Oreja al temple y despaciosidad de David Galván en Madrid (Fotos)

22 de mayo de 2024/Patricia Prudencio Muñoz/Fotos: Emilio Méndez

Las Ventas continuaba con su serial sanisidril con una corrida de toros. Los diestros David Galván, Álvaro Lorenzo y Ángel Téllez se midieron a los ejemplares de El Torero. Los animales que parecían querer romper, pero se quedaron estancados en las faenas, siendo nobles y obedientes, pero sin chispa ni emoción alguna, en líneas generales. No ayudaron, no tuvieron empuje, hubo que saberlos llevar. Galván estuvo por encima de su primero, que le ayudó poco, pasaba y pasaba, teniendo que ponerlo todo el diestro para entenderse con el animal. Con el segundo de su lote el diestro elaboró una auténtica obra de artesanía en aquella faena en la que tuvo que hacerlo y ponerlo todo él. Los mejores pasajes llegaron al natural y aquel inicio y cierre genuflexos en los que se envolvió al animal. Álvaro Lorenzo tuvo una faena de muchos altibajos con el segundo de la tarde, un toro noble pero sin chispa. Algo parecido le ocurrió con el quinto, en la que hubo momentos de lucidez, pero tambien de sombras. Téllez no pudo hacer mucho con el primero de su lote, que tuvo poco por el derecho y menos por el izquierdo. La faena al sexto no tuvo demasiado contenido.

David Galván salió para saludar al abreplaza, con el que no se pudo lucir ni estirar. Se fue a los medios para brindar al público, después regresó al tercio y se le arrancó por un pitón izquierdo incierto que le sorprendió metiéndose por dentro. También hizo algo parecido en el tanteo por el derecho. Decidió seguir por este pitón, con un toro que tenía motor, pero poco definido. Cambió al natural con un toro que no terminaba de humillar, paseando sus asperezas en la tela del diestro. Volvió a cambiar la muleta de mano, dándole salida en el primero para después llevarlo más tapado y meterlo bajo su mando. Atendía y le seguía la tela, a pesar de aquel comportamiento en el que no había dos embestidas iguales. Cerró por manoletinas, jugándose el tipo. Le metió la mano con aseo y habilidad.

El segundo de la tarde tampoco se prestó al lucimiento en el capote de Álvaro Lorenzo. Se alcanzó la faena de muleta y el diestro empezó a pasarlo, pero no tardó en parar el trasteo para tirar del animal y moverlo. Lo intentó meter en la serie en la larga distancia, pero le costó atender al cite, el resto de muletazos vendrían seguidos, eso sí a base de voz y toques en la cara. El animal le siguió con celo, pareciendo ir a más. Con la muleta a la espalda, no se la mostraba hasta el momento previo del cite, consiguiendo después ligar de dos a tres pases. La emoción inicial desaparecía en una faena de muchos altibajos. Se echó la muleta a la mano izquierda y al natural lo mostró de uno en uno, pero sin que aquello tomara vuelo. Le insistió sobre aquel pitón, queriendo bajarle la mano, barriendo el firme con la muleta ante un animal que no metía mal la cara. Seguía el engaño con nobleza y obediencia, pero sin chispa.

Téllez recogió, bregó y llevó al primero de su lote durante el saludo capotero. Lo trasteó y pasó por ambos pitones, obligándolo por abajo en el inicio de faena. Le siguió sobre el pitón derecho, tocándole con firmeza en la cara para que entrara y la siguiera. Le dio tiempo y sitio para después ponerse de nuevo por el derecho, llevándolo a media altura, encontrándose con las protestas y arreones. Esto es algo que se acentuó al natural, por lo que decidió cambiarle los terrenos. No había mucho que mostrar con el tercero, por el derecho tuvo poco y por el izquierdo más o menos lo mismo. Continuó al natural, con un animal que cada vez le comía más los terrenos. No tuvo acierto con la espada.

David Galván saludó al segundo de su lote sin demasiadas opciones de lucimiento. Reinó el caos en el tercio de varas, algo parecido a lo que ocurrió en banderillas. Genuflexo lo llevó en redondo en aquel inicio que culminó por alto y puso en pie los tendidos. El animal salía disperso, teniendo que forzar el diestro el cite para ligarlo y mantenerlo metido. Volvió a repetir el inicio, llevándolo genuflexo. Aquella faena, de inicio templado, estaba calando en los tendidos. Galván lo mostró al natural, con un pitón izquierdo por el que le costaba darle continuidad. Tuvo que colocarse en cada pase, pero en el uno a uno, dejando una tanda al natural que parecía una clase magistral de lo que debía ser, con desmayo, quietud y despaciosidad. Siguió por el derecho, también genuflexo, lindando los medios. Aquella faena fue una auténtica obra de artesanía por parte de Galván que a base de suavidad y despaciosidad hizo que aquella embestida indiferente le diera el contenido. Todo fue una labor del diestro. Mató con acierto.

Se estiró por verónicas Álvaro Lorenzo con el quinto de la tarde. El diestro lo recibió con suavidad en el inicio de faena, llevándolo poco a poco. Se decidió por el pitón derecho encontrando ritmo y continuidad en un toro con movilidad y empuje en la embestida. El toro, además, le embistió con nobleza. Álvaro Lorenzo, al natural, encontró el temple y la despaciosidad, con unos pases de buen inicio y desarrollo con los que iba barriendo el suelo. La faena, en la que hubo cierto empaque, se desarrolló mayoritariamente por el pitón izquierdo, pitón por el que tuvo mayor transcendencia. Quiso volver a encontrarse con el pitón derecho, con un toro cada vez más apagado.

Ángel Téllez recibió en su capote al cierraplaza en un saludo simplemente llevado. Inició su faena de muleta por abajo, llevándolo genuflexo, para después seguirle al natural. El toque brusco no fue una opción, tuvo que echarle los vuelos con firmeza y voz, pero con suavidad. El animal tenía mejor entrada que salida, que soltaba la cara arriba. Cambió los terrenos y se fue al tercio para torearlo por el pitón derecho, en el ajuste de pasos y distancias. Le llevó uno a uno, pasaba y reestructuraba, tratando de templar y reordenar aquella embestida. La faena no estaba tomando vuelo. La continuó, ahora al natural, a base de vuelos, pero lo desarmó. Entre el desconcierto y un público más pendiente de la hora que de la faena, Téllez cayó y el animal lo volteó, quedando entre los pitones. Afortunadamente, pudo continuar, sin aparentes consecuencias. Ya había que insistirle en exceso para que este se embarcara en el trazo que le demandaba el diestro. Quiso poner emoción, traspasando la línea por manoletinas, muy ceñidas, con un toro que terminó por prenderle, aunque pareció no haberle calado el pitón. Sin acierto con los aceros.

Madrid. Toros de El Torero. Los animales que parecían querer romper, pero se quedaron estancados en las faenas, siendo nobles y obedientes, pero sin chispa ni emoción alguna, en líneas generales. No ayudaron, no tuvieron empuje. David Galván, saludos y oreja; Álvaro Lorenzo, palmas tras aviso y ovación; Ángel Téllez, silencio tras aviso y tras dos avisos.

 

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