Tomás Rufo: “Solamente escuchar ese silencio de la plaza fue algo que a mí me sorprendió”

Rufo salió a ser el dios de la tarde o hundirse en el dolor del hule. Y le salió la primera cara de la moneda que el aire de Madrid balanceó. Nos lo cuenta.

2 de octubre de 2019/Javier Fernández-Caballero / Foto: Luis Sánchez Olmedo

Un siglo después. 99 años y cinco meses habían de pasar para que germinase en Talavera la sangre con la que el Rey de los Toreros regase esa tierra. Un siglo de avatares dorados, plateados, trágicos y gloriosos en la tauromaquia manchega: Domingo, los Lozano, Eugenio, Lorenzo… Rufo. Porque hoy, en el siglo en el que o vas a los leones o no toreas, es un auténtico milagro que salgan sucesos como el de Tomás. Y hacía casi un lustro desde que la maldición no se rompía en esta plaza desde aquel abril en el que un Roca Rey con las carnes abiertas atravesaba el umbral de la Puerta Grande venteña. 

Tomás ha roto la maldición. Ha sido el fruto talaverano de la sangre que Gelves vertió en La Caprichosa. Ha hecho que en el 2019 -en el que la falta de preparación de los jóvenes que salen a debutar en la primera plaza del mundo es el pan diario- Madrid viese a un tío cortar dos orejas y dar tres vueltas al ruedo. Porque salió a ser el dios de la tarde o hundirse en el dolor del hule. Y le salió la primera cara de la moneda que el aire de Madrid balanceó.  

Enhorabuena, torero. 

Fue una tarde bonita que siempre me quedará en el recuerdo.

A ti y a todos los abonados que estaban en la plaza. Casi 17.000 personas presenciaron el cambio generacional de escalafón que ya lleva tu nombre.

Sí, la verdad que fue un día muy bonito. Fue un gran paso en mi carrera.

Y con todos los condicionantes que arropaban la tarde: un lote que ayudó, que tuvo calidad con el hierro de Gallardo, y la entrega total. Se notó desde el quite.

Yo salí a la plaza concienciado de que no era una tarde más en Madrid, la gente ya me conocía y no me podía dejar nada dentro. Empecé haciendo un quite y eso me dio un gran convencimiento para lo que vino toda la tarde.

Los momentos al natural de tu primero fueron realmente mágicos. Cualitativamente hablando, fue lo más importante de toda tu tarde: naturales de trazo largo y mano bajísima…

El novillo se prestó para ello y yo lo entendí.

Antes de la explosión y el éxtasis del quinto, ¿cómo viviste tu primer capítulo?

En los primeros tercios no veía mucho al animal, pero me gusta confiar mucho en los toros hasta el último momento. Yo tenía algo por dentro que me decía que me iba a servir. Al coger la muleta, tracé con la mano izquierda y fue surgiendo todo.

En tu segundo, el brindis ya emocionó a la plaza. La historia personal con Florito es íntima y personal a lo largo de estos años.

Es una persona muy especial para mí. Es muy merecedor de ese brindis. Nos emocionamos mucho ambos.

A partir de ahí, la explosión de toreo y de vida para este escalafón menor. El último en salir a hombros fue un Roca Rey con las carnes abiertas. ¿Cómo recuerdas la explosión de toreo en el quinto que nosotros intentamos escribir y estructurar pero sólo tú puedes contar?

El novillo, en los primeros tercios, vi que iba a servir porque era muy noble. Yo iba pensando en un inicio de toreo relajado, que a mí me llena mucho y llega mucho a Madrid y a todas las plazas. Ese novillo se prestó para ello, para que lo torease relajado, y los doblones en Madrid gustan mucho. El espadazo fue muy bonito y emocionante.

¿Qué pensabas antes de montar la espada?

Solamente escuchar ese silencio de la plaza fue algo que a mí me sorprendió. Estaba montando la muleta, y pensaba que si me tenía que coger, que me cogiese. Gracias a Dios, la espada entró en el sitio y se vio ya la alegría mía, de mi gente y de la plaza entera. Fue algo muy bonito.

Nos sorprendió la gran cantidad de profesionales que estaban a tu lado: Niño de la Taurina, Morenito de Aranda, Miguel Abellán, Miguel Martín… una gran retahíla de profesionales. Niño de la Taurina fue una auténtica revolución como novillero, y de Morenito de Aranda qué decir.

Del maestro Carlos hay poco más que añadir. Ha sido un torero importante y a mí me ha aportado muchas cosas en mi carrera. Morenito de Aranda igual. Es una persona que me ha aportado muchísimo en mi carrera y ha descubierto en mí cosas que ni yo mismo conocía. Es otro gran torero que está en buen momento y le pasarán cosas muy bonitas, estoy seguro.

Hacíamos un símil en nuestra crónica de cómo la zona de Talavera ha dado grandes toreros. La sangre de Gelves que Joselito vertió hace cien años ha germinado ahora, pariendo un torero un siglo más tarde…

Sí, es muy bonito que tus amigos y tu gente estén contigo. En Talavera me conoce todo el mundo y me apoyan. Y Pepino, mi pueblo, que realmente se vuelca conmigo. Se me ponen los pelos de punta. Es muy bonito que toda tu gente se vuelque contigo, que te acompañen en días tan importantes, porque marcan un antes y un después en tu carrera.

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