10 de diciembre de 2025/Paco March
“Tengo el honor de otorgarle la alternativa a un torero español. Te deseo lo mejor. Que se conviertan tus triunfos, pronto, en realidad y que seas una figura del toreo no solo aquí, sino donde quieras serlo. Mucha suerte, que Dios te ayude”.
Con estas palabras el matador de toros mexicano Jorge Gutiérrez daba la alternativa a José Tomás el 10 de diciembre de 1995 en la Plaza México, siendo el también diestro azteca Manolo Martínez testigo de la ceremonia. La mansedumbre del toro “Mariachi”, del hierro de Xajay, y la espada impidieron el triunfo.
Que José Tomás se doctorara en México fue la consecuencia lógica de un trayecto que tiene su inicio en los albores de 1994, Antonio Corbacho mediante.
Corbacho y el abuelo Celestino, dos nombres claves. Abuelo y nieto acudían a los festejos en Las Ventas y con tan solo diez años José Tomás ya se las vio con una becerra. y aún no cumplidos los dieciséis debuta de luces en Valdemorillo lidiando un novillo al terminar la novillada con caballos de la localidad serrana madrileña.
Sobrino nieto de Victorino Martín Andrés, el hijo de éste presentó a la familia del incipiente torero a Antonio Corbacho, que fue novillero y banderillero, inicio de una etapa fundamental, que si en lo profesional acabó en 1998 en lo personal se prolongó hasta la muerte de Corbacho en 2013. Porque José Tomás no se explica sin Corbacho.
Entre 1991 y 1993, un duro aprendizaje taurino y humano y debut con picadores en Benidorm, ingreso en un escalafón en el que el escaso número de novilladas que se organizaban y el coste económico —pero no solo— que ello suponía lleva a ambos a México en enero de 1994, el inicio de todo lo que sería tanto.
Allí, con el apoyo de un ganadero de la relevancia de José Chafick se le abrieron las puertas del campo bravo mexicano, los tentaderos y, también, las plazas, incluida la de la capital. Veintiséis festejos toreó en México ese año y tres en la temporada española, con debut en La Monumental de Barcelona, la que sería su plaza.
Ya en 1995, con Santiago López y Emilio Miranda como apoderados y Antonio Corbacho siempre, José Tomás toreó más de medio centenar de novilladas en la temporada española, presentación en las Ventas incluida, con corte de una oreja en cada novillo y la impronta de una personalidad y tauromaquia subyugantes.
De regreso a México, despedida novilleril en Aguascalientes y —decíamos— la alternativa el 10 de diciembre.
Desde entonces (con impasses entre 2002 / 2007; 2012 / 2014; 2014 / 2016; 2016 / 2018; 2019 / 2022) y hasta la que, de momento, ha sido la última, en Alicante 7 agosto 2022, cuatrocientas setenta y cinco corridas toreadas en España, Francia y Portugal (quedan fuera de ese recuento las que tuvieron como escenario otros cosos de la América taurina).
Y un interrogante: ¿habrá más?
De José Tomás, el torero de los silencios más elocuentes, se dice, se escribe, que sigue toreando en el campo y quienes lo han visto hablan, con callada voz, que mantiene su innegociable tauromaquia, hecha de compromiso ético y estético.
José Tomás, que cumplió medio siglo de vida el pasado 20 de agosto, cumple ahora treinta años de alternativa.
Efemérides que testimonian el implacable paso del tiempo, sí, pero que a la vez recuerdan —¡como si hiciera falta! — la huella de un torero sin el que no se explica la tauromaquia, no ya de esas tres décadas, sino en toda su historia.
Mientras el interrogante queda cerrado o se desvela…
¡Viva José Tomás! (CULTORO)