Un rotundo Juan Pablo Ibarra se alza con la XII edición de Camino Hacia Las Ventas

3 de mayo de 2025/Patricia Prudencio Muñoz

Las Ventas ha albergado la Final de Camino Hacia Las Ventas, la cual se disputaban los novilleros Santiago López Ortega, Rafael de la Cueva y Juan Pablo Ibarra, que se midieron a los ejemplares El Montecillo (1º, 2º y 3º) y tres de Hnos. Sánchez Herrero ( 4º, 5º y 6º). Los animales fueron complejos, planteando muchas dificultades en la tela, escasos de fuerza, moviéndose a base de arreones. Presentaron muchas teclas, siendo el más complejo y bronco de todos el quinto. El tercero resultó llevadero y el sexto fue el mejor del festejo. Santiago López Ortega protagonizó una faena de valor y entraga desmedida con un ejemplar desentendido y sin opciones. Se asentó y encontró acople, transmisión y mucho ritmo en su faena con el cuarto, un novillo al que tuvo que dejársela muy puesta y con el que también aguantó las miradas. La faena de Rafael ante el segundo tuvo poso y despaciosidad, encontrando acople y armonía con un toro escaso de fuerza y que se movió a base de arreones defensivos. Las opciones fueron escasas con un quinto sin fuerza ni entrega, con el que mantuvo un tira y afloja por tratar de arrancarle las embestidas. Juan Pablo Ibarra encontró el acople al natural y a media altura, envolviéndoselo con temple, despaciosidad y clase. Desarrolló una gran faena ante el sexto, un ejemplar exigente que no se lo puso nada fácil, pero que a base de dejársela puesta, darle sitio y aprovechar la inercia redondeó la faena más rotunda de la tarde, con la que el presidente negó la oreja.

Santiago López Ortega, faena de valor desmedido ante el primero

Santiago López Ortega se fue a la puerta de chiqueros para recibir a portagayola al abreplaza. Sin embargo, el animal no entró en el capote y fue al hilo de las tablas cuando el mexicano lo recibiera con una larga cambiada. Lo prendió y lo intentó dos veces más con el mismo resultado, el novillo salió suelo y cuando tomaba la tela se volvía rápido. Se alcanzó la faena de muleta y sin que termina de brindar, se le arrancó el animal y lo pasó desde los medios. Tuvo que adelantar el toque y llevarlo con suavidad sin terminar de bajar la muleta. Evitó que este perdiera las manos. Cambió al pitón izquierdo, encontrando unos primeros naturales algo deslucidos, sin acople. Empezó a buscar el paso largo y encontró el compás al que llevarlo. El animal se quedaba corto y no humillaba, por lo que la faena se convirtió en un tira y afloja de valor seco, de asustar al miedo. Se metió en terrenos en los que le daba todas las ventajas y culminó por bernadinas extremadamente ceñidas, en las que incluso lo desarmó y recuperó la muleta en la cara del animal. Metió el acero al segundo intento.

Rafael, sin opciones con el segundo de la tarde 

Rafael de la Cueva pasó por su capote a «Pocasbromas» de la ganadería de El Montecillo, intentando encelarlo en el sin terminar de estirarse. Después intentó lucirse en el quite. Tras brindar al respetable, en el tercio, rodilla en tierra lo fue pasando por ambos pitones sacándolo. Siguió con su comienzo de faena en los medios sobre  el pitón derecho. Le dio sitio y tiempo logrando una tanda reconocida en el tendido. El animal seguía el engaño, aunque se frenaba, por lo que trató de llevarlo muy tapadito para intentar ligar los pases. Cambió al natural, pero tenía una embestida descompuesta, soltaba la cara en mitad del pase. Sin embargo, le robó algún natural de peso. Retomó el pitón derecho y lo prendió feamente aunque sin aparentes consecuencias. Se recompuso y aunque volvió a la cara por ese pitón, cambió al natural, abriéndole, porque se venía recto. Con un desplante cerró y fue a por la espada, siendo por manoletinas como culminaba su faena mientras escuchaba un aviso. Lo colocó en suerte y a la segunda dejó media estocada.

Juan Pablo Ibarra saluda una ovación en el tercero

Juan Pablo Ibarra se encontró un novillo muy agarrado al piso, muy reservón, al que le costaba entrar al capote. El mexicano lo recibió con una larga cambiada de rodillas y después trató de estirarse a pies junto, teniendo que esperar a que el animal decidiera adentrarse en los lances. Inició la faena de rodillas, con pases cambiados por la espalda, aprovechando la inercia le dio continuidad a aquel inicio explosivo. Siguió sobre el derecho, en una buena tanda medida en la que cuidó a su adversario. Le dio tiempo y sitio para después citarlo en la larga distancia y obtener respuesta con prontitud. Cambió al pitón izquierdo y uno a uno se lo envolvió con temple, torero y despaciosidad. Sin embargo, no le pudo bajar la mano, manteniendo la muleta a media altura, tocándolo en la cara, tratando de que no viera más que la tela. Culminó por manoletinas y media estocada.

López Ortega, vuelta al ruedo tras una faena de entrega y mucha conexión

López Ortega se volvió a ir a la puerta de chiqueros para recibir a portagayola al segundo de su lote. Después se estiró por verónicas, con las que le fue ganando terreno hasta llevarlo a los medios. Convenció en el quite por zapopinas. Se dispuso de rodillas para iniciar la faena desde los medios. Sin embargo, lo desarmó, lo que no le impidió volver a intentarlo. Lo recibió así en la franela, encontrando transmisión y ligazón con diversos pases cambiados por la espalda. Le dio sitio y tiempo para después iniciar una tanda en la que encontró las teclas y el acople, evitando que parase. Le adelantó la mano, lo tocó con firmeza y determinación, logrando que este se adentrara en el engaño. Se la dejó puesta en la cara y encontró ritmo en aquellas embestidas. Cambió al natural, con un toreo más lento y reposado, dosificando y cuidando. Encontró también los terrenos. Se la dejó puesta y tiró del animal en una nueva tanda sobre el pitón derecho, ahora sí, convenciendo al público venteño. No alargó, desarrollando una faena justa y medida. Culminó de rodillas y, una vez más, el animal lo prendió. Aquello no impidió que volviera ponerse de rodillas. Dejó un pinchazo hondo, pero volvió a intentar la suerte suprema, hundiendo el acero al trrcer intento.

Rafael de la Cueva, un tira y afloja con un quinto sin opciones

Salió suelto el quinto, con el que trató de estirarse Rafael de la Cueva. Pudo hacerlo ya en los medios. Tomó la muleta y se fue directo a los medios, donde lo pasó a pies juntos por ayudados. Sin embargo, no fue un inicio tan lucido, el animal estaba escaso de fuerza, perdiendo las manos con facilidad. De la Cueva trató de llevarlo con suavidad, sin bajarle la mano. Sin embargo, se defendía y soltaba la cara, tratando de seguir el engaño. Lo buscó por ambos pitones, pero el animal no humillaba, pasaba recto, sin brindar opciones al lucimiento. Se caía constantemente, a pesar de los intentos del novillero por mantenerlo. Se cruzó y en un continuo tira y afloja logró robarle las embestidas.

El presidente niega una oreja de petición unánime a Juan Pablo Ibarra

Juan Pablo Ibarra saludó con variedad y lucimiento al sexto. Sin probaturas, se dispuso de rodillas para recibirlo en la muleta, dejándosela puesta y aprovechando la inercia para darle continuidad y ligazón a su inició de faena. Continuó dándole sitio y tiempo, buscando que se arrancara con distancia. Al natural y con el paso largo trató de llevarlo, teniendo que marcar el trazo con la ayuda. Iba a rematar la serie cuando le levantó por los aires, cayendo bruscamente. Decidió retomar el pitón derecho, dejándosela muy puesta, llevándo con convicción y seguridad, a pesar de las miradas, las medias arrancadas y los derrotas secos. Culminó con unos muletazos por abajo y una buena estocada.

Madrid. Novillos de El Montecillo (1º, 2º y 3º) y tres de Hnos. Sánchez Herrero ( 4º, 5º y 6º). Los animales fueron complejos, planteando muchas dificultades en la tela, escasos de fuerza, moviéndose a base de arreones. Presentaron muchas teclas, siendo el más complejo y bronco de todos el quinto. El tercero resultó llevadero y el sexto fue el mejor del festejo. López Ortega, silencio y vuelta al ruedo tras aviso; Rafael de la Cueva, palmas tras aviso y silencio tras aviso; Juan Pablo Ibarra, ovación y vuelta al ruedo.


 

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