
Una terna entregada y decidida que tuvieron que vaciarse ante unos ejemplares de Araúz de Robles que pidieron el carné
21 de mayo de 2025/Patricia Prudencio Muñoz/Fotos Emilio Méndez
Las Ventas ha celebrado una corrida de toros en la que los diestros Morenito de Aranda, Fortes y Adrián de Torres se midieron a los ejemplares de la ganadería de Arauz de Robles Castillejo de Huebra (6°Bis). Los animales no tuvieron el juego ni la chispa para que las faenas fueran a más, con muchas teclas, parones, miradas y midiendo. Destacaron el segundo, aunque sin carbón, y el quinto, por su movilidad, pero no sin teclas. Morenito mostró firmeza y oficio ante un complejo primero que no se prestó a la expresión. El cuarto fue extremadamente difícil al que quiso buscar e imponerse, jugándosela. Fortes desarrolló una faena de pureza, clase, cadencia, torería y mucha verdad ante el segundo, un toro al que le faltó chispa. Alcanzó la rotundidad con el quinto, un toro con teclas, pero con el que Fortes dio una recital de toreo, verticalidad y verdad. Adrián de Torres alargó y lo intentó con un toro manso que llevaba consigo un peligro sordo. Las opciones con el sexto bis, un sobrero de Castillejo de Huebra fueron nulas.
Morenito, entrega y firmeza ante el primero
Saludó Morenito al primero de la tarde sin poder estirarse con el, bregándolo. Se alcanzó la faena de muleta, pero lo desarmó a su paso. Recompuso y decidió alejarlo de tablas para empezar a pasarlo por abajo. Le dio tiempo y sitio para después seguir sobre el derecho, en largo y por abajo con firmeza y determinación. El animal no era franco, tenía muchas teclas y medía mucho. Fue el oficio de Morenito el que hizo faena a base de entrega y firmeza, con tandas cortas, quedando reducida al uno a uno, pues ya no pasaba de otra manera, arremetiendo contra la tela. Falló con los aceros.
Fortes, ovacionado tras una importante faena que no pudo redondear con el acero
Fortes se estiró a la verónica con el primero de su lote. Inició la faena despacio, con temple, envolviéndoselo a la cintura, prácticamente en los medios. Fue un inicio muy pausado, dosificando aquellas primeras embestidas en la franela. Siguió sobre el derecho, tocándolo en corto, cruzándose, dejándosela puesta a un animal que buscaba la tela abajo. Cambió al natural, pero el animal, a pesar de su forma de meter la cara, se quedaba corto y no transmitía. Retomó el pitón derecho, con mucha cautela, echándole los vuelos a la cara, desarrollando unos muletazos que cuajó por abajo, toreando con profundidad. Culminó con unos pases por abajo, a pies juntos, con desmayo y cadencia que pusieron a la plaza en pie. Metió el acero al segundo intento.
Intentos de Adrián de Torres con un manso tercero
Adrián de Torres desarrolló un saludo breve y medido con el tercero de Arauz de Robles. Se pasaron unos complejos tercios de varas y banderillas y se dio paso a la faena de muleta, la cual inició con muchos cuidados, ganándole terreno con rapidez a su adversario. El animal se quedaba muy corto, con un peligro sordo que supo llevar con la muleta puesta en el hocico. El de Arauz venía andando, midiendo y mirando al diestro que se la jugó en cada muletazo. Aprovechó los vuelos del toreo al natural para sbrirlo y darle amplitud, pero el ejemplar se negaba a pasar. Adrián de Torres alargó, toreando después por el derecho, poniéndosela en el hocico y tirando de él para arrancarle un par de muletazos que fueron reconocidos desde el tendido. Terminó por irse, por mucho que lo tocara en la cara el animal ya no tenía ningún interés. Falló con el acero.
Morenito de Aranda desluce con el acero una faena de entrega e imposición
Morenito de Aranda salió al tercio para saludar al cuarto de la tarde, con el que se estiró cerca de los medios a la verónica. Tomó la muleta, le cambió los terrenos, lo metió en la tela y pudo desarrollar un inicio ligado y con emoción con el que la plaza empezó a gritar sus «olé». Le dio tiempo y sitio, para después seguir sobre el derecho, viéndose sorprendido en un derrote seco al meterse por dentro. Cambió al natural, tocándolo con firmeza y mucha voz, reestructurando, para poder llevarlo en una serie por el izquierdo de cierta transmisión. Los primeros pases eran más rectilíneos, después les daba mayor profundidad y largura. Se vio prendido al desarmarlo el de Arauz de Robles, quedando a merced de un ejemplar del que salió ileso. Cambió al pitón derecho, jugándosela, pisando terrenos comprometidos, sabiendo que el animal lo buscaba. Se acabó haciendo con el, imponiéndose aquella incertidumbre a la que remató por abajo. Falló con el acero.
Rotundidad sin acero de Fortes ante el quinto
Fortes se estiró con gusto y torería ante el segundo de su lote. Inició la faena pasándolo por ambos pitones, bajándole la mano mientras le iba ganando terreno con temple y despaciosidad. Siguió sobre el derecho, asentado, totalmente encajado, pasándoselo alrededor de la cintura, con cadencia, como si fuera a cámara lenta. El animal siguió el engaño humillando y colocando la cara, logrando completar una tanda con ritmo y ligazón. Se la dejó puesta y arrastró por abajo, envolviéndoselo, llevándoselo a la cintura. También tuvo que aguantar parones y cambios de ritmo, sobre todo en las tandas por el izquierdo, teniendo que tragar en aquel toreo largo y profundo en el que uno a uno cuajó una tanda de naturales a base de verdad y verticalidad con la que puso de acuerdo a los tendidos. Quiso alargar con una tanda más por el derecho, apurando las distancias, cruzándose, tocándolo en el hocico y tirando del animal. Deslució su exquisita labor con los aceros.
Adrián de Torres, sin opciones con el primer sobrero
Salió el sexto, que tras pasar por el capote de Adrián de Torres se partió la mano y el presidente lo devolvió a corrales. En su lugar salió el primer sobrero, un ejemplar de la ganadería de Castillejo de Huebra, que resultó descoordinado en el saludo capotero de Adrián de Torres. Inició la faena a pies juntos, por ayudados, pasando a un toro que no humilló y que pasaba recto. Quiso intentarlo al natural, con pases cortos y muy medidos. Cambió al derecho, uno a uno, con un toro escaso sin clase ni entrega al que quiso seguir mostrando. Volvió al toreo al natural en una faena de ganas, pero sin opciones. Se paseaba por la tela en aquella tanda por el derecho, viéndose obligado a rectificar incluso. Falló con el acero.
Las Ventas. Toros de Arauz de Robles y Castillejo de Huebra (6°Bis). Los animales no tuvieron el juego ni la chispa para que las faenas fueran a más, con muchas teclas, parones, miradas y midiendo. Destacaron el segundo, aunque sin carbón, y el quinto, por su movilidad, pero no sin teclas. Morenito de Aranda, silencio tras dos avisos y ovación tras aviso; Fortes, ovación y vuelta al ruedo tras aviso; Adrián de Torres, silencio tras aviso.