adrián mostró firmeza y disposición ante un abreplaza bronco y deslucido. Su faena ante el tercero no llegó a romper, el animal no se prestaba ni se entregó a las demandas del diestro. Derrochó raza con el quinto, un toro bronco que no dio opciones. Borja Jiménez no terminó de redondear su faena con el primero de su lote, una faena meritoria y de matices. No tomó vuelo su actuación con el cuarto, un toro al que toreó muy encima y deslució su faena con el acero. Tampoco lo hizo su faena al sexto.

Firmeza de Fernando Adrián ante un toro bronco y deslucido

Fernando Adrián se fue directo a la puerta de chiqueros para recibir al abreplaza a portagayola. Siguió con dos faroles de rodillas para después estirarse en los medios con el. Inició la faena con un trasteo por alto para después seguir por el pitón derecho de un animal incierto y bronco al que tampoco puedo exigirle en exceso por abajo. Fue un tira y afloja en el que a media altura logró encontrar profundidad en un trazo largo. Necesitaba poder ante aquel toro que salía por alto y deslucía. Al natural se quedaba a medio gas ante, así que no tardó en recuperar el pitón derecho, también deslucido y áspero.

Faena meritoria de Borja Jiménez ante el segundo de la tarde

El saludo de Borja fue a portagayola, con un toro que se paró en su salida. Después se estiró con el, encontrando lucimiento y expresión, calando en los tendidos. Se fue a los medios y brindó al público, para después recibirlo en la franela junto a las tablas, sentado en el estribo, pasándolo por ambos pitones, siguiendo genuflexo, todo por abajo. Con cadencia, despaciosidad y mano baja se lo envolvió en una tanda muy torera. Las tandas fueron cortas y medidas. Lo citó en la larga distancia, aprovechando la pronta respuesta del toro y después dando ligazón a la serie. Cambió al pitón izquierdo, llevándolo muy metido, dejándosela en la cara y arrastrando la embestida, aunque tratando de limpiar unas salidas desmedidas por alto. Retomó la mano derecha, con mayor acople, exigiendo por abajo. Siguió alternando pitones, sin que aquello tomara vuelo, de uno a uno entre los «olé» del respetable, reconociendo aquella meritoria faena. Culminó con alguno pases por abajo y una estocada defectuosa pero efectiva al segundo intento.

Fernando Adrián, faena deslucida ante un tercero de escasas opciones

Fernando Adrián saludó de rodillas al segundo de su lote. Inició la faena genuflexo, con un toro que acortaba mucho y se le quedaba encima. Eligió el pitón derecho, cruzándose, buscándolo a pitón contrario y tocándolo prácticamente en la cara, atándolo en corto para pasarlo y llevarlo muy tapado. Lo pasó en largo, pero sin que aquella embestida diera demasiadas opciones a la expresión ni el lucimiento. Se descomponía y la ligazón era limitada. Mató con aseo.

Borja desluce con los aceros una faena que no toma vuelo

Se fue de nuevo a portagayola Borja Jiménez para saludar al cuarto de la tarde, un toro que se le fue suelto. Lo pasó genuflexo, ligando el inicio, poniéndose de rodillas para torearlo sin probaturas. Le dio tiempo y sitio para después continuar sobre el pitón derecho, aprovechando la inercia del primer cite en largo para después atarlo en corto. Quiso repetir, pero le costó algo más atender al cite, en una tanda algo más deslucida. Se la dejó puesta y tiró del animal con brusquedad, descomponiendo las salidas de un toro que seguía el engaño.  Lo intentó al natural con un toro que ya había dado todo lo que tenía. Borja quiso limpiar los muletazos, así que le dio mayor intermitencia a las tandas, pasándolo de uno en uno, reestructurando y ordenando las embestidas. Recuperó el pitón derecho, pero no terminó de acoplarse con el. Falló con el acero.

La raza de Fernando Adrián con un quinto bronco

Saludó Fernando Adrián al quinto, llevándolo y pasándolo. Se fue anlos medios y brindó al respetable para después iniciar su faena de rodillas en aquellos terrenos. Lo recibió en la franela con un pase cambiado por la espalda, apurando en exceso, toreándolo de rodillas hasta que lo levantó sin consecuencias. En el tercio lo pasó por el pitón derecho de un toro que le sorprendió y que le aguantaba hasta el tercer muletazo, después empezaba a acortar la embestida. Cambió al toreo al natural, de uno en uno, encontrando brusquedad y salidas deslucidas por alto. No humillaba, pasaba a media altura en una tanda meritoria en la que tragó. Le avisó en numerosas ocasiones en incluso lo volteó feamente, aunque sin aparentes consecuencias. Era un peligro latente ante un toreo temerario, pues se metió entre pitones, pisando terrenos comprometidos. Lo mató.

Borja, disposición en la faena con matices

Borja se fue a portagayola para saludar al sexto, en un recibo muy ajustado, para después lucirse con el. El tercio de varas, desarrollado por Espartaco, fue muy ovacionado. Agarrado a las tablas inició si faena, pasándolo por ambos pitones, un comienzo lento y pausado en el que lo fue sacando y ganando terreno. Se lo envolvió en aquella primera tanda, llevándoselo a la cadera, ligando con sabor, manteniéndose muy asentado con el. Siguió por el derecho, cruzándose, citándolo y desplazándolo. Cambió al natural, pero no estaba llegando al tendido, simplemente pasaba. El sexto no tuvo clase ni se entregó en las demandas del diestro, que incluso lo sorprendió. Acortó las distancias, pero no tomaba vuelo su faena. Deslució con la espada.

Madrid. Toros de Victoriano del Río. Los animales llevaderos, aunque en ocasiones resultaron broncos y escasos, sin demasiadas opciones para el triunfo. Fernando Adrián, palmas, silencio y tras aviso y saludos; Borja Jiménez, vuelta al ruedo tras aviso, silencio y silencio.

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