
31 de julio de 2025/José Miguel Arruego
Ambiente por todo lo alto este miércoles en Azpeitia para la primera corrida de las fiestas de San Ignacio. Aficionados llegados de todos los puntos de la geografía peninsular y francesa estaban presentes en un cartel de No hay billetes para una terna compuesta por Morante de la Puebla, Daniel Luque y Juan Ortega. Se lidiaban toros de Vellosino (1º, 3º y 5º) y Loreto Charro (2º, 4º y 6º).
Morante, limpio y pulcro con el feble astado que abrió feria
El toro que abrió el abono ya mostró de salida su medida fortaleza. Morante lo lanceó con suavidad y lo midió en el peto, pero aún así el de El Vellosino llegó con muy poca vida al último tercio. Morante se puso por ambos pitones para enseñar que el animal pasaba sin gracia y se defendía cuando llegaba al embroque. Lo mató de una excelente estocada.
Luque corta al noble segundo la primera oreja de la feria
El segundo de Loreto Charro regresó a los corrales tras lastimarse en el tercio de varas, lo reemplazó un hermano de camada, más terciado, que tras medirlo Luque en el caballo acometió con prontitud y transmisión a la muleta del torero de Gerena. Llegó mucho al tendido el inicio por estatuarios y las primeras series con la mano diestra, con el torero verticalizando la figura, pero relajando la misma, sin tensión ni crispación. Todo además ligado en un palmo de terreno. El toro no terminó de redondear su embestida por el pitón zurdo y por ahí las series no tuvieron la misma rotundidad. Volvió a subir el trasteo en las luquecinas de cierre y tras estocada entera paseó la primera oreja del abono.
La espada deja sin premio una torera faena de Juan Ortega
El colorado tercero de Vellosino, recogido y bien hecho, tendió a protestar en la corta distancia pero cuando, mediada la faena, Juan Ortega le cogió el sitio surgieron las mejores momentos de la faena, sobre todo por el pitón zurdo, que junto con una sabrosa apertura sacándose al toro a los medios con torería y sabor, supo apreciar el tendido. Le hubieran pedido la oreja pero la espada se fue al sótano y todo quedó en ovación
Morante lo borda al natural frente a un cuarto de poca raza
Con más volumen y cuajo el castaño cuarto de Loreto Charro, que no se dejó torear con el capote. Brindó Morante a Joxin Iriarte, presidente de la Comisión Azpeitiarra, y a pesar de la poca raza del toro fue capaz de darle entidad a la faena. Sobre todo por el pitón zurdo, esperando con aplomo a que el toro metiera la cara, le dibujó un puñado de naturales de exquisito trazo. Lo demás lo puso todo el maestro. Hubo remates de orfebre, adornos de otra época, que ni coronó con el acero como el esfuerzo merecía. Saludó una ovación de gala.
Luque pone la sal que le faltaba al quinto y corta otra oreja
El quinto fue un salpicado de Vellosino más alto de cruz, noble pero tardo. Se tuvo que inventar la faena Luque, porque el toro a pesar de su nobleza apenas decía nada. Se lo tomó con calma el torero, le dio tiempo y buen trato al de Vellosino, sin atosigarlo ni violentarlo y de uno en uno fue esculpiendo una faena de gran estética, coronada además de modo contundente para repetir éxito y prorrogar un año más su idilio con este coso.
Ortega le pone sentimiento a la medida raza del sexto y le corra una oreja cara
El sexto tuvo parecida conducta que los astados anteriores, nobleza, pujanza justa y tendencia a puntear las telas. A Ortega le pudo la inquietud por sacarle jugo y, con el reposo y el sosiego con que interpreta, le realizó una faena exquisita en trazo y dibujo, sólo deslucida en ocasiones al final de cada pase, pues el torero, literalmente se “dormía” interpretando y el toro, con el depósito al límite, no tenía el final que la calidad del muletazo requería. Esta vez la espada cayó arriba y paseó una oreja en recompensa
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Azpeitia, Guipúzcoa. Primera de la feria de San Ignacio. Corrida de toros. ‘No Hay billetes’.
Toros de Vellosino (1º, 3º y 5º) y Loreto Charro (2º, 4º y 6º).
Morante de la Puebla, de obispo y oro: palmas y ovación.
Daniel Luque, de marfil y azabache: oreja y oreja tras aviso.
Juan Ortega, de purísima y oro: ovación y oreja.