Joselito Adame impone su jeraraquía indultando un toro de Los Aránguez en San Cristóbal, Venezuela en una tarde triunfal

Destacado juego cuatro de los ejemplares que de Carora se trajo el mencionado hierro, donde brillaron a gran nivel los diestros Joselito Adame y Antonio Suárez, quienes saldrían en hombros. Galdós rayó a gran nivel pero el fallo a espada y el pechar con uno de los toros de menos lucimiento del encierro le hizo salir por su propio pie.

30 de enero de 2025/Ruben Dario Villafraz/Foto: Federico Montes

La tarde no prometía mayor motivo a razón de lo entoldada que se había tornado después de mediodía. Las nubes negras y el frio en los alrededores de la plaza de toros hicieron que muchos al final desistieran subir a Pueblo Nuevo ver la primera de las corridas de feria. Y vaya que se perdieron una tarde interesante, donde cuatro de los seis pupilos de don Jesús Riera se dejaron en los engaños. Unos mejor que otro, destacando la nobleza y entrega del corrido en cuarto lugar, el cual entendió a plenitud el torero hidrocálido Adame. Por su parte Antonio Suárez tendría su mejor tarde de varias que se le han visto, al cuajar a plenitud al noblote primero de su lote, el cual remató de certero volapié para cortar dos orejas unánimes ante el delirio de sus paisanos.

Decíamos la tarde mantuvo su interés desde el comienzo, con el sabroso manojo de verónicas con las que se gustó Joselito Adame al que abrió plaza, llevándole largo y templado para rematar con media en el centro del ruedo… de cartel. Medido en el caballo, para luego lucirle por chicuelinas en el quite, y cumplido el trámite de las banderillas, dispuso Adame una labor pulcra y técnica, llevándole a media altura, en sus terrenos al pastueño y por momentos desangelado ejemplar. Pero poco a poco Joselito le fue metiendo en el engaño y sobando sus embestidas hasta hacerle ver mejor ante los presentes. Los naturales tuvieron mayor eco, por lo largo que le llevaba, rematando detrás de la cintura los mandones muletazos, los que terminaron de colocar la plaza en interés. La certera estocada ligeramente tendida y trasera fue suficiente para que tras doblar el animal se le premiara con una merecida oreja.

Mayor eco tuvo su segundo del lote, precioso dije, el cual de nuevo le recibió por alegres y sabrosas verónicas, ganándole terreno hasta rematarles en los medios. Le veía Adame buen tranco y son a «Amañado» por lo que le tras medido castigo en varas de nuevo le dejaría ver por navarras dejando todo preparado para que en la muleta viéramos la versión más relajada e inspirada de Joselito, quien entendería a la perfección la pastueña y entregada embestida del animal, en series de cinco y seis, con el de pecho, adornadas con entradas por molinetes o trincherillas del mejor repertorio del veterano coleta. Por naturales la cosa tomó ribetes de triunfo grande, lo que hizo que comenzaran a pedírsele un indulto que a primeras estuvo remiso el palco, incluso enviándole un recado presidencial tras perfilarse en varias ocasiones entrar a matar. Pero la embestida del toro nunca perdería emotividad y sobre todo tranco, por uno u otro pitón, para de esta manera lograr convencer a Usía y con ello lograr el anhelado y merecido indulto del animal, el cual llevaría el propio torero hasta la puerta de corrales con celeridad y torería.

El otro triunfador de la tarde lo vino ser el local Antonio Suárez. Tenía el compromiso el medico torero de quitarse el mal sabor de boca de anteriores ocasiones en este y otros ruedos haber dejado ir triunfos de peso por culpa de la espada o por otras razones. Pero esta vez sí, se dieron todos los elementos para cuajar una actuación cumbre, con el desparpajo y naturalidad que le atesora, como si estuviera operando, dejando en la retina de muchos muletazos auténticas pinturas. Para ello tuvo que encontrar las embestidas del noble primero suyo del lote, animal agradecido en los tiempos y pausas, además de meticulosa colocación entre tanda y tandas, siempre a favor de una embestida que había que cuidar de no aburrir ni abusar de las brusquedades. Todo ello un compendió de toreo que solo los buenos y entendidos aficionados pueden apreciar. Las series por la derecha contaron con el aroma del toreo caro, y más lo fueron por naturales, pitón donde reventó un trasteo que para muchos ha quedado en la memoria por lo compacta y bien estructurada. Había que rematar tal obra con un espadazo para despejar los fantasmas del pasado, dejando el acero en todo lo alto para doblar sin puntilla el noble socio de tal labor, y con ello la incontestable concesión de las dos orejas.

El que cerró plaza fue uno de los deslucidos del envio, a los que de nuevo Antonio Suárez supo “recetarle” lo necesario para aprovecharle los resquicios de una embestir áspero y poco agradecido al esfuerzo. Los mejores momentos se vieron en las intermitencias que se prodigó por naturales y algunos por la derecha. De nuevo el espadazo en lo alto valdría para justificar la oreja, que para muchos fue un exceso, para otros el merito de quien por esta última suerte se le habían escapado varios éxitos en esta misma plaza.

Otra actuación a tomar en cuenta fue la del peruano Joaquín Galdós, quien mostró galones para verle en otra oportunidad. Trance con olor a tragedia se vivió con el que hizo segundo, el cual empotró en el burladero al banderillero Fabian Ramírez, tras el fuerte remate de este y dejar en evidencia unas tablas de barrera podridas, afortunadamente siendo más aparatoso de lo que intuimos. Tras tumbo al caballo y breve trance con las banderillas Galdós supo dar con las teclas de la embestida noblota pero poco entregada en humillación, haciendo todo el espada en mención por llegar al tendido, y en especial, luciendo los viajes del toro de cara a la galería. Las series por la zurda reflejaron mando y firmeza del torero limeño, quien no desaprovechó ningún resquicio que ofreció el astado caroreño. Los tres cuartos de ración toricida, traseros y tendidos tras un pinchazo previo, no limitaron la concesión de una oreja.

Ficha: Plaza de Toros Monumental “Hugo Domingo Molina” de San Cristobal. I corrida de la LX Feria de San Sebastián. Con poco más de un cuarto de plaza (aproximadamente unos 3500 espectadores) en tarde fría y entoldada que luego cambio a fresca y nublada, se han lidiado toros de LOS ARÁNGUEZ (Jesús Riera), bien presentados en su conjunto, en el tipo de la casa, nobles en distinto grado, destacando la nobleza del corrido en cuarto lugar, «Amañado» Nº 95 de 435, indultado. Pesos: 440, 430, 435, 435, 440, 447 kilos

JOSELITO ADAME (Azul petróleo y azabache): Oreja y dos orejas simbólicas.

JOAQUÍN GALDÓS (Corinto y oro con cabos blancos): Oreja y silencio tras aviso.

ANTONIO SUÁREZ (Turquesa y oro con cabos negros): Dos orejas y oreja.

Incidencias: Entre las cuadrillas destacaron la buena vara de Rene Quintana al 5º y la certera puntilla de Eliecer Paredes. *** El subalterno tovareño Fabian Ramírez fue empotrado tras el segundo toro rematar en el burladero, recibiendo una fuerte contusión a nivel de la región torácica además de una articulación acromio clavicular derecha además de luxación de tobillo derecho, pendiente de revaloración en las próximas horas a cargo del Dr. Ricardo Benvenutto. *** Presidió festejo el MVZ Álvaro Moros. Duración del festejo: 2h y 43 min. Más trabajado fue su labor frente al quinto, serio ejemplar, al que le falto gas de la entrega y bravura, a pesar de no haberse rajado, todo en los medios, pero sin el eco que emocionara al respetable. Dos viajes con la espada fueron necesarios para enviarle a las mulillas, siendo silenciado tras aviso Galdós.

 

Por la puerta grande junto con el ganadero se fueron Adame y Suárez, y con ellos tambien la satisfacción de haber estado presentes en una tarde entretenida, donde el toro mantuvo la emoción que es el elemento más importante en esta fiesta brava, y para lamento de muchos que menospreciaron el que en el papel era el cartel flojon del abono.

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