La ganadería debutante de Campo Real dejó una magnífica impresión, con una corrida seria y bien presentada que destacó tanto por su fondo como por la emoción de varias de sus embestidas.
30 de diciembre de 2024/David Jaramillo/Foto: Alais
La Feria de Cali 2024 culminó con una corrida que quedará en la memoria como la mejor del ciclo. La ganadería debutante de Campo Real dejó una magnífica impresión, con una corrida seria y bien presentada que destacó tanto por su fondo como por la emoción de varias de sus embestidas. Con la envoltura de las bellas estampas de la estirpe Santacoloma y Saltillo, el encierro elevó el listón en una tarde donde los toreros también estuvieron a la altura del desafío.
Manuel Escribano fue el primero en abrir la puerta grande tras una faena sólida e inteligente al que inauguró la tarde. «Peregrino», un toro de impactante lámina que sacó nobleza y, con el temple del sevillano, fue a más en la muleta. Escribano, siempre atento a las virtudes del animal, construyó una labor marcada por el temple, los toques precisos y la quietud en los medios. Tras un vistoso tercio de banderillas, compartido con Colombo, ligó derechazos profundos que calaron en los tendidos. Por el pitón izquierdo el toro respondió con clase, y una certera estocada redondeó la faena que le valió dos orejas. Sin embargo, con el cuarto toro, un ejemplar más apagado, el esfuerzo del sevillano no encontró recompensa.
Román vivió dos momentos opuestos. En el segundo de la tarde, un toro con codicia y clase, bravo de verdad con el que tuvo que emplearse a fondo para cuajar una faena realmente importante, por mandona y torera a pesar de las dificultades del bravo, pero la espada le privó del triunfo. Sin embargo, con el quinto, la suerte le permitió brillar. Fue un toro exigente, con chispa y fondo, que puso a prueba al valenciano en cada serie. Román lo entendió a la perfección, toreando con sinceridad, ligando muletazos de gran mérito y consiguiendo que cada pase tuviera profundidad y peso específico. El esfuerzo tuvo recompensa con dos orejas, a pesar de algún defecto en la estocada.
Jesús Enrique Colombo puso la tarde en órbita al indultar al tercero, un toro de embestida vibrante y transmisión creciente. Desde las largas cambiadas de rodillas con las que saludó al astado hasta las series de muletazos llenas de emoción, Colombo supo exprimir cada virtud de «Duende». Con un mando enérgico y una actitud que conectó con el público, construyó una faena que levantó a los tendidos y desató la petición unánime del indulto. Colombo también destacó en el sexto, al que quiso lucir con capote y banderillas. Aunque el toro tenía menos virtudes que sus hermanos, el venezolano estuvo acertado en aprovechar su nobleza para rubricar su tarde con un trofeo que redondeó su actuación.
La ganadería de Campo Real se convirtió en la verdadera protagonista de la tarde, mostrando una corrida seria en presentación y rica en matices. Los toros que ofrecieron calidad y emoción marcaron la diferencia en una tarde que quedará como una de las mejores del ciclo. Fue un cierre triunfal para una Feria de Cali que, entre adversidades y éxitos, recordó por qué sigue siendo un referente en el calendario taurino.
FICHA DEL FESTEJO
Lunes 30 de diciembre. Plaza de toros de Cañaveralejo, Cali (Colombia). Quinta y última de la Feria del Señor de los Cristales. Un tercio de entrada en tarde cubierta.
Toros de Campo Real, de muy seria presencia y juego completo y variado. Se premio con la vuelta al ruedo al buen primero, «Peregrino», nº 16. Codicioso y noble el segundo. Indultado en buen tercero, «Duende», nº 10, que siempre fue a más. Exigente el quinto. Pesos: 456, 442, 440, 464, 472 y 500 kilos.
Manuel Escribano, de verde botella y oro, estocada (dos orejas); y estocada (ovación).
Román, de purísima y oro, seis pinchazos, aviso y estocada (palmas); y estocada perpendicular (dos orejas).ç
Jesús Enrique Colombo, de negro y oro, (dos orejas simbólicas tras indulto); y estocada contraria (oreja).
Incidencias: La corrida comenzó con varios minutos de retraso, por el reacondicionamiento del ruedo tras la copiosa lluvia. Se guardó un minuto de silencio en recuerdo de los taurinos fallecidos durante el año. Carlos Rodríguez saludó tras un brillante y valiente tercio de banderillas al quinto.