Ocho con Ocho – Nuestro querido Pepe Garfias

5 de mayo de 2021/Luis Ramón Carazo

Hace unos días, se fue a la Gloria, uno de los ganaderos más destacados en la crianza de toros de lidia que hayan existido; fue hermano de otros dos grandes, Javier y Marcos, del primero obtuvo el pie fundador de semiente Garfias, para sus ganaderías que, se ubican en Villa de Arriaga en San Luis Potosí.

José, su nombre de pila, transformado en Pepe con el transcurrir de los años, logró múltiples éxitos en plazas de todo el país, habiendo debutado con una novillada en 1966, en Guadalajara, en la plaza de El Progreso, en el barrio de San Juan de Dios y hoy desaparecida.

En La México, se presentó con novillos el 23 de agosto de 1970, con el concurso de por su aspecto magiar Adrián Romero y Joaquín Leal, quién fue posteriormente apoderado de David Silveti.

En 1983, envió su primera corrida de toros a La México, para la confirmación de uno de los toreros, con más arte de nuestro país, Guillermo Capetillo, con el padrino Rafaelillo y testigo Ernesto Belmont, pronto el 5 de febrero siguiente en 1984, envío un encierro para Luis Francisco Esplá, en su confirmación de alternativa, Manolo Arruza y Ricardo Sánchez, que obtuvo los máximos trofeos de Capitán.

Pronto se sitúo como ganadero favorito de las figuras del toreo, que buscaban en su toro, la fijeza y noble embestida que, eran sus estándares de comportamiento.

Recuerdo su generosidad, pues el 24 de septiembre de 1995, al ser el debut de la novillera española Cristina Sánchez, en la México, se lidiaron los novillos de Santa Isabel y recuerdo, como si fuera hoy, la entrevista que realicé a su hija Isabel y Cristina, juntas, antes de dar inicio el paseíllo, simbolizando el significado, de que una mujer en la crianza y otra en el ruedo, le dieran paso a derribar los tabúes masculinos, inherentes a la práctica del toreo.

Él, discretamente esa tarde, dejó los bártulos a su hija.

El hijo de Raquel Martínez y Cristina, Diego, apodado Rubito, fue el triunfador con dos trofeos y con uno de regalo, consiguió un trofeo la madrileña; el otro actuante César Alfonso Ramírez, dejó bellos detalles, en una tarde en que, la entrada fue un lleno y, además, se transmitió por televisión.

Su trayectoria triunfal, es muy vasta, en todos los lugares donde ha lidiado y como anécdota platicaré que, me cupo el honor de narrar el 5 de febrero de 1992, día de la alternativa de Arturo Gilio, la lidia de Genovés, siendo su padrino Roberto Domínguez y el testigo, Jorge Gutiérrez.

El toro fue de regalo y me acuerdo que el novel Gilio, con esa hazaña, replicó lo qué en 1948, había logrado Rafael Rodríguez, en su tarde de alternativa y se convirtió, por tanto, en un gran acontecimiento, que hasta la fecha no se ha repetido.

La gran despedida de Capea en La México, el 5 de febrero de 1995, en mano a mano con Manolo Mejía, fue con toros de Pepe y el último se llamó, Piropo, del que el salmantino por su gran faena, provocó la emotividad de un público desbordado con el torero, para quién exigió los máximos trofeos; difícilmente recuerdo en La México, una escena similar que, asemejaba la lluvia de pañuelos blancos, en su demanda.

Siempre, se queda uno corto en elogios, para quién fue, sobre todo, una persona de valores y de sencillez. Estas líneas, sirvan para ubicarlo, dentro de la actividad que, le apasionó y que ahora su descendencia hereda.

Lo vamos a extrañar y gana la Gloria, una persona entrañable, a su familia mi abrazo solidario.

Y curiosamente, uno de los que gustaba de su ganado, es El Juli y el domingo 2 de mayo, en Madrid, gran alegría le hubiera dado a Pepe, verlo en la cumbre de la inspiración, torear en el festival del Día de la Comunidad, a beneficio de los integrantes del toreo.

Tanto su actuación, como el comportamiento del toro de Garcígrande, fueron inolvidables. Te vamos a extrañar, querido Pepe.

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