
13 de julio de 2025/Patricia Prudencio Muñoz/Fotos Emilio Méndez
Pamplona ha celebrado su séptima corrida de toros de San Fermín, en la que los diestros Fortes, Fernando Adrián y Ginés Marín se midieron a los ejemplares de la ganadería de La Palmosilla. Los animales fueron variados en comportamiento, con buen son, aunque con teclas y complicaciones. También los hubo deslucidos, sin clase ni entrega. Sin embargo, el más destacado de la tarde fue el buen tercero, un toro de embestida clara y entregada con el que se consiguió acople y expresión. También tuvo buenos matices en las distancias largas el quinto. Fortes desarrolló una interesante faena a media altura ante un toro noble pero sin fuerza al que cortó una oreja tras una labor de firmeza y seguridad. Fortes se midió a un cuarto sin emoción en sus embestidas, con el que el diestro tuvo detalles muy toreros y con el que trató de poner toda la emoción que su adversario no le daba. Fernando Adrián le buscó las teclas a un toro de embestida deslucida y sin entrega que empañó cualquier opción de triunfo para el madrileño. El diestro apuró en exceso con el quinto, un toro que tragaba en las distancias largas, acometiendo con prontitud, pero con peligro sordo en las cortas, por lo que le pegó una brusca voltereta de la que se recuperó para culminar con raza su labor. Ginés Marín encontró el acople y expresión ante un buen tercero que se terminó rajando, pero con el que desarrolló un toreo al natural muy lento y largo. Marín firma una faena de toreo clásico y lento de sello propio ante el sexto.
Fortes corta la primera oreja de la tarde
Fortes se fue directo a la puerta de toriles para recibir al primero de la tarde a portagayola con un farol. Después siguió estirándose con su capote ante el buen son del de La Palmosilla. Se lució también por tafalleras durante el tercio de varas. Salió por saltilleras Fernando Adrián para realizar su quite. Se alcanzó la faena de muleta, la cual inició tras un sentido brindis a sus compañeros heridos durante la jornada del sábado. Después se fue a los medios para brindar al público e irse al tercio para comenzar de rodillas al de La Palmosillas, envolviéndoselo, aprovechando la condición del animal para ligarlo y darle emoción. Continuó por el pitón derecho, con poso, suavidad y despaciosidad, tratando de buscar la inercia para llevarlo. Paró, le dio tiempo y sitio para buscar el acople sin desordenar. Cambiamos al pitón izquierdo, uno a uno, luchando contra el viento y una embestida que tuvo que llevar pase a pase. Hubo matices y un toreo firme y entregado de Fortes ante un ejemplar que no tenía mal son y era noble, pero al que le faltó algo de fuerza. Recuperó el pitón derecho, llevándolo a media altura, dejándosela puesta, con cadencia y desmayo, tirando de la embestida para conformar una tanda de muletazos de fondo y calidad, pero sin poder someterlo. Culminó por manoletinas y una estocada en buen sitio con la que tardó en doblar, por lo que Fortes se sentó en el estribo para esperar.
El tira y afloja de Fernando Adrián ante un segundo escaso que no se entregó
Fernando Adrián saludó con un farol de rodillas al hilo de las tablas al segundo de la tarde. Ginés Marín quiso lucirse por chicuelinas en su correspondiente quite, sin embargo, el toro no le brindó demasiadas opciones. Se fue a los medios el madrileño para brindar al respetable, después lo esperó en aquellos terrenos para recibirlo en la franela, llevándolo con ritmo en aquel inicio de faena, algo caótico, pero que gustó en los tendidos. Continuó por el derecho, sin terminar de acoplarse con aquel ejemplar de genio al que trató de dosificar y templar. Continuó sobre el mismo pitón, entre parones, echándole los vuelos a la cara para arrastrar la embestida detrás del engaño. Decidió mostrarlo al natural, uno a uno, sin poder bajarle el engaño, pues perdía las manos con facilidad. Logró, entre intermitencias, robarle una serie de naturales muy en línea en los que parecía haberse hecho con el y haberlo metido en la tela. Continuó con aquel toreo al natural en una faena en la que el animal no terminó de entregarse, prestando una movilidad escasa y deslucida, con una embestida que se quedaba corta. Retomó el pitón derecho, muy despacio, sin evitar esas medias arrancadas que no lo ayudaron. Culminó por manoletinas y varios pinchazos que le obligaron a descabellar.
Ginés Marín pincha una buena faena ante el tercero
Salió el tercero de la tarde, un toro suelto de salida al que logró encelar en su capote Ginés Marín ya en los medios, terrenos a los que fue llevando poco a poco, donde lo remató con una bonita media. Fortes realizó su respectivo quite por chicuelinas y tafalleras muy lucidas. Brindó desde los medios el extremeño para después iniciar su faena sentado en el estribo y seguir con unos ayudados por alto con plasticidad y mucha torería. Movió al animal y le cambió los terrenos para continuar con una tanda sobre el derecho, con unos primeros pases de acople, que dieron paso a una serie en redondo de cadencia y armonía entre ambos. Insistió por el mismo pitón, dejándosela puesta a un toro pronto y entregado, que se movía con uniformidad y nobleza para seguir el engaño. Se echó la muleta a la mano izquierda, teniendo que insistirle algo más para que pasara, buscando muy bien el sitio para dejar naturales profundos y de calidad con un corte clásico en el que lo pasó a cámara lenta y en largo. Le dio tiempo y sitio para recuperar el pitón derecho, logrando una tanda ligada ante aquel toro entregado que le permitió la expresión y el calado en los tendidos. Cambió al toreo al natural, pero el animal salió con las intenciones de buscar las tablas, por lo que se fue yendo hacia el tercio, sin más opción para el extremeño que la de matarlo. Mató al segundo intento.
Fortes corta una oreja al cuarto tras una faena de entrega pero insípida
Saludó Fortes al segundo de su lote, un toro suelto al que llevó en un recibo bregado, después de que lo desarmara. Se inició la faena de muleta junto a las tablas, buscando el encuentro con un animal al que recibió en el engaño sentado en una silla. Se lo llevó a los medios para seguir sobre el derecho, citándolo en la larga distancia para después aprovechar la inercia y ligarlo a media altura. El de La Palmosilla pasaba sin terminar de entregarse, con una faena sin clase ni entrega, por lo que no le permitió que el diestro llegara a unos tendidos que estaban en su particular toro de la merienda. Continuó sobre el izquierdo, muy encajado, con torería, pasándoselo alrededor de su cadera, queriendo poner todo lo que le faltaba a su adversario. Se cruzó, se la mostró en la cara y lo llevó a media altura en una tanda con la que no lograba redondear una faena de entrega y disposición. Sobre el derecho, cada vez había más asperezas que depurar en los muletazos por abajo, por lo que no le pudo bajar la mano y tuvo que mantenerla a media altura. Lo siguió pasando sin que sus embestidas le dieran demasiadas opciones. El diestro acortó las distancias, buscando la emoción que su adversario no podía darle. Unas bernadinas y una estocada en la que le metió la mano con habilidad y certeza, aunque el acero no quedó en buen sitio.
Fernando Adrián, raza y entrega desmedida de riesgo ante el quinto, al que le corta las dos orejas
Salió el quinto, al que Fernando Adrián quiso saludarlo a base de chicuelinas desde los medios. Ginés Marín estuvo a punto de verse prendido en el quite, el cual desarrolló por verónicas. Inició la faena desde los medios, de rodillas, con un pase cambiado que logró ligar brevemente para levantarse y seguir hasta rematarlo. Le dio tiempo y sitio después de aquel inicio para después citarlo en la larga distancia, aprovechando la fijeza de un animal que se venía con prontitud, pudiendo ligarlo y darle continuidad a las series. Se volvió a poner de rodillas en una faena con la que estaba llegando a los tendidos. Siguió con un ritmo vertiginoso, pero no fue hasta una serie sobre el derecho cuando llegara la armonía y el acople ligado. Le buscó las opciones y no dejó de entregarse ni de intentarlo. El animal seguía respondiendo, sin embargo, la embestida había perdido recorrido, quedándose a mitad del muletazo, costándole mucho más pasar en las distancias cortas. Aun así, el madrileño se metió entre pitones, pisando terrenos muy comprometidos. El toro se arrancó y lo volteó bruscamente, cayendo de mala manera. Se recuperó después de quedar aturdido y le dio algo más de distancia, para darle una nueva tanda, que dio paso a unas manoletinas y una estocada efectiva.
Ginés Marín se luce con personalidad a base de un toreo clásico y lento ante el sexto, al que corta una oreja
Ginés Marín saludó al sexto, un toro que no le permitió la expresión ni el lucimiento, pero con el que desarrolló un bonito remate. Se alcanzó la faena de muleta, que inició el extremeño de rodillas más allá del tercio, citándolo en la larga distancia para obtener una respuesta pronta para después ligar con despaciosidad. Continuó sobre el derecho, son suavidad, llevándolo con uniformidad y pulcritud. Cambió al natural en una tanda en la que la inició en la media distancia, pero paró para darle sitio y pasos. Logró aprovechar, una vez más, la inercia para llevarlo ligado. Dosificó mucho Ginés Marín, tocándolo con firmeza para pasarlo en unos naturales muy largos en los que mostró el poder de su mano izquierda. Retomó el pitón derecho, también con tandas cortas en las le mantuvo el engaño a media altura, pero sin terminar de redondear una faena en la que la suavidad y la clase del extremeño se adueñaron de su labor. Volvió a llevarlo al natural en la que hubo pases dotados de una profundidad exquisita, ahora sí de calado. Una tanda más por el derecho, también dotada de profundidad con la que Ginés culminaba con una faena muy completa. Le dio unas bernadinas muy ceñidas que dieron paso a una buena estocada al segundo intento.
Ficha del festejo:
Pamplona. San Fermín. Toros de La Palmosilla. Los animales fueron variados en comportamiento, con buen son, aunque con teclas y complicaciones. También los hubo deslucidos, sin clase ni entrega. Sin embargo, el más destacado de la tarde fue el buen tercero, un toro de embestida clara y entregada con el que se consiguió acople y expresión. También tuvo buenos matices en las distancias largas el quinto. Fortes, oreja y oreja; Fernando Adrián, silencio tras aviso y dos orejas tras aviso; Ginés Marín, ovación tras aviso y oreja tras aviso.