El magisterio de El Cid y un gran toro de Ana Romero emergen en medio de una corrida de hule en Zaragoza

Manuel Jesús «El Cid» cortó una oreja de mucho peso al buen cuarto, y el palco le negó la segunda, por lo que dio dos vueltas al ruedo; Borja Jiménez se fajó ante dos toros muy difíciles y dejó una tarde de compromiso, mientras que Clemente dejó voluntad ante un lote infumable, dejándose vivo al ilidiable sexto.

23 de abril de 2024/ Ángel Estévez/Foto: Silvia Olmedo

Un toro de Núñez del Cuvillo remendaba, este martes, la corrida de Ana Romero en el cierre de la Feria de San Jorge. Hacían el paseíllo Manuel Jesús «El Cid», Borja Jiménez y Clemente.

El Cid abrevia con el marrajo primero de Ana Romero, que cogió en el quite a Borja Jiménez

Sonó el himno nacional tras romperse el paseíllo, con la vuelta de Manuel Jesús Cid «el Cid» tras su reparación, y de Borja Jiménez a la Misericordia, y la presentación del torero francés, Clemente. Y abrió plaza un toro de Ana Romero, de pelo negro y con 510 kilos de peso, herrado con el número 8, y de nombre «Fortuna», siendo aplaudido por si presencia, y al que se sacó a los medios El Cid con oficio, después de que el toro le echara las manos por delante en el saludo con el percal. El toro, nacido en diciembre de 2019, mostró fijeza en el primer puyazo, pero salió despedido del peto en el segundo. Quitó por delantales Borja Jiménez en su turno, sufriendo una voltereta espeluznante, aparentemente sin consecuencias pero con un tremendo palizón. No humillaba nada el de Ana Romero y se quedó debajo del torero en un lance, esperando mucho en banderillas. Tardo, probón y sin humillar el de Ana Romero, se le metió descaradamente por el lado izquierdo a el Cid en el inicio de faena. Se puso el torero a diestras tratando de someter al bronco toro, pero en la segunda tanda de derechazos este dijo que no, quedándose debajo del fajín del matador. Abrevió Manuel yéndose a por el acero. Mucho peligro el del toro, que cazaba moscas por el izquierdo. Dos pinchazos y estocada corta dejó el Cid a un toro que no lo puso fácil a la hora de matar. No acertó el puntillero, que sufrió un tremendo arreón del toro. Finalmente fue atronado el toro. Hubo división de opiniones para el toro y silencio para Manuel Jesús Cid.

Borja Jiménez deja momentos de empaque con el soso segundo de Cuvillo

El segundo fue un colorado de buena presencia y regordío, al que recibió Borja Jiménez con una larga en el tercio y buenas verónicas. Toro acapachado y engatillado de cuerna que no gustó a la parroquia. Galleó Borja Jiménez para llevar al caballo a «Rescoldito» y sus 582 kilos, que se empleó con fijeza en varas. Excelente quite de Borja Jiménez por chicuelinas al de Cuvillo. Se derrumbó el toro en el remate del quite de Clemente, que cabreó al personal. Buen tercio de banderillas de José Luis Barrero antes del brindis al público de Borja Jiménez que empezó su faena en tablas con pases por alto, pero el de Cuvillo estaba escaso de fuerzas y se volvió a derrumbar. No se entiende que el equipo veterinario haya dejado fuera a tres toros de Ana Romero por peso escaso pero reglamentario para enfadar al aficionado. Tenía nobleza el de Cuvillo, pero no transmitía a unos tendidos envueltos en la constante bronca hacía un cabreado espectador. Mientras tanto, Borja Jiménez estaba a lo suyo, sacando lo poquito que tenía el animal, pero que de uno en uno le sacó muletazos de mucho empaque, todo ello por el pitón derecho, ya que a zurdas el toro no se empleaba igual. Se fue parando el toro. Sonó el aviso tras un pinchazo, echándose de manso el toro, dejando una estocada arriba en la segunda entrada. Pitos para el toro de Cuvillo y silencio tras aviso para Borja Jiménez.

Vuelta al ruedo para Clemente en una buena labor a zurdas

Buenas verónicas de Clemente para recibir al tercero de la tarde, un cárdeno claro de capa, algo acapachado de cuerna, que echó las manos por delante pero que se desplazó en el capote del torero francés. Metió los riñones en el peto este «Carrillero» pero perdió las manos, no recibiendo excesivo castigo en la segunda entrada al caballo. Obligó a saludar el respetable a Tomás Úbeda que compartió la ovación con su compañero Ismael González. Tenía clase el de Ana Romero pero sus escasas fuerzas le hacían rebrincarse y no humillar en la muleta de Clemente, que le dió sitio en los medios con la mano derecha. Más en corto y al natural, logró el espada una templada serie de naturales, seguida de otra aún más templada. Sonó la música y siguió el torero francés toreando largo y templado por el pitón izquierdo, cerrando las series con largos pases de pecho. Muy corto se quedaba el por el pitón derecho y volvió a la zurda Clemente para seguir toreando al natural sin que la faena perdiera el nivel. La estocada tendida hizo que el toro se amorcillara, cosa que provocó que tuviera que utilizar el descabello, acertando a la primera. Petición de trofeo no atendida por la presidencia, dando una vuelta al ruedo sin nadie en contra.

El presidente le quita la puerta grande a El Cid tras una gran faena al cuarto de Ana Romero

De buena presencia fue el cuarto, «Marinero» de nombre y con 517 kilos de peso, que se frenó en el capote de Manuel Jesús Cid, sacándolo el espada a los medios donde mostró humillación el toro de Ana Romero. Con celo y fijeza peleó el toro en varas, humillando en las telas. Asumió el peso de la lidia el Cid en primera instancia, dejando claro que las embestidas del toro eran de su agrado, brindando a uno de los alguacilillos en un largo parlamento. Tras sacarse el toro a los medios, se la echó a la izquierda el torero y se vió algún natural de la casa. Mejor fue la segunda serie donde se rompió el torero en una gran tanda. La tanda por el lado derecho fue más enrabietada, volviendo a la zurda con otra excelente y personalísima tanda. Otra sublime con la derecha y con la plaza hirviendo. Faena de categoría de Manuel Jesús Cid, que cerró estoque, con torerísimos adornos. Se guardaba para el final una sensacional serie de naturales que pusieron la plaza en pie. Dejó media estocada trasera, sonando el aviso. La fuerte petición del segundo trofeo no fue atendida por el usía, habiendo gran bronca del pueblo hacia el palco.

Borja Jiménez se faja con el bronco quinto

Tras la bronca al presidente por parte del pueblo, salió al ruedo «Barrabás», un toro cárdeno oscuro con el que dejó dos buenos lances Borja Jiménez. Sin pena ni gloria pasó el tercio de varas sin que el toro acabara de romper ni en el peto ni en las telas. Afloraron en banderillas la escasas fuerzas del toro, que no hacía ilusionarse a los espectadores, mostrando un corto viaje en el inicio de faena de Borja Jiménez. Toro bronco y de corta embestida con el que se fajó el torero sin que aquello terminara de romper, por mucho que el sevillano se empeñara. Tiró de técnica Borja para extraer templados derechazos; muleta plana en la media distancia, y lo fue metiendo en el canasto. Por el izquierdo cazaba moscas el de Ana Romero, y siguió el torero fajándose con el cárdeno animal. Finalmente aquello no levantó ya que el toro se fue orientando. Mató de pinchazo y estocada. Ovación.

Clemente se deja vivo al ilidiable sexto, un mulo imposible

De impresionante trapío fue el sexto, toro de la jota, de nombre «Mariscado», cárdeno claro y con 618 kilos de peso, y que se mostró dormido y distraído en el capote de Clemente. Salió de naja en cuanto sintió el hierro el toro, no dejándose ni siquiera llevar a la jurisdicción del picador a continuación. Luego, en un arreón, tumbó al caballo volviendo a irse al galope lejos de la presa. Trataron los picadores hermanos Sandoval que el toro recibiera el castigo suficiente para que no se cambiara el tercio con el animal crudo, trotando tras él después de cada acometida al caballo. Difícil de banderillear el mulo, saludó Juan José Domínguez tras jugarse el tipo en tres grandes pares de rehiletes. Peligrosísimo el de Ana Romero, distraído y rehuyendo la pelea. Ni un pase tenía el toro y Clemente se fue a por el acero tras quitarle las moscas. Imposible de cuadrar al toro, que se iba de la suerte y pegaba después tremendas acometidas, no sé anduvo Clemente con florituras tratando de enterrar el estoque. Totalmente imposible meter el acero a un toro que no paraba, lo intentó Clemente una y otra vez. Comenzaron a caer los avisos a medida que el toro se iba haciendo el dueño de la situación. Lo más lógico hubiera sido negarse a matar a tan infame animal, porque no tenía el toro ni siquiera la virtud de humillar. Tres avisos y toro al corral.

FICHA DEL FESTEJO

Coso de la Misericordia, Zaragoza. Última de la Feria de San Jorge. Corrida de toros. Media plaza.

Toros de Ana Romero y uno, el segundo, de Núñez del Cuvillo. Peligroso el primero; flojo y soso el remiendo segundo; de gran pitón izquierdo el tercero, justo de fuerzas; de gran clase el cuarto, ovacionado en el arrastre; bronco el quinto; ilidiable el sexto.

Manuel Jesús «El Cid», silencio tras aviso y oreja con dos vueltas al ruedo.

Borja Jiménez, silencio tras aviso y ovación.

Clemente, vuelta al ruedo y ovación tras tres avisos.

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