La contundencia de Colombo renueva mandato y abre la Puerta Grande en una tarde en la que destacó la entrega de Escribano y Castaño en Pamplonan (Fotos)

14 de julio de 2025/Patricia Prudencio Muñoz/Fotos Emilio Méndez

Pamplona ha celebrado su tradicional corrida de Miura, la octava de San Fermín en la que los diestros Manuel Escribano, Damián Castaño y Jesús Enrique Colombo, que se midieron a los ejemplares de la ganadería de Miura. Los animales fueron variados en comportamiento, viniéndose a menos, escaseando con sus embestidas en la tela, soseando y faltando chispa. Hubo mucha nobleza en la tela. Manuel Escribano logró una buena faena ante el primero de la tarde, un toro noble al que llevó por ambos pitones con muletazos profundos y largos, gustándose también al natural. El sevillano encontró mayor emoción en su inicio, sobre un pitón derecho que atendió a las demandas del diestro. Sin embargo, se vino a menos muy rápido, limitando la labor de Escribano. Damián Castaño encontró un segundo tardío y ajeno, que no pasaba ni atendía a las demandas del salmantino. No tuvo demasiadas opciones para el triunfo con el quinto, un toro soso y flojo con el que trató de poner emoción y expresividad. Colombo desarrolló una faena no demasiada larga ante un tercero que fue desarrollando con rapidez, pero con el que pudo dejar muletazos largos y limpios, sobre todo al natural. No tuvo demasiadas opciones con un deslucido sexto, que no se prestó al lucimiento en su faena. Fue el venezolano el que se impuso a base de raza, calando hondo en loa tendidos, sobre todo en los de sol.

El acero empaña una gran labor de Escribano ante el primero

Manuel Escribano se fue a la puerta de chiqueros para recibir a portagayola al primero de la tarde con una larga cambiada. Después siguió de rodillas al hilo de las tablas con una larga, dándole tiempo para volverlo a meter y estirarse hasta rematarlo con una bonita media. Lo llevó por chicuelinas al caballo, para que después de que fuera picado, Damián realizara un breve quite. El tercio de banderillas lo protagonizaron Escribano y Colombo, con pares reunidos y de emoción, aunque complejo de realizar. Brindó al público e inició la faena desde los medios con un pase cambiado por la espalda, al que le siguió uno más en aquellos terrenos. Lo movió y comenzó una tanda por el pitón derecho, sin acople ante el incontrolable viento, que soplaba con fuerza en Pamplona. Le llevó a media altura, sin excederse, tocando y pasando, ayudándolo en las salidas, pero manteniéndolo metido, pudiendo aprovechar aquella cierta nobleza que le ofrecía. El de Miura, con detalles en su embestida, permitió que Escribano dejara muletazos buenos y de calidad por el derecho, entendiéndolo a la perfección. A pesar de que sus opciones por el izquierdo se limitaban, quiso mostrarlo y llevarlo, pero el animal soltaba la cara con brusquedad. En el pase a pase, logró limpiar las impurezas y robarle algunos naturales de mucho mérito y cuajados, llevándolo muy largo. Metió el acero con todo, aunque quedando ligeramente tendido y trasero.

Damián Castaño, decisión y firmeza ante el segundo de la tarde

Damián Castaño se fue a la puerta de chiqueros para recibir a portagayola al segundo de la tarde. Sin embargo, se le vino encima y no puedo ejecutarla, por lo que después trató de estirarse con su capote para completar su recibo capotero. Inició la faena de muleta al hilo de las tablas, tirando del animal para sacarlo del tercio. Siguió sobre el pitón derecho, teniendo que tocarlo con firmeza e incluso brusquedad para que atendiera al cite. A base de insistencia logró que pasara, pudiendo completar una meritoria tanda. Continuó sobre el mismo pitón de un toro reservado y ajeno a unas demandas que el diestro cada vez tenía que marcar más. Acortó algo más las distancias, echándole la muleta a la cara sin que el animal tomara los vuelos. Se cruzó y se adelantó a las imprevisibles embestidas del de Miura. Se dispuso de rodillas para darle la emoción que ya, sobradamente, llevaba consigo la faena. Cambió al natural sin que el animal entrara. Ante su falta de respuesta, volvió a buscarle de rodillas, culminando con un desplante y una estocada en la que le metió la mano con aseo.

Un acertado y contundente Jesús Enrique Colombo corta una oreja al tercero

Salió el tercero, un toro algo más suelto al que Colombo logró meter en su capote, luciéndose hasta rematarlo con torería. El venezolano compartió el tercio de banderillas con Manuel Escribano, que lo protagonizaron con acierto, calando con intensidad en los tendidos. Inició su faena con decisión ante un toro al que no le sobraba la clase, pero al que supo llevar. Continuó sobre el pitón derecho, con mejor inicio que final de muletazo, bajándole la mano y pasándole de uno en uno, buscando ese acople, depurando asperezas. Cambió al pitón izquierdo, con mayor suavidad, pudiendo ligar con mayor agilidad y pulcritud. Poco a poco, a media altura lo llevó, aunque faltándole emoción a una faena en la que el animal pautaba el ritmo. Siguió con un toreo al natural, pase a pase, reestructurando, marcando el trazo con la ayuda a un toro que ya empezaba a buscar y no pasaba. Se adornó y culminó con un puñetazo en la suerte suprema.

Escribano busca las teclas a un toro venido a menos

Salió el cuarto, al que Manuel Escribano también saludó a portagayola con una larga cambiada de rodillas bien realizada. Después le complicó a Escribano su labor con el capote, sin mostrar un movimiento claro, ajeno a las demandas del sevillano. Escribano volvió a invitar a Colombo para que lo acompañara en el tercio de banderillas, en el que volvieron a deleitar a los tendidos de la plaza de toros de Pamplona. Sin embargo, el sevillano apuró en una laboriosa ejecución de los palos. Se alcanzó la faena de muleta en la que previamente brindó al respetable, para después ir a las tablas, agarrarse a ellas y recibirlo en el engaño sin rectificar. Continuó por abajo para sacarlo de aquellos terrenos y llevárselo más allá del tercio, moviéndolo hasta definirse por el pitón derecho. Lo tocó con firmeza, adentrándolo en un engaño en el que lo llevaba metido. El de Miura pasaba, pero no había emoción en sus embestidas. El sevillano dosificó, midiéndolo en tandas cortas, marcándolo a media altura, dándole salida en los primeros pases para después envolvérselo algo más, con mayor trascendencia. Hubo un entendimiento por ambas partes, en un trazo limpio en el que cada vez costaba más adentrarle, teniendo que provocarlo, pero logró robarle los pases. Mostró también al natural a un ejemplar venido a menos y mucho más corto por el izquierdo. Sin embargo, aunque volvió al pitón derecho, ya no había mucho más para mostrar con aquel toro de Miura. Culminó por manoletinas y una estocada al segundo intento.

Entrega sin acero de Damián Castaño ante un quinto soso y flojo

Damián Castaño saludó al quinto de la tarde con tres largas cambiadas de rodillas al hilo de la tablas, para después bregarlo y llevarlo. Brindó a Indurain y comenzó la faena a pies juntos, con torería, pasando a un Miura noble y pronto. Lo sacó del tercio y empezó a llevarlo sobre el pitón derecho, sin poder evitar que perdiera las manos, por lo que tuvo que medir y dosificar para que aquellas embestidas le aguantaran. Continuó sobre el mismo pitón, en un toreo en el que se lo llevó a la cadera en varias ocasiones, queriendo redondear una embestida insípida y floja. Siguió pasándolo, dándole tiempo y sitio en tandas breves y ligeramente intermitentes, sin poder redondear su faena. Lo intentó también por el izquierdo, aprovechando los vuelos, uno a uno, sin que el de Miura completara el pase, quedándose a medias. Fue más la intención de Damián que la entrega de su adversario. Culminó con algunos muletazos y desplante de rodillas que despertó a los tendidos. Falló con el acero y tuvo que descabellar.

Colombo corta una oreja al sexto de la tarde con fuerte petición de la segunda

Salió el sexto, al que Colombo llevó bregado para después ganarle terreno y sacarlo de tablas, alcanzando a dejar algún que otro lance de rodillas en el tercio. Se lució con variedad por chicuelinas que remató con torería. Después de pasar por el caballo se lució por zapopinas ante un toro que cantó a tablas. Las banderillas las protagonizaron Colombo y Escribano, siendo el venezolano quien mas interactuara con los tendidos. Se alcanzó la faena de muleta, la cual inició después de brindar a las peñas. Lo recibió en la franela de rodillas, teniendo que rectificar ante un toro que se le vino recto. Salió suelto, pero Colombo logró darle continuidad a aquellos primeros pases de faena. Continuó sobre el pitón derecho de un animal que pasaba con la cara alta, sin mostrarle una embestida uniforme, con muchas impurezas. Muletazo a muletazo, Colombo trató de hacer una faena sin lucimiento alguno, ya que el de Miura no se prestaba a ello, con una salida bronca y sin terminar de pasar en la tela. Sin embargo, el venezolano, a base de raza insistió para llevarlo a media altura, robándole así unas embestidas en una faena muy del gusto de las peñas. Culminó con molinetes de rodillas y un estocadón.

Ficha del festejo:

Pamplona. Toros de Miura. Los animales fueron variados en comportamiento, viniéndose a menos, escaseando con sus embestidas en la tela, soseando y faltando chispa. Hubo mucha nobleza en la tela. Manuel Escribano, saludos tras aviso y saludos; Damián Castaño, saludos y saludos; Jesús Enrique Colombo, oreja y dos orejas.

Incidencias: El paseíllo se inició en silencio en la plaza de toros de Pamplona, la banda comenzó a sonar cuando ya se había completado, prácticamente. También guardaron silencio las peñas en señal de protesta en contra de las agresiones sexuales.

 

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