16 de diciembre de 2019/Luis Ramón Carazo
En la octava corrida de la temporada grande se programó el encierro de Barralva que resultó en su juego, muy interesante con la ascendencia de Atanasio Fernández en su crianza. Los pelajes y el comportamiento salieron del cartabón de la mayoría de ganaderías mexicanas con base en San Mateo y sucesivas adiciones en los años noventa de Santa Coloma, Buendía y Coquilla entre otras.
Su comportamiento en conjunto propició una actuación cumbre de José Mauricio y rotunda de Fermín Rivera. La empresa con buen tino anunció a través del juez de plaza Enrique Braun que junto con Juan Pablo Sánchez, ambos se integran al cartel del 22 de diciembre, con Montecristo, en La México.
En su primer turno, José trazó con un noble astado una faena de altos vuelos malograda por la suerte suprema, vuelta al ruedo. En su segundo se jugó la piel con la técnica y el valor por estandarte, ejecutó con fe la suerte suprema y así arrancar literalmente dos trofeos e irse en hombros.
Con Clavellino tercero de la tarde; José Mauricio supo con el capote y la muleta encauzar una faena a media altura con lances y pases preciosos por la naturalidad con la que les fue trazando.
Supo extraer el fondo de nobleza de un astado que le permitió encauzar sus lágrimas de emoción a una expresión artística de altos vuelos, mucho tiempo le llevo volver a un paseíllo en La México y bien que aprovechó la oportunidad. En la suerte suprema falló, pero estrujó a la afición gestando una tarde triunfal e inolvidable.
En su segundo Malagueñito un astado emotivo por lo codicioso en la embestida y por momentos fiero, supo combinar técnica con valor y al final en la suerte suprema poner el corazón por delante sin librarse de una paliza, pero finalmente conseguir el triunfo rotundo de dos trofeos, que le permitieron salir en hombros.
Fermín en sus dos turnos supo extraer (con base en un solida tauromaquia) momentos de gran calado que en el primero por la suerte suprema no le resultaron en un trofeo, pero si en su segundo, Bilbalero del que obtuvo un trofeo y como José, su inclusión en el cartel de la siguiente semana en La México.
Con un encierro así, no se libraron de salir fuertemente mallugados Sergio González, subalterno, Paco Cabañas, director de Radiópolis alcanzado aun cuando estaba guarecido en un burladero y el mismo José Mauricio.
Se despidió de los ruedos el buen subalterno Jorge Kingston después de muchos años en la brega y al lado de muchas figuras del toreo en el quinto compartió la vuelta al ruedo con Fermín y después con Las Golondrinas sonando dio la propia entre la nostalgia del momento.
El Fandi no le fue propicio su lote y el público tampoco apreció su esfuerzo que solamente brilló en las banderillas, para irse inédito.
En concreto, el comportamiento de los toros de Barralva y la actitud de los toreros en especial los mexicanos, propiciaron una corrida de aquellas que se suman al arcón de los recuerdos y que seguramente sirve de reflexión de que no todo es docilidad y dulzura en el toreo, viva la diferencia.