Juan Ortega y David de Miranda levantan los tendidos y cortan una oreja en el inicio de la Feria de San Miguel de Sevilla (Fotos y Video)

26 de septiembre de 2025/Patricia Prudencio Muñoz/Fotos Emilio Méndez

La Real Maestranza de Caballería de Sevilla ha celebrado la primera corrida de toros de su Feria de San Miguel, en la que los diestros Juan Ortega, David de Miranda, que sustituía a José María Manzanares, y Pablo Aguado se midieron a los ejemplares de la ganadería de Victoriano del Río y Toros de Cortés. Los animales no brindaron demasiados opciones, siendo el cuarto el más destacado de la tarde en su movilidad. Juan Ortega lo intentó por ambos pitones con el primero de la tarde, un toro escaso de fuerza que quiso más que pudo y que no le brindó opciones. Encontró la armonía y rotundidad sobre el pitón derecho del cuarto, cautivando a la plaza desde el inicio. David de Mirando derrochó firmeza y seguridad, aguantando con quietud ante el segundo, un toro corto y parado. Meritoria fue su labor ante el quinto, un toro con el que no logró redondear su labor. Pablo Aguado no tuvo demasiadas opciones con el primer sobrero, un ejemplar sin clase ni emoción en sus embestidas que no ayudó al diestro para encontrar la armonía en su faena. No tuvo muchas opciones con el sexto, un toro al que mostró y supo llevar pero que se paraba y le impedía la continuidad.

Juan Ortega, sin opciones ante el primero de la tarde

Juan Ortega saludó al primero de la tarde, llevándolo metido y luciéndose con empaque, aunque encontrando un ejemplar que se metía por dentro. A pesar de que perdió las manos y fue protestado, el presidente no otorgó el cambio. Inició la faena de muleta junto a las tablas, pasándolo por alto y alternando pitones, muy despacio mientras le ganaba terreno y poco a poco le iba bajando la mano. Continuó más allá del tercio sobre el pitón izquierdo, uno a uno, marcando el trazo con la ayuda sin terminar de depurar aquellas salidas broncas. Le faltó fuerza y quería más que podía, aún así, siguió el engaño. Cambió al derecho sin que la faena tomara vuelo, sin calar en un respetable que sabía que no había faena. Tuvo que abreviar y matarlo con aseo y acierto.

David de Miranda corta la primera oreja de la tarde

Se estiró a la verónica David de Miranda con el segundo de la tarde, despertando a los tendidos, que lo ovacionaron. Tras un buen tercio de varas llegó un extraordinario quite de Pablo Aguado, del que hubo su respectiva réplica de mano de David de Miranda, que se echó el capote a la espalda. Se alcanzó la faena de muleta, brindó desde los medios y comenzó su labor rodilla en tierra para pasarlo por ambos pitones en el tercio, sacándolo poco a poco. Tiró del animal y siguió sobre el pitón derecho, buscándolo a pitón contrario, llevándolo a media altura bajándole incluso la mano. No tardó en mostrarlo al natural, dejándosela puesta y tocándolo con firmeza para ligar en el uno a uno. Le costaba mucho pasar, pero el diestro, que no rectificó y aguantó con quietud, insistió y en seguir llevándolo. Cada vez le costaba más, levantando la cara a mitad del viaje. Fueron meritorios aquellos compases, jugándose la voltereta. Culminó por unas bernadinas a toro parado que levantaron al respetable de la Maestranza.

Pablo Aguado, sin opciones ni armonía ante el primer sobrero

Salió el tercero de la tarde, un toro devuelto tras partirse el pitón al estrellarse contra el burladero. En su lugar salió el primer sobrero con el hierro de la ganadería titular. Lo saludó Pablo Aguado, llevándolo con ritmo al compás de los «olé» del respetable. Inició su faena de muleta junto a las tablas, probando alturas y pitones, llevándoselo rápidamente al tercio en inició breve. Se decidió por el pitón derecho, tocando, metiendo y llevándolo a la cadera, tratando de envolvérselo. Entre adornos, tiempo y sitio retomó el pitón derecho, llevándolo en la continuidad del uno a uno sin terminar de calar con fuerza. Cambió al natural, sin encontrar ese acople con el que darle armonía a la faena. Recuperó el pitón derecho, uno a uno, pasándolo sin que dijeran demasiado aquellas embestidas.

Juan Ortega corta una oreja al cuarto

Salió el cuarto, al que trató de sujetar Juan Ortega sin lograrlo. Se estiró con gusto al probarlo en la salida del caballo, como también lo hizo David de Miranda en su turno de quites. Dispuesto a brindar, se le arrancó el toro y empezó a torerarlo, doblándose con el, llevándolo entre los «olé» de un respetable ya cautivado. Brindó desde los medios e hizo un inicio por bajo que hizo que la banda empezará a sonar. Siguió sobre el derecho envolviéndoselo con ritmo dejándola puesta para arrastrar la embestida de un toro nombre y de buena condición. El animal pedía tela y Ortega supo pararlo para volver a ligarlo por abajo, con temple y despaciosidad. Cambió al natural, siendo esta serie mucho más pausada, ayudándose de los vuelos para darle mayor amplitud a una embestida a la que había que insistir cada vez un poco más. Sin embargo, recuperó aquella armonía y ligazón al recuperar el pitón derecho.

David de Miranda, faena de matices ante el quinto

David de Miranda salió decidido a saludar en su capote al quinto, con el que dejó algunas pinceladas. Comenzó la faena de muleta en el tercio, pasándolo a pies juntos, con quietud, apurando. Lo sacó y llevó a los medios para continuar sobre el derecho, dejándosela puesta y apretándolo abajo para envolvérselo. Lo quiso torear como si fuera bueno pero el animal soltaba la cara y punteaba la tela con aquella embestida descompuesta y deslucida. Cambió al natural, dándole mayor amplitud, encontrando acople, dándole salida. Acortó las distancias para culminar su faena, arriesgando ante un toro que no le iba a dar más.

Se estiró con gusto y torería Pablo Aguado ante el sexto. Se alcanzó la faena de muleta y el sevillano brindó previamente a su picador. Comenzó su labor a pies juntos, para después moverse con el y seguir pasándolo por ambos pitones. Su oponente era un toro parado y reservón que se quedaba corto. Continuó por el derecho, costándole cumplir en las tandas largas. Cambió al izquierdo, pudiendo llevarlo hasta el tercer pase, ya que después se paraba e impedía que Aguado continuará la serie. Le echó los vuelos a la cara y trató de tirar de su embestida, pero le faltaba emoción, clase y entrega a la embestida de su oponente. Volvió a pitón derecho, siendo cada vez más complicado pasarlo, llevando consigo un peligro sordo. Culminó entre matices y torería, para después pinchar.

Ficha: Real Maestranza de Sevilla. Toros de Victoriano del Río y Toros de Cortés. Los animales no brindaron demasiados opciones, siendo el cuarto el más destacado de la tarde en su movilidad. Juan Ortega, silencio y oreja; David de Miranda, oreja y ovación; Pablo Aguado, ovación y palmas.

Incidentes: El banderillero Francisco Javier Araujo fue atendido en la enfermería del coso maestrante tras ser prendido en banderillas por el sexto de la tarde. El veterano tercero sufrió una «cornada de 10 centímetros en el borde medial de la cara interna del muslo izquierdo con trayectoria ascendente dislacerando la musculatura del vasto interno sin lesiones asociadas de vasos», con pronóstico «menos grave». Tras realizarse «exploración quirúrgica, hemostasia, lavado y cierre por planos previo drenaje», el peón a las órdenes de Pablo Aguado fue trasladado al hospital Viamed Santa Ángela de la Cruz de Sevilla para ingreso».

Por su parte, Cándido Ruiz, banderillero de la cuadrilla de David de Miranda, también visitó las dependencias de la enfermería del cirujano Octavio Mulet. En su caso, por una «contusión por varetazo en la rodilla izquierda», con pronóstico «leve» que, eso sí, aconseja «estudio radiológico complementario».

 

 

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