
19 de marzo de 2025/Patricia Prudencio Muñoz
Roberto Martín Jarocho es el protagonista del Día del Padre en Guarismo del ocho. Es hijo de Eduardo Martin «Jarocho», hermano de Eduardo Martin «Jarochito» y padre de Roberto Martin «Jarocho», a quien acompaña desde sus inicios. Siempre le ha apoyado en su decisión y está convencido de que, aunque el camino sea duro, puede llegar muy lejos. Jarocho ha hablado de las dificultades de la profesión, pero también de los momentos más felices que ha disfrutado junto a su hijo, como el día de la alternativa.
¿Por qué decidiste dedicarte profesionalmente al mundo del toro?
En casa siempre veíamos capotes y muletas, porque mi padre fue novillero. Ya con siete u ocho años empezamos a jugar al toro y mi padre me enseñó a coger los trastos.
Con once o doce años, mi padre ya nos había llevado algún día al campo y yo me di cuenta de que me quería dedicar a esta profesión, porque me gustaba y me llenaba de verdad. En definitiva, fue gracias a mi padre.
Hablemos de tu hijo, ¿Cómo afrontas su decisión de querer ser torero?
La afronté con mucha naturalidad, porque vi que era algo que le nacía, que era cosa suya. Esto es una profesión vocacional. Yo no le había llevado al campo, ni le había dicho de coger un capote o una muleta. Sin embargo, él había descubierto que esta profesión tenía valores muy positivos y lo disfrutaba. Entonces, para un padre lo más importante es ver a un hijo realizado y, sobre todo, ver que está disfrutando con lo que hace. Le he ayudado desde sus inicios
Se apuntó a la Escuela Taurina de Salamanca y lo único que le dije era cómo es la realidad de la profesión, es muy dura y hay que tomársela muy en serio. Hay que vivir para la profesión y lo que uno es capaz de dar al toro, el toro te lo puede dar.
Esos valores los tiene y estoy contento de que poquito a poco vaya avanzando en la profesión.
Has podido vivir dos épocas de la Tauromaquia ¿Notas muchas diferencias entre vuestros inicios en la profesión?
He podido vivir dos épocas y veo que en esta, las Escuelas Taurinas hacen una gran labor, gracias a ellas los toreros se pueden formar, pueden ir toreando en muchas novilladas sin picadores y con caballos. También participan en los certámenes, aunque no es fácil. Antes tampoco lo era, pero veo que sí que ha cambiado un poco. En mi época, cuando un novillero o un matador de toros cogía mucha fuerza se le abrían las puertas. Sin embargo, ahora veo que hay demasiados intereses creados y todo se pone mucho más cuesta arriba.
El toreo nunca ha sido fácil y creo que cuando uno tiene cosas que decir, tarde o temprano, todo llega.
Desde tu perspectiva como profesional ¿Cómo estás viendo su evolución?
Desde la perspectiva de profesional, la estoy viviendo con muchísima pasión, desde el primer día que me dijo que quería ser torero. Le estoy ayudando en todo momento, porque veo que se esfuerza, se sacrifica y que vive para la profesión.
Han pasado ya cinco años desde que empezó y ha ido creciendo poquito a poco, avanzando en esa lucha, queriendo llegar donde nos hemos marcado. Sabemos que es muy difícil, pero nos mantenemos en la lucha y por eso lo vivimos con pasión.
¿Cómo viviste el día de su alternativa?
El día de la alternativa fue precioso, toda la familia lo vivimos con muchísima ilusión. Era un sueño, el sueño de Roberto, poder convertirse en matador de toros.
Al principio sí que hubo muchos factores de preocupación, porque estuvo a punto de suspenderse la corrida. Además, el padrino de alternativa, que era Cayetano se puso malo y el cartel quedó en un mano a mano con Daniel Luque.
Al final, todo salió bien, cortó tres orejas y dejó momentos preciosos en Palencia. Creo que es de esos días que siempre vamos a recordar.
¿Cómo es esa relación padre e hijo cuando estáis en el ruedo?
La relación de padre e hijo en la plaza es de profesionales, yo le exijo para que pueda ir alcanzando sus metas. Desde el primer momento le he dicho la verdad, que esta es una profesión muy dura, que no se puede engañar.
Cuando me pongo el vestido de torear y toreamos juntos es una relación entre dos profesionales.
¿Qué tardes guardas en el recuerdo con especial cariño?
La tarde que guardo con muchísimo cariño es la tarde de Madrid. Fue la tarde en la que hacía su presentación en Las Ventas y tuvo la suerte de estar a gusto con ese último novillo, pudiendo cortarle las dos orejas. Fue una tarde que todos guardamos con muchísimo cariño.
¿Cómo le ves en el largo plazo?
Veo que es un torero con muchísima disciplina que está buscando un concepto muy clásico, un concepto que llena muchísimo, sobre todo al aficionado. Sé que tarde o temprano llegará su momento, porque cuando uno vive para la profesión y le dedica tanto tiempo a los entrenamientos, aunque no se lo pongan fácil, su momento llegará.
¿Qué mensaje le mandarías?
Le diría que siga por el mismo camino, él cree mucho en sus condiciones. Nadie le ha regalado nada, todo lo que ha ido toreando ha sido gracias a su esfuerzo y a sus triunfos. Por ese camino creo que puede llegar muy lejos, aunque también sé que es muy difícil ese camino e insisto en que nadie le ha regalado ni le va a regalar nada. Se lo va a tener ganar con su esfuerzo y su disciplina.