
27 de abril de 2025/Adiel Armando Bolio/Fotos: Emilio Méndez
Un genio de la torería como el extremeño Alejandro Talavante, enrabietado porque la tarde no le cuadraba, cambió todo el escenario cuando a petición del público decidió regalar un séptimo toro en el coso Monumental de Aguascalientes y, en pleno arrebato y auto abandono, dejando únicamente que su ejercicio corporal diera rienda suelta a su inspiración fue que convirtió las lanzas amenazadoras en dulces cañas que saborizaron su quehacer obsequiado gracias a su talento y oficio para entender y provocar el indulto, entre gritos de ¡torero! a “Centinela”, marcado con el número 120 y con 518 kilos, de San Miguel de Mimiahuápam.
Pero, dentro del concurso normal de la que fue cuarta corrida de la CXCVII Feria Internacional de San Marcos 2025, este domingo 27 de abril y ante casi tres cuartos de entrada, en tarde de bochorno, con viento y algunas nubes inquietantes, hubo un triunfador y ese fue el lagunero Arturo Gilio, quien a base de garra y entrega logró cortar dos orejas para, al final, compartir la salida en hombros por la Puerta Grande de “San Marcos”. El otro alternante, el guanajuatense Diego Silveti, obtuvo una oreja que le fue protestada.
Se lidiaron siete toros de la ganadería guanajuatense de San Miguel de Mimiahuápam, siendo muy bueno el séptimo de regalo que fue indultado, llamado “Centinela”, número 120 y con 518 kilos. Buenos en su juego también fueron el segundo, el tercero, el quinto y el débil sexto. Regular y de poca fuerza resultó el primero y complicado el cuarto.
Alejandro Talavante, en el toro que abrió plaza, débil, pero que se empleaba bien, se dejó ver voluntarioso en el uso del capote. Con la muleta, empezó con pases de acomodo en los medios y, a pesar del viento, ejecutó dos tandas derechistas de evidente empeño, mediando un molinete y el desdén. Al natural logró dos series de temple, calidad y estética, intercalando un afarolado, un molinete yéndose a los ijares, el de la firma y el de pecho. Luego vino otro racimo diestro de mucho poder y mérito para sacar el buen fondo del toro, adornando con un abaniqueo. Cerró con ayudados por alto y por bajo para matar de pinchazo y estocada desprendida para saludar desde el tercio.
A su segundo, débil, lo lanceó bien a la verónica. Con la sarga, inició doblándose toreramente para, luego, seguir con la mano derecha intentando el lucimiento y la misma suerte corrió cuando lo hizo con la izquierda. Volvió al perfil derecho y, a base de insistir, logró algunos pases sueltos llenos de esmero. Terminó toreando de pitón a pitón y acabó de estocada entera y desprendida para ser aplaudido.
Y cuando la tarde se tornaba gris, vino el regalo, “Centinela”, al que bregó y veroniqueó bien. Buen puyazo del picador cordobés Miguel Ángel Muñoz. Con la pañosa, Alejandro empezó vaciando por alto, ligó un cambiado por la espalda, un molinete, el de la firma y el de pecho para dar paso a su concierto derechista, aplicando adornos como el molinete yéndose a los ijares, una vitolina, el toreo en redondo, una arrucina y el de pecho. Al natural largó tela con cadencia, rematando con cambios de mano por delante y por detrás, todo ligado en un palmo de terreno y empapado por la inspiración de un torero todo entrega y pasión. Más derechazos enclasados, un cambiado por la espalda, el pase de pecho y su toreo en redondo al ralentí. Más aplicación izquierdista a media altura con clase y exquisitez, interponiendo un molinete. A esta altura, la plaza era un clamor y bajo ese ambiente, Talavante se daba gusto ligando derechazos y naturales sin ayudado en un marco de arrebato, auto abandono y entrega total entre gritos de ¡torero! Se pedía el indulto del buen burel y el diestro seguía “jugando al toro como un chaval lleno de ilusiones”. Para abrochar todo, manoletinas viendo al tendido, el desdén y el de pecho, además, de otros pases de adorno flexionando una pierna por ambos lados y ayudados por alto y por bajo. Se consolidó el indulto, el toro regresó a los corrales, para el torero fueron los máximos trofeos simbólicos y dio triunfal vuelta al ruedo, sacando al tercio al ganadero de la tarde, don Juan Pablo Bailleres Gual.
Diego Silveti a su primero, “Tauromaquia”, le aplicó de entrada cuatro paroncitos y, después, lanceó bien a pies juntos, además, de quitar por ceñidas chicuelinas. Tras el segundo tercio, se desmonteraron los banderilleros Christian Sánchez y el aspirante Eduardo Noyola. Con la franela, Diego ligó seis pases por alto, el desdén y el de pecho a pesar del viento. Con el engaño en la mano diestra, en dos tandas, le dio su tiempo y su espacio para hacer el toreo con temple y vino un desarme. Por naturales largó el brazo de buena manera y aguante. De nuevo por el derecho, acortó distancia para lograr algún pase suelto. Terminó de estocada entera y desprendida recibiendo para serle concedida una oreja que se le protestó.
En su segundo, débil, pero, noble, dio tres paroncitos y se aplicó en verónicas cargando la suerte, además, de quitar lucidamente por gaoneras. Con la tela escarlata, empezó vaciando por alto para continuar por el pitón diestro en dos racimos suaves y a media altura, con calidad y temple. Con la mano izquierda, instrumentó tres series igualmente a media altura, haciendo todo con mimo y largueza, adornando con el molinete y el de pecho. A continuación, otras tres tandas derechistas de buena expresión y despatarrado, además, de acortar distancia y recrearse en cada pase. Al final, sacó muletazos uno a uno, metido entre los pitones, dando un cambiado por la espalda, hacer el toreo en redondo y ligar el desdén. Ayudados por alto y por bajo para cerrar. La faena estaba hecha y Diego “tiró todo por la borda” al fallar con la espada, teniendo que conformarse con aplausos.
Arturo Gilio en su primero, “Patrimonio Cultural”, le endilgó verónicas, gaoneras, una caleserina y una larga cambiada de rodillas. Pasado el segundo tercio, se destocaron los subalternos Joel Delgado y el aspirante Eduardo Noyola. Con el lienzo grana, Arturo, a pesar del viento, en los medios, de hinojos, aplicó temerariamente un cambiado por la espalda, el de pecho, un derechazo, una arrucina y, ya de pie, el de pecho. Este fue el prólogo de un trasteo derechista de inicio en dos ramilletes templados, emotivos y de buena dimensión, además, de hacerlo en redondo. Al natural, en dos series, lo hizo con largueza y ayudándose, intercalando un afarolado, el de pecho y un molinete. Nuevamente por el derecho cuajó el toreo de mano baja y embraguetándose. También toreó de forma circular y adornó con molinete. Finiquitó de pinchazo y estocada desprendida para obtener un apéndice.
Y a su segundo, “Viva Aguascalientes” de nombre, le dio una larga cambiada de rodillas en tablas, una verónica y, de pie, lancear mejor y con clase a la verónica. Con la muleta, tras brindarle al matador de toros en retiro coahuilense Jorge Mata, gente de su equipo de trabajo, Arturo a base de enjundia y entrega de verdad realizó un trasteo templado por ambos perfiles, destacando lo que hizo por el derecho. Acortó distancia para, al final, sacar, uno a uno, pases meritorios. Culminó de certera estocada para que le fuera otorgado un más que merecido y bien ganado trofeo auricular.
Al finalizar la función, tanto Arturo Gilio como Alejandro Talavante fueron apeados en hombros por la Puerta Grande de “San Marcos”.
FICHA
LUGAR: Aguascalientes, Aguascalientes.
EVENTO: Cuarta corrida de la CXCVII Feria Internacional de San Marcos.
PLAZA: Monumental.
ENTRADA: Casi tres cuartos en tarde de bochorno, con viento y nubes inquietantes.
GANADO: Siete toros de San Miguel de Mimiahuápam, siendo muy bueno el séptimo de regalo que fue indultado, llamado “Centinela”, número 120 y con 518 kilos. Buenos en su juego también fueron el segundo, el tercero, el quinto y el débil sexto. Regular y de poca fuerza resultó el primero y complicado el cuarto.
CARTEL: El extremeño Alejandro Talavante: Al tercio, palmas y dos orejas y rabo simbólicos por indulto. Diego Silveti: Una oreja y palmas. Arturo Gilio: Una oreja y una oreja. Al final, Gilio y Talavante salieron en hombros por la Puerta Grande de “San Marcos”.